El Ministerio de Seguridad supo desde la asunción de Mauricio Macri dónde estaba el prófugo Ibar Pérez Corradi, pero demoró seis meses en detenerlo. El dato clave fue aportado por un vecino de Ciudad del Este, quien le informaba al fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, que se lo cruzaba a menudo por las calles.

Pérez Corradi fue detenido en la madrugada del 19 de junio de 2016 y presentado como el hombre que iba a incriminar al anterior gobierno con el narcotráfico y el triple crimen. La jueza María Servini le dictó la falta de mérito por el hecho de General Rodríguez y fue condenado en diciembre pasado por contrabando de efedrina. Nunca incriminó a exfuncionarios y hoy pasa sus días aislado en una celda de Gendarmería.

El informante de Bidone aportó los primeros datos sobre Pérez Corradi en agosto de 2015. LA AFI, por entonces a cargo de Oscar Parrilli –final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner– envió a dos agentes de contrainteligencia para la búsqueda. No lo capturaron y por eso fueron denunciados por presunto encubrimiento. El fiscal Guillermo Marijuan incluso pidió la detención de Parrilli. Finalmente, el juez Ariel Lijo sobreseyó al último jefe de los espías del kirchnerismo.

La información sobre Pérez Corradi fue entregada al nuevo gobierno. Entre diciembre de 2015 y junio de 2016, cuando finalmente fue capturado, hubo un frenético intercambio de mails entre Bidone y el informante, quien sólo aspiraba a cobrar la recompensa que ofreció el Ministerio de Seguridad. Tiempo mantendrá en reserva la identidad, pese a que fue revelada en el programa La Cornisa, de Luis Majul, con Daniel Santoro y Graciela Ocaña como invitados. Ello motivó demandas que tramitan en la justicia en lo Civil y Comercial Federal por cinco millones de pesos.

El informante se contactó en agosto de 2015 con la «División Búsqueda de Personas Desaparecidas» del Ministerio de Seguridad bonaerense. De allí lo derivaron a la Fiscalía de Bidone. El fiscal prefirió no utilizar la cuenta de email oficial sino una apócrifa, <[email protected]>, con un sugestivo password: «miriamlaconspiradora». «Yo ya les dije y les marqué en un mapa de Google Maps las ubicaciones exactas de los lugares. (…) Con respecto a la fisonomía es exactamente igual a casi todas las fotos. A veces se deja el pelo un poco largo (un poco no como en las fotos) y se pone gomina o gel», explicó en el primer mail.

En diciembre de 2015, apenas asumido, el gobierno de Cambiemos ya tenía esa información. En uno de los mails el informante reconoce haberse comunicado con el Ministerio de Seguridad que, por otra parte, también recibía reportes de Bidone. Estaba inquieto por la triple fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci, condenados por el triple crimen de General Rodríguez. El 27 de diciembre de 2015, le escribió a Bidone: «Qué paso con lo que me dijo el mes pasado?, no pasó nada y ahora me desayuné con la noticia que a los otros tres se les abrieron las puertas y están a plena libertad. Si veo a los otros tres por acá que es muy posible (muy) no pienso hacer nada ni decírselo a nadie. No pienso meterme más con esta red de corrupción. Ahora el dinero de éste que sí está acá (100%) y me puso en peligro a mí y a los míos, ese dinero lo necesito cuanto antes».

El 29 de diciembre Bidone respondió: «Ud. se siente estafado, imagínese yo que puse mi vida en peligro en esta causa para que otros corruptos les abran las puertas. Si no ha tenido noticias mías fue porque aún no he hallado a nadie de confianza para que vaya a buscar a este sujeto».

El 6 de enero de 2016 el informante reportó que Pérez Corradi cambiaba de domicilio con frecuencia pero siempre dentro de Ciudad del Este. «No tiene forma de fallar y sería famoso en Argentina como el único fiscal que acabó con esto. Chequéelo Ud. mismo. Venga, yo lo recibo, yo le enseño cómo es el lugar. Va a entender de qué le hablo», señaló.

Esa información también llegó al Ministerio de Seguridad, pero entonces la ministra Patricia Bullrich hablaba con el abogado de Pérez Corradi, Carlos Broitman. ¿Por qué, con el dato preciso de su paradero, en lugar de ir a buscarlo negociaba su entrega?

El 23 de enero apareció en escena Ocaña. El informante advirtió a Bidone que había trascendido su declaración judicial más no su nombre. Estaba preocupado por la eventual filtración de su identidad y le adjuntaba un artículo periodístico. «Otra mentira en esta nota que dice que en teoría me junté con esa tal Ocaña que dice que recibió mi visita (…) qué es eso doctor? Yo no hablé con esa tal Ocaña ni sabía quién era hasta ahora, qué onda? Ahora capaz me usen a mí para algo político. Yo no quiero nada de eso, quiero que se capture a ese tipo y mi plata, que me corresponde. Por favor, dígame que es lo que pasa?».

Pasaba que Ocaña, con información que tenían Bullrich, la Policía Federal y la AFI, había denunciado a Parrilli por encubrimiento y la noticia estallaba en la prensa. El informante lo comprendió rápidamente. Ese mismo día le mandó otro mail a Bidone: «Ah, ya entendí, esto es como un rompecabezas para mí. Entonces esta tal Ocaña es opositora a Kirchner y quiere hacer denuncias, como esa otra Carrió. El tema es que me usa a mí y yo no soy opositor ni kirchnerista, soy alguien que denunció a un prófugo. (…) Lo único que veo es gente que se odia con otra y que no hace nada. Quiero terminar con esto».

El día de la detención de Pérez Corradi, el informante le escribió a Bidone: «Ahí lo agarraron al tipo. Quiero saber con quién hablo por el tema del dinero». La respuesta fue:  «lo voy a informar al Juzgado Federal y a la Policía Federal. Y a la Ministra de Seguridad». La recompensa jamás se pagó. «