El nuevo film de Roman Polanski, D’aprés une histoire vraie, iluminó la undécima y penúltima jornada del 70º Festival de Cannes en la que decepcionó el último candidato del concurso, You Were Never Really Here de la escocesa Lynne Ramsay. 

Polanski, que cumplirá 84 años el próximo 18 de agosto, retoma temática y ambientación de sus obras mayores con una obrita que, aún menor, satisfará plenamente a su público, mientras Ramsay, multipremiada en Cannes, da un paso atrás con respecto a sus tres películas anteriores. 

Inspirado en una novela del mismo nombre de Delphine de Vigan, publicada en 2015, y adaptada por él mismo en colaboración con el cineasta francés Olivier Assayas, Polanski vuelve a su mejor inspiración, aquella que lo proclamaron como el maestro de la inquietud y de la inseguridad con films como El bebé de Rosemary y El inquilino, urdiendo una trama protagonizada por una escritora en crisis de inspiración que vuelve a encontrarla gracias a la ayuda involuntaria de una admiradora que en realidad quiere suplantar su personalidad, apoderándose de su mail y de su celular. 

Emmanuelle Seigner, que había hecho toda una creación de su personaje de La Venus en visón, el film anterior de su marido Polanski, presentado en concurso en Cannes en 2013, tiene aquí menor oportunidad de lucimiento, en provecho de la co protagonista Eva Green, descubierta por Bernardo Bertolucci en 2003 con Los soñadores, y que aquí es un efectivo ángel maligno y se roba prácticamente la película. 

Polanski, 84 años el próximo 18 de agosto, reencuentra al polaco Pawel Edelman, su fotógrafo de El pianista, el film que le regaló la Palma de oro en Cannes en 2002 y el Oscar al mejor director al año siguiente, y al compositor Alexandre Desplat que con pocas notas al piano anuncia ominosamente la llegada de la co protagonista y confecciona un producto placentero hecho por un viejo león con las garras un poco limadas. 

Ramsay, 48 años cumplidos el pasado 5 de diciembre, es una mimada del Festival de Cannes que le atribuyó sendos premios del jurado a dos cortos de 1996 y 1998, Small Deaths y Gasman, una mención especial en la reseña paralela oficial “Una cierta mirada” en 1999 por Ratcatcher y el Premio de la Juventud por Morvern Callar en 2002. 

Esta es la segunda vez que es invitada al concurso, después de We Need to Talk About Kevin, en 2011, con un film inspirado en una novela de Jonathan Ames que habla de un asesino a sueldo encargado de recuperar a la hija de 13 años de un senador corrupto, secuestrada por la mafia en represalia por la intención del hombre de abandonar los negocios para candidatearse como gobernador. 

Lo que parecía una tarea fácil para un ex soldado del ejército, acostumbrado a resolver con la máxima violencia los encargos que recibe, se revelará un poco más complicada cuando la mafia le hará el vacío en torno suyo, matando a todos sus contactos y a su adorada y anciana madre. 

Joaquim Phoenix, transformado por la dirección en una suerte de armario con muchos kilos de más, hace lo que puede tratando de imitar a un Robert De Niro en Taxi Driver, un film del que el cuarto largometraje de Ramsay parece haberse inspirado. 

La única diferencia estriba en que la directora escocesa ha decido no hacer explícita la violencia, ocultándola pudorosamente detrás de paredes o fuera de foco o fuera de campo y con eso perdiendo probablemente a una parte del público juvenil que es el más adecuado para este tipo de películas. 

La platea se dividió en un 70 por ciento de silbidos y 30 de aplausos pero esto no debería hacer mella en el juicio del jurado que, presidido por Pedro Almodóvar, anunciará el domingo los premios de esta 70ª. edición del festival que sigue siendo el más glamoroso del mundo.