El patrullaje de «zonas calientes» y el uso del mapa de delitos para organizar los operativos se hacen desde los años ’90. Un mapa del delito se construye con distintas fuentes de información aportada por la policía, las denuncias o los datos de participación ciudadana. Pero hay que diferenciar entre el uso del mapa del delito, que delimita las zonas a patrullar, y la saturación policial, que es la concentración de muchos recursos en un punto geográfico determinado. Ambas se intensificaron durante lo actuales gobiernos nacional y bonaerense. Entonces la pregunta es: ¿qué diferencia este «Policiamiento predictivo» de la multitud de operativos que se vienen haciendo?

El debate y la tensión entre la prevención situacional y la prevención social empezó en los ’90. El primero apunta a disminuir las oportunidades del delincuente de cometer un delito callejero, pero deja de lado las causas que provocan la comisión del delito. De eso se ocupa la prevención social. 

En la Argentina nunca hubo una evaluación del impacto real en el delito de estas prácticas de saturación. Las únicas evaluaciones que se hicieron son de EE UU y muestran que las estrategias de «puntos calientes» tienen un impacto bastante moderado en las cifras de delitos. No alcanza con poner policías en las «zonas calientes», hay que entender qué variables existen para luego intentar intervenirlas. 

La saturación policial aumenta la posibilidad de interacción entre policías y jóvenes pobres, lo que produce conflictividad, dado que estos mecanismos no van acompañados de ningún control. Es decir, cuando las autoridades planifican estos tipos de operativos, se producen mayores posibilidades de abuso policial.  «

* Coordinador del equipo de Seguridad Democrática y Violencia Institucional