La inestabilidad cambiaria y el escenario de incertidumbre que emergió de las elecciones primarias ya está haciendo mella en la economía real. Por eso empezaron a conocerse algunas correcciones hacia la baja de las previsiones sobre el nivel de actividad para lo que queda del año.

Por caso, la consultora Ecolatina advirtió que el PBI podría caer hasta un 2% este año. Es la segunda rectificación que realiza en los últimos meses. Su diagnóstico original indicaba una baja de 1,4% y tras la devaluación de marzo pasó a ser de 1,7%.

El informe describe una situación de aceleración de la inflación y de reducción del poder adquisitivo de los asalariados, que no cambiará ni siquiera con las renegociaciones paritarias pendientes. “Este escenario errático, volátil y tenso producto de un riesgo de default latente se extenderá, por lo menos, hasta que asuma el próximo presidente electo. Lamentablemente, la situación no mejorará significativamente luego del 10 de diciembre: el fantasma no se alejará rápido”, agrega.

“En este marco, si anteriormente el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central proyectaba una caída del PBI de 1,5% para este año, podemos decir que la misma tendrá un piso de 2% luego de los recientes movimientos. En igual sentido, la inflación, que se estimaba cerrando el año en la zona del 40%, no será menor a la del año pasado (47,6%)”, continúa.

El dato no será irrelevante para el gobierno, que tiene que cubrir el costo del paquete que anunció a mediados de mes y que mezcla rebajas impositivas con pagos extra a empleados estatales y beneficiarios de planes sociales. El monto oscila en los $ 50 mil millones y la manera de cubrir ese bache preocupa al Fondo Monetario Internacional, que exige mantener el equilibrio fiscal para asegurar los pagos a los acreedores de la deuda pública. El gobierno cree que la mayor inflación que sobrevendrá por la nueva disparada del dólar lo ayudará a tapar ese agujero. Pero si la actividad cae más de lo previsto, la recaudación difícilmente pueda reponerse.