El miércoles se reunirá nuevamente la Mesa del Diálogo por la Producción y el Trabajo de la que participan los representantes de las cámaras empresarias, el gobierno y el triunvirato de la CGT.

A pesar de ser una de las principales preocupaciones de los trabajadores, la actualización salarial vía reapertura de las paritarias no forma parte de la agenda ya que fue retirada del pliego de reclamos por la conducción de la CGT. Es poco probable, además, que el debate del bono se cuele en esa mesa puesto que todas las partes manifestaron que lo acordado tenían un carácter indicativo e implicaba llevar esas negociaciones a escala de cada sector.

Así las cosas, para los asalariados, el balance de un año de gobierno de Macri es el peor desde el año 2002, superando incluso el año 2014 que, devaluación mediante e inflación del 36%, implicó una pérdida del poder adquisitivo del orden del 5 por ciento. El retroceso en la capacidad de compra del salario este año, según estimaciones oficiales, sindicales y de consultoras privadas, oscilará entre un 6,5% y un 12% dependiendo del sector y de lo que vaya a ocurrir con la inflación en los próximos meses.

Por ejemplo, el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT asegura que la pérdida del poder adquisitivo del salario llegó al 11,5% promedio, sobre la base de una inflación mensual en octubre que estimaron en un 1,8% y que llevó el acumulado anual hasta un 43,48 por ciento. Nótese que la inflación de octubre del Observatorio es inferior a la que difundió el Indec, del 2,4 por ciento.

Según otro estudio de origen sindical, el del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) de la UMET (Suterh), la inflación de octubre llegó al 2,8% y la interanual trepó hasta un 42,6 por ciento.

A partir de los últimos datos disponibles del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) relativos al mes de septiembre, el salario promedio de los trabajadores registrados creció en forma interanual un 34,2% al pasar de $ 15.626 en septiembre de 2015 a $ 20.218 en el mismo mes de 2016. El dato cobra una nueva dimensión si se mide la diferencia a escala de la masa salarial (lo que efectivamente desembolsaron las patronales) que se incrementó menos, un 32,6 por ciento. Ese diferencial surge a partir de los 126 mil puestos de trabajo registrados que se perdieron.

Según Luis Campos, director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, «la caída del salario real fue el dato saliente del mercado de trabajo, a mediados de año superó el 10% y llegó hasta el 13% en el sector público. En los últimos meses ha recuperado un poco, pero siempre por detrás de los años anteriores. En perspectiva histórica es el peor año desde 2002, cuando se perdió más de un 20 por ciento. Este año los salarios ya están jugados. Por lo que pasó en octubre, lo más probable es que se supere el año 2014 cuando, producto de la devaluación y una inflación del 36 por ciento, se perdió cerca de un 5 por ciento de salario», explicó.

Para Hernán Letcher, economista del CEPA, «se está cumpliendo la premisa que planteó Prat-Gay a principios del año, cuando dijo que si los sindicalistas iban por salario perderían por el lado de los puestos de trabajo. Hay una caída del poder adquisitivo del 8% si se toma el SIPA, pero si se incluyen los trabajadores no registrados puede llegar al 15 por ciento. Estimamos, además, una pérdida neta de 180 mil puestos de trabajo y bruta de 210 mil. De todas formas la pérdida del poder adquisitivo es menor a la que se proponía el gobierno, que quería aumentos salariales de entre un 20 y un 25 por ciento.»

Según Campos las perspectivas para 2017 no son buenas: «El gobierno quiere jugar fuerte con las metas de inflación y por eso fijaron una pauta del 17 por ciento. Si logran imponerla, no se va a recuperar la pérdida.» Letcher señaló que «el gobierno quiere un techo del 17%, pero la encuesta de expectativas del BCRA estima una inflación de entre el 20 y el 22%». «