El lunes pasado, el presidente Mauricio Macri y su Gabinete celebraron el actual momento de las exportaciones de carne argentina, un negocio que en el primer cuatrimestre del año les aseguró U$S 395 millones a los exportadores solamente en concepto de envíos a China, nada menos que un 87% más que lo que ganaron en igual tramo de 2018.

La contracara del fenómeno es que el consumidor local sufrió entre enero y abril aumentos de precios del 28,5% según el IPC que publica el Indec, que complicaron el ya de por sí enclenque poder adquisitivo de sus ingresos.

El consumo tocó un piso histórico en marzo y la perspectiva de los entendidos es que la relación actual entre exportaciones y mercado interno seguirá siendo desfavorable para la dieta de las familias argentinas en los meses que vienen.

Las exportaciones seguirán ascendentes con la ayuda de la demanda china y el precio local del producto se mantendrá en niveles altos. Esto en un cuadro de caída d ela producción: en el primer cuatrimestre de 2019 fue un 4,8% menor a la del mismo período de 2018.

Según los datos oficiales, en 2018 las empresas que exportan despacharon 556.602 toneladas de carne vacuna, un 77,8% más que las 313.105 toneladas que vendieron un año antes. El dato implica, a su vez, una duplicación del negocio que se registró entre 2016 y 2017.

Pero las exportaciones se aceleran. En los primeros cuatro meses de este año, la cantidad de carne exportada ascendió a 204.986 toneladas, un 39,5% más que en el mismo período de 2018. Los envíos a China se duplicaron en un año y representaron un negocio de 395 millones de dólares, según informes del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC).

En la vereda de enfrente, el consumidor pagó el asado con  aumentos superiores al 22%; la bola de lomo con subas superiores al 25%; y la cuadrada con remarcaciones del 26%, según datos disponibles en el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) elaborados con información del Indec.

En este escenario, el «alivio» a los precios pergeñado por el gobierno, y que consiste en la venta de cuatro cortes de carne a precios más bajos, es una gota de agua en el mar porque equivale a apenas un 0,25% de la carne que se consume en el país.


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(Foto: Eduardo Sarapura)


Brindis

La carrera electoral se presenta difícil para las aspiraciones reeleccionistas de Macri y su equipo, sin embargo, a pesar del cuadro descripto, el presidente se puso al frente de los festejos con el empresariado sectorial, igual que su secretario de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere.

El presidente y su funcionario encabezaron el lunes la llamada Mesa de Competitividad de la Carne con loas al avance exportador. El foco estuvo puesto allí, en ese negocio. Etchevehere llamó concretamente a «cuidar entre todos los actores, tanto públicos como privados, la confianza que se está generando en el comercio internacional».

Pero de las góndolas locales se dijo poco y nada. Las autoridades aconsejaron cuidar el abastecimiento para no afectar los precios y el consumo. «Pero sin profundizar», según relató a Tiempo un empresario que participó del encuentro.

Pudo ser un olvido o una desprolijidad típica de los tiempos agitados pero el viernes, de visita en Corrientes, el secretario y expresidente de la Sociedad Rural (SRA) Etchevehere renovó el saludo al boom exportador y agregó que «esto posibilita la reapertura de frigoríficos, y la oportunidad de que nuevas plantas puedan comenzar a exportar sus productos».

Aunque levemente, el tema estuvo en la mesa cárnica. El propio gobierno lo deslizó con cierta timidez quizás para no contaminar el clima festivo. Es un asunto sensible en el año de las elecciones. El primer mandatario sigue sin romper el límite de aceptación de su núcleo duro y el precio de este alimento clave para la dieta argentina está entre los factores que anclan su imagen y complican su futuro político.

La estadística de consumo tuvo un sendero descendente en el arranque del año. En marzo se registró el segundo número más bajo de la historia, 48,3 kilos por persona, de acuerdo al dato del IPCVA. En abril, según la Cámara de la Industria y Comercio de la Carne (CICCRA) el promedio llegó a los 52 kilos, pero los especialistas remarcan que el número está lejos de los niveles históricos y que la tendencia del mercado tiende a fijar el techo en ese nivel.

Además, la competencia que la exportación comienza a ejercer sobre el mercado interno implica que los precios no van a bajar. Y, se sabe, la carne pesa en la conformación del índice de inflación. Por caso, la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires le asigna a la carne y sus derivados un peso del 4,4 por ciento en la estructura del índice de precios al consumidor.

Cielorraso

Está demás explicar la afinidad del paladar autóctono con la carne de vaca. Los mejores registros de la historia marcan un promedio de consumo superior a 90 kilos anuales por persona pero la crisis impactó la demanda interna tanto de los sectores bajos como de los segmentos medios.

En marzo una encuesta del Centro de Economía Política (CEPA) y de Proyección Ciudadana arrojó que el 67% de las personas de condición socioeconómica baja reconoció haber disminuido su consumo. En el nivel socioeconómico alto el porcentaje fue del 54 por ciento.

El coordinador del Programa de Carnes y Fribras Animales del INTA, Aníbal Pordomingo, puso la retracción del consumo en sintonía con el factor exportaciones y definió que los aumentos locales «llegaron para quedarse».

Pordomingo también explicó que hay una mayor aceptación de las carnes sustitutas como la de cerdo, pollo o pescado, que crecieron especialmente entre los jóvenes. En pocas palabras, el nivel de proteína animal se mantiene e incluso la demanda de carne vacuna podría recuperar terreno. Sin embargo, el especialista del INTA cree que en el mejor de los casos no superará el techo de los 60 kilos, un nivel muy bajo en términos históricos.

No obstante, con el pronóstico exportador en ciernes, la posibilidad de que la carne de vaca reponga su puesto en el consumo local parece utópica. El negocio de venderle la carne al mundo «seguirá traccionando el precio local y condicionando los niveles de consumo», anticipó la fuente.

«El precio interno de la carne a los consumidores bajaría si se enfrían las exportaciones. En el estado actual el consumidor no está dispuesto a pagar los precios de mostrador pero la demanda de China es muy importante y todo indica que va a seguir arrastrando los pisos del precio», agregó Pordomingo.

El mercado se defiende

Fuentes del IPCVA plantearon que la relación entre el consumo interno y las exportaciones sigue en línea con lo que muestra la historia. El promedio tradicional, según los voceros consultados, es del 80% para consumo interno y el 20% para los mercados del mundo. Pero, si bien «el stock ganadero argentino está igual y hay un crecimiento social vegetativo que implica que el consumo es cada vez más alto respecto a ese stock», los datos confirman la recuperación de las exportaciones y el peso que tienen a la hora de la definición de los precios locales.

Pero la irrupción de China, cuya producción cárnica está severamente afectada por la llamada “fiebre porcina africana”, entre los mercados compradores terminó de asfaltar el camino que conduce al gran negocio de los ganaderos y exportadores.

Con más de 1300 millones de habitantes, el país asiático es una mina de oro para cualquier negociante. La novedad es que el gigante asiático informó que aumentará sus compras de carne vacuna para paliar su crisis de oferta. La enfermedad porcina producirá una caída de la producción del 5% y de 51,4 millones de toneladas que faltarán en las góndolas de los comercios de ese país. Y el problema se podría duplicar en el futuro.

La carne vacuna compensará apenas un 20% del consumo chino pero aun así se calcula que las importaciones chinas de ese producto crecerán a 2 millones de toneladas.

El panorama tiene a los ganaderos locales frotándose las manos. Un informe del portal especializado Agrofy News explica que China fue el principal destino para la carne vacuna argentina ya en el primer cuatrimestre de 2019, antes del «efecto fiebre porcina», con 93 mil toneladas aproximadamente, muy lejos del segundo, Chile, que compró 9400 toneladas. Los asiáticos también fueron el primer mercado en términos de divisas con un 56,7% del total logrado por esas exportaciones.

¿Y el mercado interno? La fuente del IPCVA aseguró que «por ahora» el consumo local estará a salvo. «China compra cortes que no tienen demanda local. Son recortes y desperdicios que salen de la faena de animales viejos. Si más adelante amplían el tipo de consumo es posible que se sienta en el país pero por ahora no», explicó.

De todos modos, la proyección de la industria es que las exportaciones a China crecerán en 2019 un 10 o 12% comparado con 2018 en el marco de un objetivo de 600 mil toneladas totales exportadas a todo el mundo.

Siempre que subió quedó

Un factor a destacar es que el cliente asiático también demandará carne de cerdo, algo que podría afectar el equilibrio que se logró con las carnes sustitutas ya que además los precios de esas producciones son hoy comparativamente más baratas que la carne roja. En los últimos años, el consumo de cerdo creció en el país de 5 kilos a 14 kilos anuales por habitante  y generó un mercado creciente.

Ahora bien, los que conocen el paño señalan que la producción china de carne se va a recuperar en un plazo de pocos años. Los argentinos difícilmente puedan esperar una baja de los niveles que alcancen los precios mientras dure la quimera exportadora. «La dinámica de los precios en alza llegó para quedarse», concluyó el hombre del INTA. «

STOCK

La Argentina contaba a marzo último con 53,9 millones de cabezas de ganado. La cifra es un 5% superior al promedio de 2013-2018.