«Llegan jinetes del apocalipsis y en el baúl Judas se hace el gil / ¿será que sueñan una cruz nuclear? / y en las catacumbas tiembla América». Este párrafo pertenece a la canción «Los intocables» contenida en Floteur, el nuevo trabajo discográfico de Canturbe. Llamativamente, este tema fue compuesto hace varios años, aunque, por su vigencia podría pensarse que es reciente.

La oscuridad es tan solo uno de los vértices poéticos que Jorge Garacotche, guitarrista, principal compositor y cantante del grupo, le imprime a este nuevo álbum del grupo que lidera, cuya formación se completa con Gabriel Herrera en teclados, voz y coros, Daniel González en bajo, percusión y coros y César Carreras en batería y coros. En la grabación participaron además varios músicos invitados, entre los que se cuentan Diego Souto en stick, Jorge Senno en steel guitar, Alvar Llusá-Damiani en violín y Nicolás Hashimoto en shamisen.

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Canturbe nació en 1978 y desde entonces lleva publicados diez discos. Garacotche consigue una síntesis entre el rock progresivo y sinfónico y el espíritu decididamente urbano que domina el sonido de la banda. En su música es posible reconocer diversas influencias: Luis Alberto Spinetta, Charly García y Litto Nebbia. No por casualidad, estos dos últimos participan como músicos invitados en dos de los discos de la banda: «El vuelo de los olvidados» (1980) y «En venta» (1990). En Canturbe es una costumbre arraigada sumar invitados a su producción discográfica. Así lo prueba la participación de Rubén Rada y Norberto Minichilo («Bonpland»-1983), Ernesto Snajer («Clandestino»-1985), María José Cantilo («En venta»), Liliana Herrero y Guillermo Cides («Sociedad secreta de melancólicos»-2008) o Walter Malosetti («Tangos en espera»-2011).

La nueva placa está dominada por un sonido más cercano al rock sinfónico que en trabajos anteriores. Esto se evidencia desde el comienzo, con el tema instrumental «Los jinetes del Apocalipsis viajan en subte», en el que tanto el uso de las guitarras como de los teclados remite de manera plena a este género.

De todos modos, la atmósfera urbana está presente en la sonoridad de todos los temas.  Se la advierte más claramente en el nocturno clima de «En bajón», en que el teclado emula el sonido de un bandoneón.

«Autres yeux» de Herrera se ciñe más al género progresivo, con una base poderosa  y un desarrollo melódico a cargo de la guitarra eléctrica y los densos teclados.

«Nostos», que precede a “Los intocables” con su clima oscuro cargado de ironía, es una canción con una letra breve en la que tanto la melodía como las armonías vocales poseen inequívocas influencias «nebbieras».

Una guitarra acústica acompañada por las apariciones del piano y los teclados que simulan densas capas de cuerdas enmarca a la delicada «La mar…» de Garacotche y Herrera, y contrasta con el dinámico pulso rítmico y por momentos casi tribal de «Jíbaros».

La calma se apodera de «A la orilla del tiempo» aunque a poco de comenzar es alterada por varios cambios de dinámica y sonoridades dominados por el piano y los teclados.

Los bandoneones de Lucas de Carlo y Santiago Faryna remarcan la impronta ciudadana de manera plena en «Me vas a ver», tema en el que se lucen las voces de Eva Fiori y Marcela Torresi, y que antecede a «Una canción detrás», con su letra sentidamente melancólica.

«Informe sobre ciegos», la cambiante pieza que cierra el disco, es una perfecta síntesis de la cualidad que respira «Floteur» en las once canciones que lo conforman: sonido progresivo con coloraturas urbanas, arreglos minuciosos y de gran riqueza armónica y tímbrica, con una base rítmica sólida, precisas intervenciones de las guitarras y los teclados, y una poesía que refleja el ritmo de la ciudad en la que conviven vértigo, angustia, psicosis y, también, espacios para la esperanza.