La investigación del salvaje crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, cometido en plena vía pública ante la mirada de múltiples testigos y captado en al menos dos videos de teléfonos celulares y presumiblemente por un par de cámaras de seguridad que se sumarán como prueba a la causa, arroja hasta aquí unas cuantas certezas.

Según el fiscal general de Dolores, Diego Escoda, la intención de los diez rugbiers de Zárate que atacaron a Fernando fue «claramente darle muerte». De los testimonios de los amigos de la víctima surge que hubo un encontronazo entre Fernando y los acusados dentro de la discoteca Le Brique, la madrugada del sábado 18 de enero, mientras en el lugar se presentaba el cantante de trap Neo Pistea. Todos coinciden en que la asistencia superaba la capacidad del boliche y que los empujones en la pista eran inevitables.

Un compañero de colegio de Fernando, y que veraneaba con él, declaró que el ataque comenzó adentro, con invitaciones a pelear, y que salió cuando supo que a su amigo lo habían echado del local. Una cámara de seguridad de Le Brique muestra cómo los patovicas sacan a la calle a Fernando, ya con su camisa rota, por la puerta principal. El grupo de rugbiers fue expulsado pero por la cocina. La reconstrucción de esos momentos apunta a una emboscada: los imputados salieron a buscar a Báez Sosa, y lo hallaron de inmediato, comiendo un helado sin imaginar lo que le esperaba. Si se acredita esa premeditación, podría habilitar al fiscal a pedir la pena de prisión perpetua por homicidio agravado por premeditación de dos o más personas. Otro dato que potencia el agravante, además de la alevosía y la diferencia numérica, es que todos estaban lúcidos cuando se los detuvo, y no bajo los efectos de alcohol o drogas.

Otro elemento de prueba que reforzaría la hipótesis de la premeditación, y que además agrega al ataque componentes discriminatorios, son las frases que profirieron los atacantes, de acuerdo a los testigos: «A ver si nos volvés a pegar, negro de mierda» y «te vamos a matar», entre otras.

Respecto de la autoría del crimen, la fiscal Verónica Zamboni, titular de la UFI 6 de Villa Gesell, imputó inicialmente a Máximo Thomsen (de 20 años, hijo de la secretaria de Obras Públicas de Zárate, cuya renuncia se conoció ayer) y Ciro Pertossi (19) como coautores del homicidio, y a los otros ocho sospechosos (Enzo Comelli, Matías Benicelli, Luciano y Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz, Alejo Milanesi, Blas Cinalli y Juan Pedro Guarino) como partícipes necesarios, que impidieron que los amigos de la víctima lo auxiliaran.

Pero las primeras dos tandas de ruedas de reconocimiento –que continuarán lunes y martes– entregaron nuevas precisiones sobre los responsables de los ataques dentro y fuera de la disco. En total, siete de los diez rugbiers detenidos fueron identificados por testigos. Thomsen, el más comprometido, fue señalado por cuatro testigos diferentes como quien golpeó a Fernando ya en el piso, indefenso. También Comelli, de 19 años, quien lo habría golpeado en el inicio del ataque y también en Le Brique. Y Ciro Pertossi fue reconocido en uno de los testimonios como quien patea en el piso a uno de los amigos de Fernando (que sí logra incorporarse, entre dos coches estacionados, en otro video grabado por un transeúnte). Otro identificado en las ruedas fue Benicelli, quien según un testigo arengaba a sus compañeros que castigaban a Báez Sosa.

Una particularidad de las ruedas fue que se planteó identificar a cuatro de los imputados a través de fotografías, puesto que tras seis días de detención habían perdido su bronceado y se complicaba confrontarlos con extras que, en definitiva, son jóvenes que también vacacionan en el balneario, medida que los abogados de la familia de la víctima no objetaron. Hasta ahora, Cinalli, Milanesi y Guarino no fueron identificados.

Otra pericia que asoma como central es la llamada «scopométrica», la de las marcas de calzado que quedaron en el rostro de Fernando. La Policía Científica de Tierra del Fuego (que por sus particularidades climáticas tiene una importante base de datos) ya identificó el modelo y resta saber a cuál de las zapatillas secuestradas corresponde. Extraoficialmente, los rumores vuelven a apuntar a Thomsen.

Tras las ruedas de reconocimiento, está previsto que los jóvenes rugbiers sean trasladados el miércoles de la comisaría de Pinamar al penal de Dolores, uno de los más antiguos del sistema penitenciario, con alarmantes cifras de hacinamiento: hay mil internos y tiene cupo para trescientos.

Ventura

Pablo Ventura, el remero de Zárate al que los rugbiers detenidos culparon del crimen, aparentemente en una manifestación extrema del bullying al que lo sometían en su ciudad, y que ni siquiera estaba en Gesell, debió participar, ya liberado, de las ruedas de reconocimiento.

Veda y cierre

A cinco días del crimen, el intendente de Gesell, Gustavo Barrera, decretó la prohibición de vender bebidas alcohólicas en las calles y en las playas del balneario. Los dueños de la disco Le Brique, que siguió funcionando y luego fue clausurada por dos días, decidieron cerrar por el resto de la temporada.