Era un reconocimiento a la labor de tres periodistas en el último año pero la convocatoria, que se fue multiplicando, se convirtió en eso y en algo más. La facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata volvió a entregar su –ya clásico- premio Rodolfo Walsh. 

Los galardonados esta vez fueron Roberto Navarro, quien en 2017 fue víctima de un sonoro caso de despido por razones profesionales del canal C5N y hoy informa desde su portal El Destape; Cynthia García, reconocida en los discursos como una suerte de pionera en la decisión de seguir haciendo periodismo desde una plataforma creada desde el llano (“La García”); y Juan Alonso, cuyo trabajo para investigar la muerte de Santiago Maldonado en el marco de la represión de la Gendarmería, y difundido tanto en C5N como en el sitio web Nuestras Voces, recibió muchos elogios.

Como si no bastara con ser reconocidos, Navarro, García y Alonso además estuvieron acompañados por la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y por el relator y periodista Víctor Hugo Morales, otro de los protagonistas –a su pesar, porque también fue desterrado de la TV- del cercenamiento de voces, de la ola de despidos y del cierre de medios que afecta al sector desde finales del año 2015.

La edición 2017 del premio Rodolfo Walsh prometía desbordar los claustros y el salón de conferencias de la casa de estudios. Los organizadores, entonces, optaron por trasladar el evento al aire libre. Colocaron una mesa con sillas en la galería de ingreso a la facultad, la cubrieron con un banner azul que exhibía el nombre y el logo del galardón. Bajo el cartel que identifica a esa sede de la UNLP (“Facultad de Periodismo y Comunicación – Edificio Pte. Néstor Carlos Kirchner”) se montó un atril con un micrófono.

Frente al palco improvisado, una multitud –conformada por universitarios, militantes de la agrupación estudiantil La Walsh, docentes de la facultad, dirigentes políticos, periodistas y personalidades de la cultura- se ubicó en sillas de plástico, entre los árboles del predio. La tarde soleada completaba casi una postal. Era una jornada ideal para compartir experiencias y dar testimonio sobre los desafíos, las alegrías y las dificultades de hacer periodismo ante una política oficial que –por acción, extorsión u omisión- perjudica el sostenimiento de medios críticos.

A último momento, cuando ya se había proyectado un video que compilaba escenas vinculadas al trabajo de los tres galardonados (se vieron imágenes de C5N, de la labor de García, también un fragmento de la investigación sobre el caso Papel Prensa que publicó el diario Tiempo Argentino, de la cual Alonso fue uno de sus coautores), la premiación sumó a la decana de la casa de estudios Florencia Saintout. En cierto modo anfitriona, Saintout juró este mismo martes como diputada bonaerense.

El régimen de la mentira

Recibido con incontables muestras de admiración y afecto, el uruguayo Morales fue el primer en hablar: asumió para sí un rol de moderador, de coordinador de la conferencia. “Es necesario que los periodistas, como los hoy premiados, enarbolen los sueños de los que estamos aquí. Por eso hoy saludo a estos periodistas, a los que luchan”, exhortó. 

“Es un régimen que nos ha apabullado con sus mentiras a pesar de todo lo que decían de la libertad de expresión”, fue otra de sus definiciones, acaso la más fuerte: era su descripción del gobierno macrista. Minutos antes, VHM había hecho un breve repaso del trabajo profesional de sus tres colegas premiados.

Todavía emocionada por la recuperación de Adriana Garnier Ortolani, la nieta número 126, Carlotto expresó su confianza en que los jóvenes demostrarán que el giro conservador y neoliberal en la Argentina -el retroceso en los derechos- será “algo pasajero”. “En este acto estamos mostrando que no nos han vencido”, afirmó. La titular de Abuelas también deslizó una dura crítica a la gestión macrista en Derechos Humanos. “Nos palmean por la espalda pero no hacen nada. El diálogo no existe y la palmadita no nos sirve”, advirtió.

Con su hijo Juan en los brazos, García consideró que el reconocimiento que recibía de la facultad debía ser entendido como una distinción “colectiva” y no “personal”. “Este no es un momento de estar triste, como dijo (Eduardo) Galeano. Hoy no tenemos derecho a estar tristes. Este premio nos fortalece porque tenemos un profundo amor por la verdad. Nosotros somos comunicadores, ellos son reproductores de un sistema. Este premio implica una gran responsabilidad en el marco de esta tarea”, subrayó la periodista, quien hasta fines de 2015 formó parte del programa 678.

Acompañado por su hija y su mujer, Alonso se remontó a su infancia, a los recuerdos de las tardes en las que escuchaba las transmisiones deportivas por la radio. “Suena en el ADN la voz de Víctor Hugo y en las tribunas hay gente, está el pueblo, están Estela (Carlotto) y los pañuelos. Con ese horizonte no nos podemos equivocar”, arrancó. Y agregó: “Quiero agradecer a todos los compañeros que nos bancaron, sobre todo después de diciembre de 2015, cuando aparecieron estos inquisidores, como los define el compañero (Carlos) Barragán, que nos quieren fumigar. Pero está visto que no lo lograron.”

“Esta es una construcción amorosa. Acá hay muchísimo amor. Estas cosas no se hacen sin amor. No se resiste con tristeza. Se resiste con amor, con convicción. Y nosotros estamos dando la prueba de ello acá”, remarcó Alonso. 

Luego recordó varias anécdotas de su trabajo, como la primera cobertura que hizo como periodista, durante un alzamiento carapintada, o la venta de ejemplares del diario Tiempo Argentino en la Plaza de Mayo, el 24 de marzo de 2016, en los inicios de la etapa autogestiva de este medio. “No llegamos acá solos. ¿Te acordás, Cynthia, cuando vendíamos el Tiempo Argentino cooperativo en la Plaza de Mayo?”, rememoró.

Los excluidos que pelean la agenda

Cuando llegó el turno de Navarro, el ex conductor de C5N (su programa llegó a tener la mayor audiencia de un programa periodístico en cable) desplegó su histrionismo y el énfasis que lo convirtió en una pieza infaltable de las imitaciones hechas con humor. Navarro contó el proceso personal que lo llevó de ser un periodista especializado en economía y finanzas que “dialogaba con el poder económico” a asumir otro tipo de compromiso, mucho mayor.

Según el responsable de El Destape, el disparador de que se haya involucrado de ese modo fue “el levantamiento del campo y del Grupo Clarín del año 2008”. En su mensaje, Navarro exhortó a los periodistas, a los estudiantes y a los docentes presentes a tomar nota que el objetivo del gobierno de Cambiemos es, directamente, excluir del debate público y del sistema de medios a toda visión crítica.

El evento terminó con unas palabras de agradecimiento de Saintout. A punto de concluir su mandato como decana, la diputada bonaerense agradeció a las personalidades que se habían acercado a la facultad y llamó a seguir construyendo una “Universidad pública, popular, feminista y revolucionaria”.

Cuando la multitud comenzaba a dispersarse, entre los abrazos y las felicitaciones, Tiempo le preguntó a Navarro por el presente y el –incierto- futuro del C5N, cuyos trabajadores (al igual que los del resto de los medios del Grupo Indalo) viven momentos de extrema tensión. “Está claro que el gobierno quiere la quiebra del Grupo Indalo. Recordemos que allí hay mucha materia gris, mucho talento, no sólo somos Víctor Hugo y yo. El gobierno no quiere lo que simboliza C5N”, denunció.

Tiempo también dialogó con García, cuyo sitio web –realizado por un equipo de periodistas y realizadores audiovisuales- se convirtió en uno de los primeros medios alternativos que utiliza permanentemente el recurso de transmitir en vivo a través de Facebook Live. “La comunicación popular tiene que ser organizada. Tenemos que coordinar entre todos los medios autogestivos y no tradicionales. No podemos seguir la lógica de la primicia, la exclusividad y la monetización de las audiencias. Nosotros pensamos siempre en el contenido, en cubrir lo que otros no cubren. La comunicación popular puede disputar centralidad a través de la ética”, analizó.