Pasó sobre una de las márgenes del río Paraná, pero la repercusión –el espanto– fue nacional. Desde el asesinato de Claudio «Pájaro» Cantero, el 26 de mayo de 2013, la efectiva y sangrienta venganza contabilizó cinco homicidios al hilo, estropeando la fama de la ciudad y catapultando al clan Cantero y sus lugartenientes a la cima de las bandas criminales más temerarias del país. Los periodistas Germán de los Santos y Hernán Lascano dan testimonio del origen y el apogeo del desastre en el libro Los Monos. Historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno. 

–¿Qué diferenció a Los Monos de otras bandas criminales?

Germán de los Santos: –Uno de los puntos es la violencia. Sobre todo después de ese raid de venganza que se desata con el crimen del Pájaro Cantero, que provoca una conmoción en la opinión pública, y en el gobierno, que se ve en la necesidad de salir a combatirlo de alguna manera, porque se los podía llevar puestos. 

Hernán Lazcano: –Esos casos tuvieron no solo el propósito de ejercer una venganza, sino también de mostrar un aleccionamiento. Esa violencia no es algo que ocurre todo el tiempo; la violencia es la garantía para asegurarse negocios criminales. Los Monos ejercieron una pedagogía que fue contundente. Realmente fueron muy feroces.

A pesar del desembarco de las fuerzas federales en la provincia de Santa Fe y del procesamiento –calificado como histórico– contra 36 integrantes de la banda, entre civiles y policías, los ajustes mafiosos no se detuvieron y la sangre siguió tiñendo las calles de Rosario y alrededores. En ese contexto, se impone una pregunta: ¿Los Monos siguen operando? 

GDlS: –No podemos decir que Los Monos no existen más. Una de las causas judiciales, de noviembre de 2015, se origina cuando ellos ya están en la cárcel de Piñero. Hay escuchas que prueban que desde una celda ellos seguían manejando el negocio de la venta de droga en Rosario, aunque a partir de ese momento con un rol mucho más protagónico de las mujeres, que eran las que entonces estaban en libertad.

HL: –La banda no es solamente la familia Cantero sino también otras familias, con otros apellidos, Cuando se habla de una acción de Los Monos, no se habla de una especie de comando central donde se toman decisiones, sino que hay situaciones que deciden ese extenso entorno. En las últimas semanas, por ejemplo, hubo una seguidilla de asesinatos originados por el crimen de una hermana del viejo Cantero, Chavela. Lo que sigue existiendo es algo que tiene un velo fantasmal, que no necesariamente baja del cuerpo jerárquico de la banda.

–¿Se encontraron con mucho de mito y leyenda al reconstruir la historia de la banda?

GDlS: –Con el narcotráfico suelen construirse leyendas. Quisimos ser bastante responsables y separarnos de esa cuestión de banda legendaria. A veces, hasta el propio periodismo llega a describir como heroicos ciertos hechos, cuando en realidad lo que hubo fue sangre y un montón de muertos. 

–¿Cómo quedó Rosario después de Los Monos?

GDlS: –Hoy la seguridad está al tope de la agenda, incluso hubo una reacción hasta del gobierno, creando programas con mucho presupuesto, y eso también se trasladó a la opinión pública. El año pasado se juntaron 30 mil personas a reclamar por un crimen. La ciudad quedó muy sensibilizada, pero el problema es muy profundo para que se termine en tan poco tiempo.

HL: –En Rosario la droga dio trabajo. Trabajo que no daba la industria, la empresa o la economía formal. Los chicos de los bunkers encontraron ahí la posibilidad de realizarse, de obtener aquello que se les negaba en otros lugares. Esto no pretende ser sentimental. Es pura realidad.  «