El gobierno nacional aspira a presentar en diciembre próximo, durante la reunión de ministros de la Organización Mundial de Comercio (OMC), la versión final del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea UE) que crearía un área de libre comercio entre ambos bloques.

La iniciativa del gobierno apunta a rescatar lo que se prevé sea una cumbre de la OMC, a realizarse en Buenos Aires en menos de un mes, sin resultados concretos y, al revés, con claros enfrentamientos entre las potencias económicas.

En ese escenario, la aspiración de la administración macrista se sostiene en la reciente presentación de «un paquete con números, reglas y cantidades» con las pretensiones del bloque comercial de Sudamérica, según palabras del canciller brasileño, Aloysio Nunes, al reseñar ante la prensa lo sucedido en la reunión que mantuvieron el jueves pasado, en Brasilia, los representantes de ambos bloques comerciales.

Quien recibió el «paquete» fue el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen. «Está en manos del vicepresidente de la UE un paquete sobre la disposición del Mercosur para llegar a la disposición de ellos. A partir de la reacción de la UE sobre este paquete con números, reglas y cantidades, podemos acelerar y concluir la negociación este año», dijo Nunes en Brasilia.

Tanto en Argentina como en Brasil hay entusiasmo con el acuerdo con la UE. Consideran que abre posibilidades al desarrollo económico de ambas naciones. Por caso, el canciller argentino, Jorge Faurie, hizo hincapié en las posibilidades que se abren en ambos lados del Atlántico para las inversiones y el comercio. «Si llegamos a la firma de este acuerdo marco, que esperamos sea en diciembre, lograremos rápidamente el hecho de generar mayor confianza para los inversores y una señal para que las empresas aumenten el comercio. Un comercio con reglas de disciplina y que tiene valores sobre el Atlántico entre dos regiones que son muy similares, con lo cual que debemos reconocer que somos una parte que salió del continente europeo».

Pero más allá de las palabras, hay serios cuestionamientos al acuerdo. En diálogo con Tiempo, Carlos Bianco, ex secretario de Relaciones Económicas Internacionales, cargo estratégico de Cancillería durante el gobierno de Cristina Kirchner, detalló que  »estuvimos con la CTA en Brasilia mientras se realizaban estas negociaciones. El único beneficio para la Argentina, admitido por los propios negociadores argentinos, es el incremento en la posibilidad de vender carne a la UE. Se trata de 70 mil toneladas, cifra que está por debajo de las 100 mil toneladas que ofrecieron en 2004. Lo demás es en perjuicio de la industria y el comercio nacional».

Bianco subrayó que el eje de la posición argentina es la «reinserción» del país en el contexto internacional y que, en función de ello, el gobierno del presidente Mauricio Macri «está dispuesto a todo con tal de lograr ese objetivo».

«Brasil, Uruguay y Paraguay están viendo la manera de modificar los acuerdos que comienzan a percibirse; no es la situación de la Argentina», completó Bianco.

Bianco consideró que la industria y las pymes serán las grandes perjudicadas de un acuerdo con la UE, ya que la contrapartida a las nuevas exportaciones de carne local será la autorización de un mayor ingreso de productos industriales europeos.

La otra pata está en la propiedad intelectual. Según Bianco, la UE impulsa que sus laboratorios logren una protección extendida de las patentes, de forma tal de «impedir la producción local de genéricos que compitan con esa producción».

Bianco consideró que «estamos ante la consumación en tiempo real de una tragedia histórica para las posibilidades de industrialización y desarrollo futuro de Argentina, con consecuencias que serán irreversibles sobre el tejido industrial y la posibilidad de generar empleo de calidad y bien remunerado». «