Aunque lo vivieron con matices, el presidente Mauricio Macri y el senador rionegrino Miguel Angel Pichetto resultaron unidos por un miércoles esperanzador.

El líder de Cambiemos concluyó la jornada con la victoria del club que lo llevó al poder. El tema fue una preocupación excluyente y más importante que la media sanción del Presupuesto 2019. Boca Juniors se impuso a Palmeiras por 2 a 0, en el partido de ida por la Copa Libertadores.

Casi a la misma hora, el jefe del bloque de Argentina Federal en la Cámara alta festejó sus 68 años cuando Diputados se aprestaba a votar. Para Pichetto, dicen en su entorno, fue un día amargo por la represión contra las protestas que rodearon al Congreso. Sin embargo, este jueves por la mañana el legislador reclamó la urgente deportación de los extranjeros detenidos en el violento operativo policial.

El trámite ahora llegará a su banca con parte de los costos políticos pagos, luego de pasar por el purgatorio represivo que diseñó el Gobierno para evitar que la violencia desplegada en las calles impidiera el desarrollo de la sesión. 

Aún así, el jefe del peronismo dialoguista recibió la media sanción como un regalo, un pasaporte para que la parte que le toca cumplir con Macri no sea la primera reedición de la virulencia que desató la Policía en diciembre del año pasado. El empeño de la Casa Rosada por evitar una repetición del fin de año anterior adelantó la inestabilidad que sus socios pronostican para este diciembre, cuando haya concluido la Cumbre del G-20. 

En el Gobierno admiten que el adelantamiento de los tiempos legislativos es una necesidad política y económica, para llegar a ese escenario de impacto internacional con el Presupuesto sancionado. Algunos se animan a definirlo como «un requisito de confiabilidad» para las negociaciones en ciernes, como el intento oficial de cerrar acuerdos comerciales con el Reino Unido y con la Unión Europea (UE) por fuera de las complejidades que impone Brasil dentro del Mercosur. Debajo de los pliegues diplomáticos, dentro Cambiemos, los socios del PRO insisten en «sacarse este dibujo de encima lo más pronto posible», en referencia a darle a Macri la sanción presupuestaria que reclama y «terminar la sobreactuación del déficit cero».

Tanto en Balcarce 50 como en el Congreso, los escuderos del oficialismo reconocen que apenas el Senado aporte la media sanción que falta, el Ejecutivo podrá disponer de las partidas como lo considere necesario. 

Dentro del Palacio Legislativo el eje de la ofensiva de Cambiemos estuvo concentrada en aprovechar las internas del PJ y apretar los ´poroteos´. El malestar del gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá por el quórum que aportaron los diputados peronistas que le respondían fue vivido como una victoria dentro de la Casa Rosada. «No tenía grandes secretos, buscamos explotar las diferencias que tiene con su hermano (el senador nacional) Adolfo Rodríguez Saá», confió uno de los funcionarios que monitoreó la sesión, mientras el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, estaba en el Congreso escuchando los planteos de distintas provincias para continuar con la negociación.

Tanto Frigerio, como el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, se encargaron de conducir políticamente el trámite y contener la zozobra de los diputados cuando la Policía de la Ciudad desató la represión en los alrededores del Palacio. 

El control y castigo en la calle corrió por cuenta del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, que buscó mantenerse lo más alejado posible de la represión, y envió a su ministro de Seguridad y Justicia, Martín Ocampo, y a su segundo, Marcelo D´Alessandro, para darle explicaciones a las autoridades de la Cámara para evitar el fantasma de diciembre pasado, cuando la brutal represión desatada contra la movilización para repudiar la reforma jubilatoria se metió en la sesión, y trastocó todos los planes de la Casa Rosada.  

Las explicaciones de Ocampo y D´Alessandro bastaron para que la sesión continuara. Afuera del Congreso fue la señal de largada para una nueva ola de persecuciones policiales que quedaron al desnudo por la madrugada, cuando fueron liberados los 26 detenidos. Para entonces, las imágenes sobre encapuchados cumpliendo presuntas funciones policiales ya formaban parte de una escena repetida, que no pasó de la condena social. Adentro del recinto, a pesar de los alaridos, la media sanción ya era un hecho. Macri se enteró por la mañana, después de descansar contento, por el dos a cero del club de sus amores.