El Producto Bruto Interno caerá casi un 7% durante el trienio 2018-2020. Como en el mismo período la población sigue creciendo, el PBI per cápita será casi un 10% menor que el de tres años antes. La cifra revela la profundidad y la extensión en el tiempo de la recesión desatada el año pasado.

Los números surgen del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora todos los meses el Banco Central. En el informe realizado a fines de septiembre, del que participaron 45 firmas (consultoras, centros de investigación, entidades financieras locales e incluso analistas extranjeros), la mayoría de los pronósticos fueron más pesimistas que los de los meses anteriores y coincidieron en que la eventual recuperación económica, estimada en 1,6%, recién llegará en 2021.

El estudio señala que este año la retracción de la actividad será del 2,9%. Para 2020, además, se prevé una baja de un 1,5% adicional. En ambos casos, los valores son cuatro décimas porcentuales más elevados que los del relevamiento del mes anterior. Estos números se harán sentir sobre una base ya erosionada por la caída del producto de 2,5% que midió el Indec para el año 2018.

La acumulación de esas cifras da un 6,7% para los tres años. A juzgar por las opiniones, el descalabro tardará un tiempo en corregirse y su duración excederá un eventual recambio presidencial.

Más gente, más pobre

Las previsiones sirven para pintar la gravedad de la situación producida a partir del estallido cambiario de abril de 2018. Fue cuando varios fondos de inversión retiraron sus ganancias de Argentina. Esta salida desencadenó una fuerte devaluación y dejó en evidencia la debilidad del modelo económico, basado en afluencia de capitales externos atraídos por tasas de interés exorbitantes y sin ninguna intención de volcarse al circuito productivo.

Los números son más dramáticos cuando se considera el PBI per cápita. Se trata de una medición estratégica porque permite comparar la evolución de países con diferentes recursos humanos o económicos. El Indec estima que la población argentina está creciendo a razón del 1% anual y que a fines de 2020 totalizará 45,4 millones de personas. Teniendo en cuenta esa proyección, el achicamiento total de la economía de un 6,7% se transformará en una baja del PBI per cápita del 9,5 por ciento.

Con una u otra medición, queda claro que los «20 años de crecimiento sostenido» que vaticinaba el presidente Mauricio Macri quedarán para otra ocasión. De los cuatro años de este mandato, sólo 2017 tuvo un resultado positivo (2,9%). Desde entonces el consumo y la inversión se derrumbaron. Revertir ese proceso será el desafío del próximo mandato. «Los primeros años del gobierno que viene van a ser muy duros. Hay muchas cosas para arreglar», dijo ayer el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, en una entrevista radial.

 

Expectativas y algo más

Los datos compilados por el REM son expectativas, ni más ni menos que eso. Pero el Banco Central les otorga una gran importancia. De hecho, en el grupo de entidades habitualmente encuestadas figuran los principales bancos oficiales y privados del país y muchas de las consultoras más requeridas por las empresas. También se incluyen agencias y bancas internacionales como Goldman Sachs, Merril Lynch, JP Morgan y otras que son formadoras de opinión a nivel mundial.

La web del Central explica que para la elaboración de este estudio «tomó en cuenta las mejores experiencias de este tipo de relevamientos que realizan los bancos centrales de la región, como Brasil, Chile y México», además de la experiencia propia recogida en el período 2004-2012. «La información que proporciona resulta de gran relevancia, no sólo para las decisiones de política monetaria y económica, sino también para las decisiones de consumo e inversión, constituyéndose como un bien público al proveer a la comunidad la mejor información posible respecto de las estimaciones que realizan los especialistas», agrega. «