Por fin, después de tanto tiempo de espera, se viene la gran fiesta del G20. ¿No están emocionados? La ciudad estará semivacía, sitiada, con miles de policías y agentes nacionales y extranjeros cuidando a los que hoy mandan en el mundo. Y a la espera de la represión contra la protesta que el viernes realizarán organizaciones sociales. Ojalá que no pase nada, pero los antecedentes de las cumbres anteriores no dejan mucho margen para el optimismo. Además ya sabemos que una de las principales políticas del gobierno es Gases Lacrimógenos y Balas de Goma para Todos y Todas.

El presidente argentino vestirá sus mejores galas para recibir a sus ilustres invitados. A lo mejor le da algo de nostalgia, porque la Argentina que asumió la presidencia del G20 en diciembre de 2017 es muy distinta de la Argentina que organiza la Cumbre.

Hace apenas un año se suponía que en 2018 el país crecería un 3,5 por ciento, la inflación sería del 15 por ciento y el dólar costaría 19 pesos. El FMI ni siquiera asomaba en el horizonte de un gobierno que seguía vaticinando pobreza cero.

Hoy, en cambio, hay una recesión de alrededor del 3,0 por ciento, la inflación ronda el 50 por ciento, el dólar cuesta más de 37 pesos, el FMI regresó triunfal a Argentina con un préstamo récord de 57 mil millones de dólares a un gobierno adicto al endeudamiento. Y la pobreza está en aumento.

Ora sí que, como diría el filósofo: puede fallar. O como dijo el presidente: pasaron cosas.

Pero no hay que ser injustos. Macri no es el único con un prontuario negativo. Ahí está Enrique Peña Nieto, el presidente mexicano que viene a las apuradas al G20 para despedirse. El viernes estará en la primera sesión plenaria, pero se tiene que ir enseguida porque al otro día le entrega la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador. ¿Lo despedirán con aplausos en el G20? Sería muy raro tomando en cuenta que, después de seis años de gobierno, Peña Nieto deja un legado de más de 100 mil asesinatos, casi 30 mil desaparecidos (con los 43 estudiantes de Ayotzinapa como emblema), 55 periodistas asesinados y variados escándalos de corrupción.

También tenemos a Trump, la estrella de la Cumbre que a diario sigue haciendo berrinches no aptos para estadistas, ataca derechos como la libertad de expresión y acceso a la información y que con su nacionalismo y proteccionismo comercial va en contra de la apertura que promueve el resto de los países del G20. ¿Seguirá peleándose aquí con el chino Xi Jinping o terminarán reconciliándose? Lástima que Jair Bolsonaro, el presidente electo de Brasil, al final no vendrá a Buenos Aires. Seguro que él y Trump se hubieran entretenido haciendo competencias de xenofobia, racismo y discriminación. Son como almas gemelas (blancas, según ellos, por supuesto).

¿Y qué tal TheresaMay? La primera ministra británica llega a Buenos Aires envuelta en una grave crisis política que casi tiró a su gobierno ante las críticas a su programa Brexit, o sea, para sacar al Reino Unido de la Unión Europea. La que también estuvo a punto de caer hace poquito fue la alemana Angela Merkel, porque sus rivales le exigían endurecer políticas antiinmigratorias. En Rusia, la popularidad de Putin se desplomó durante el último año después de una reforma que aumentó la edad de la jubilación. Emmanuel Macron viene en el peor momento de su gobierno y su popularidad, después de  los muertos y la multitud de heridos que ya dejaron las recientes e históricas marchas en las que cientos de miles de personas protestaron contra el aumento de la inflación, los combustibles y los impuestos. ¿Les suena, les recuerda algo, queridos argentinos?

Como verán, el clima mundial no es miel sobre hojuelas y a ello se suman los magros (¿nulos?) resultados de la política exterior de Macri. El presidente quería anunciar el esperado y largamente postergado acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea durante el G20, pero no va  a poder ser. También apostaba a que Argentina sería admitida este año como miembro de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Se complicó. Y todavía está fresco el fracaso de la Cumbre que la Organización Mundial del Comercio tuvo en Buenos Aires el año pasado.

Pero bueno, no todo es tan malo. El viernes por la noche Macri y sus invitados internacionales podrán ver un espectáculo exclusivo en el Teatro Colón y después ahí mismo tendrán una cena de gala. Algo es algo.

Seguimos. «