El consenso entre cineastas para la redacción de este plan de fomento se formó al calor de la resistencia a las políticas de restricción para el sector implementada por el gobierno de Mauricio Macri, y hoy es un conjunto de asociaciones y agrupaciones de distinto tipo, cada una con temática específica, pero que lograron la tan ansiada unidad en la acción. Esa lucha unificada en su criterio para salvar y, ahora, recuperar la industria audiovisual argentina, con todo el impacto que eso tiene en términos laborales y también culturales, permitió convertir al Colectivo en el interlocutor destacado a la hora de llevar adelante en el cine, la idea general del gobierno de Alberto Fernández: empezar a los más afectados y poner a la industria de pie.

Las autoridades del Incaa (los directores Luis Puenzo,  como director, y Nicolás Nicolás Batlle, como vice) están trabajando las propuestas de todos los sectores, y nosotros le acercamos nuestra propuesta”, cuenta Andrea Testa, integrante del Colectivo y también del Frente Audiovisual Feminista, cuyas problemática específica fue acompañada por otro documento.

El primer documento, dedicado al Fomento y Exhibición del Cine Nacional, fue confeccionado por las siguientes agrupaciones: Mesa de  Directorxs, ADN, DIC, CDC, DOCA, RDI, RAD, EDA, SAE, ASA, ADF, AADA, CADACINE, Colectivo de Técnicas de Cine y Publicidad, Colectivo de Cineastas de Córdoba, Vecinas Cine, Conurdocs, Coolapsa, Cuyo Hace Cine, AJR.

En él se enumeran una serie de medidas a discutir con los otros sectores, pero con un enfoque primordialmente diverso y federal. “Tiene propuestas y un perfil muy novedoso porque lo trabajamos a partir de las experiencias concretas de cada una de las asociaciones y colectivos, y por lo tanto puede reflejar las distintas miradas que hay sobre temas comunes, y las miradas que se producen sobre los temas particulares de cada rubro, sector y de género.”

En ese sentido, el documento busca que “el Incaa disponga de políticas que lleven a que nuevas voces puedan integrarse a la producción y elaboración de las propuestas. Siempre hay tensiones sobre cómo se administrará el Fondo de Fomento, con dos sectores bastante diferenciados: los que quieren que se hagan pocas películas pero cuenten con más plata, y los del cine independiente que queremos políticas presupuestarias abiertas que contemplen la mayor cantidad de proyectos posibles”. Esto no es sólo acceso a dinero o financiación, sino también “que las herramientas que dispone el Estado sean destinadas a las necesidades del cine independiente”. Una dirección que debería ir bajando las múltiples barreras que la gestión macrista levantó a fin de dificultar el acceso al crédito de cineastas y productores ya en carrera, ni qué hablar de quienes buscan llegar a su primera película, abarcados en los planteos del Colectivo.

El espíritu que mueve el documento y la iniciativa es que registrar ficciones y documentales que narren la historia y cultura argentina sea parte del derecho de los pueblos a contar y contarse a sí mismos. A partir de allí, el Estado debe ser un instrumento que facilite ese derecho (lo mismo que la preservación de su resultado, como la atención de la Cinemateca Nacional) y no que lo restrinja. Así, el documento promueve nuevamente la discusión de la cuota de pantalla, la ampliación a las plataformas streaming de formar parte del financiamiento de la producción audiovisual local como también se disponer de lugar en su grilla para los audiovisuales argentinos, de la ampliación de las red de Espacios Incaa a fin de poder llegar a más lugares del país, y de otras series de medidas que contemplen siempre privilegiar “al cine como un hecho colectivo, la posibilidad de encuentro con otrxs en un mismo espacio para compartir sentimientos y pareceres y debatir lo que se recibe”, apunta Testa.

La realizadora también destaca las propuestas elaboradas por los colectivos feministas y LGBTQ, confeccionado de manera colectiva con el aporte de colegas, trabajadoras y compañeras, de las siguientes asociaciones aunadas en el Frente Audiovisual Feminista que conforman la industria cinematográfica, audiovisual, la animación y las nuevas tecnologías.

“Las mujeres prácticamente forman el 50 por ciento lxs egresadxs de las escuelas e institutos de cine. Pero, por ejemplo en la dirección, en 2018 apenas el 20 por ciento de las películas estrenadas fueron dirigidas por mujeres, y de las más vistas sólo una está dirigida por una mujer. Y eso sucede en todos los rubros, excepto en los menos remunerados: ahí la cantidad de mujeres que trabajan supera a los hombres.” Y en algunos casos es prácticamente su exclusividad. “Creemos que hacen falta políticas específicas que consigan un mayor equilibrio”, señala Testa para que las mujeres y los distintos géneros no se vayan quedando en el camino” luego del egreso del estudio.

Entre otras cosas se proponen “concursos específicos para mujeres y otras identidades de género, también producciones con políticas activas en torna a eso”, como puede ser el cupo a la manera de lo que se implementó en los festivales de música, como para que “los recursos del estado estén al servicio de los más desprotegidos.”

Con esperanza pero con cautela, dice Testa que están los profesionales del sector luego de dos encuentros con la dupla Puenzo Batlle, “el último el 27 de diciembre”.  “Estamos seguros de hacia dónde queremos que vaya la política audiovisual, y en ese sentido venimos trabajando. En la medida que se abra el espacio al diálogo y se puedan conformar mesas de trabajo para todos o la mayoría de los temas, tenemos paciencia porque sabemos de las dificultades y de las urgencias que hay, como las producciones que están varadas por falta de pago. Pero es una paciencia activa. Hay demandas que son paraahora: Consejo Asesor, Asamblea Federal y la conformación de la presidencia del Incaa para conocer el estado presupuestario, los proyectos presentados el años pasado que no se trataron porque no se reunió el Consejo. Y dispuestas a trabajar porque hay que reactivar la industria en todas sus facetas, pero también en darle una dirección a la política audiovisual.”