Los medios de comunicación norteamericanos (y también los de Europa) la semana pasada se centraron en las protestas en contra de la cuarentena en Ohio, Michigan, Idaho y Wisconsin. Según diarios como el New York Times, “los manifestantes reclamaban en defensa de sus derechos constitucionales de libertad de reunión y de traslado. Todo eso en medio de la peor pandemia en la historia de Estados Unidos que ha costado decenas de miles de muertos”.

Quizás lo más notable no sean estas protestas, sino que los medios las amplifican y les prestan atención. En cambio, muy pocos medios se hicieron eco de las protestas de los trabajadores de la salud, o de las huelgas de los trabajadores de Instacart, Amazon y WholeFoods. Estas protestas se debieron a dos preocupaciones centrales: la falta de seguridad e higiene en lugares de trabajo afectados por casos de COVID 19, y el rechazo de empleadores y el Estado de pagar horas extras y compensación por trabajo azaroso a los que estaban en el frente de lucha contra el coronavirus. Asimismo, tampoco hubo cobertura de las numerosas movilizaciones gestadas por activistas que proponen una moratoria de alquileres y cobro de impuestos.

Si a las protestas “por la libertad” fueron algunos cientos de personas, en las económicas y de salud participaron decenas de miles sobre todo trabajadores. Entonces ¿por qué el New York Times insiste que la movilización de Michigan fue un reflejo del resentimiento de los trabajadores contra el sistema? Y, realmente, ¿fueron trabajadores a esas protestas?

Si examinamos brevemente la información disponible encontraremos que uno de los dirigentes de estas protestas es Ammon Bundy, conocido como “el Patriota”. Hace ya más de cuatro años Ammon y su padre Clive, rancheros de Oregón, protagonizaron la ocupación de un Parque Nacional para poder utilizarlo como pastizal. Armados hasta los dientes, con 15 seguidores, los Bundy ocuparon el Parque Malheur. Para empezar los Bundy son rancheros, o sea empresarios con 10 mil hectáreas de tierras y pertenecen a una milicia (la de Oregón).En realidad, no son trabajadores, y mucho menos desempleados. Cuando los Bundy hablan de “libertad” en realidad se refieren a lo que entienden como su derecho a utilizar el patrimonio de la ciudadanía sin ninguna restricción. Para ellos la libertad individual implica el derecho a saquear al conjunto de la sociedad. Digamos: capitalismo neoliberal puro.

Pero ¿qué hacen rancheros de Oregón protestando en contra de la cuarentena de Michigan, distante 3745 kilómetros uno de otro? Por detrás de los Bundy y de sus movilizaciones hay un complejo entramado de milicias de ultraderecha, como por ejemplo los Proud Boys y la Liberty Militia de Michigan. Casi todas las milicias están integradas por los sectores blancos más pobres de la población, y en general es aceptado que surgen como resultado de distintas crisis socioeconómicas en las zonas rurales norteamericanas.Un aspecto interesante es de dónde obtienen el amplio financiamiento del que disponen para sus actividades, o para desplazarse miles de kilómetros para manifestar por la “libertad”.

“Manifestantes” como los Bundy disponen de financiamiento y de “expertos en relaciones públicas” provistos por varias organizaciones: Americans for Prosperity, Freedom Works, la Idaho Freedom Foundation, y el Michigan Freedom Fund. Todas estas organizaciones han sido impulsoras del famoso Tea Party y son financiadas por multimillonarios de extrema derecha como los hermanos Koch cuya corporación es la segunda más grande de Estados Unidos, por el magnate cervecero Coors, y por el empresario de casinos Sheldon Adelson. Quizás no sea un accidente que estos también se encuentran entre los grandes financistas de Trump, o que Michigan sea uno de los estados que se considera definirá la campaña presidencial de 2020. Obvio, Michigan no solo es demócrata, sino que también es uno de los estados más afectados por la pandemia.

Estas protestas, a diferencia de las de los trabajadores de la salud, han sido orquestadas con fines electorales. Dicho de otra manera, están más preocupados por mantener a Trump (y al neoliberalismo) en el poder que por la vida de los