«El modelo del triunvirato está agotado, ya nadie les responde», señaló a Tiempo una fuente de la UOM el martes pasado, minutos antes de que Francisco «Barba» Gutiérrez hiciera pública su renuncia al cargo de secretario de Interior de la Comisión Directiva de la CGT. Rápidamente, Antonio Caló salió explicar que esa actitud no implicaba una ruptura orgánica sino una señal de rechazo por la actitud del triunvirato de conducción y de varios sindicatos durante la jornada del lunes último, cuando se votó la reforma previsional. «Estamos planteando que se convoque a los cuerpos orgánicos para poder discutir una estrategia para la CGT y, si es necesario, el recambio de la conducción», puntualizó la fuente.

El paro tardío y sin convocatoria a la movilización dejó a la conducción a medio camino entre los sindicatos más decididos a parar y movilizar y entre aquellos que directamente manifestaron públicamente su desacato, como la UTA. En Sanidad, que conduce el triunviro Héctor Daer, o Comercio, decidieron no garantizar la medida socavando la homogeneidad y autoridad de la conducción.

La magnitud de la movilización y la fuerte participación organizada de trabajadores de los gremios, tanto de los convocantes como de los que decidieron no participar, impactó en la CGT. La aprobación de la reforma previsional, en ese contexto, generó un cimbronazo dentro de la central. Así las cosas, el comunicado oficial cegetista disparó la crisis puesto que su tono condenaba por igual la represión de las fuerzas de seguridad y la respuesta de los manifestantes, entre los cuales se destacaban columnas de la UOM y otros gremios afiliados a la CGT. Tampoco cayó bien entre los movilizados el comunicado de la UTA, que omitió toda mención a la violencia estatal y condenó a los trabajadores movilizados.

Antonio Cassia, que dirige la Confederación de Gremios de la Energía, también cuestionó al triunvirato. Se pronunció por «una CGT fuerte, representativa de los obreros y que reemplace el triunvirato por un secretario general fortalecido y representativo». 

La crisis atraviesa transversalmente a todos los sectores. Desde el riñón de los llamados Independientes, José Luis Lingeri, dirigente de Obras Sanitarias, señaló que «es evidente que no tenemos una cabeza, nadie maneja a nadie», pero Gerardo Martínez, de la UOCRA y también Independiente, lo acusó de «desestabilizador» ratificando su apoyo al triunvirato.

La jornada del lunes 18 golpeó también sobre el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), del cual se habrían retirado la Unión Ferroviaria y Luz y Fuerza en rechazo a la actitud de los taxistas que no pararon. Dentro de las 62 organizaciones que apoyan al gobierno y que no acataron la medida hubo gremios como el SUPA y UDOCBA que decidieron parar.

El moyanismo, cuyas diferencias con el triunvirato son públicas, se ha mantenido con perfil bajo en las últimas dos semanas luego de haber hilvanado acuerdos con la Corriente Federal de Trabajadores y las CTA para organizar la movilización del 29 de noviembre. En su momento había tendido puentes con el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, a quien llegaron a sugerir como candidato para suceder al triunvirato.

Un dato que pasó inadvertido es que uno de los diputados que se ausentó de la sesión que aprobó la reforma previsional es Jorge Taboada, que ingresó a la Cámara Baja de la mano del fallecido gobernador de Chubut Mario Das Neves, y que es secretario general del sindicato Camionero de esa provincia.

Ante los trascendidos acerca de una posible reunión de emergencia de la conducción para contener la crisis, fuentes de la UOM aseguraron que nada de eso ocurrirá. Además descartaron la posibilidad de que Palazzo encarne una candidatura capaz de contener a todos los sectores toda vez que «la Corriente Federal es cristinista y nosotros no. Pero en el caso de Palazzo, además, sería la primera vez que la CGT esté encabezada por un radical y justo cuando otro radical, Gerardo Morales, promueve una cacería a los trabajadores del Ingenio la Esperanza en Jujuy». «