El próximo jueves, el Consejo Directivo de la CGT se volverá a reunir, en este caso, para definir si realiza una nueva movilización contra la políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri y en contra de la intromisión en la vida interna de los gremios. 

Las posiciones que ya son públicas y serán puestas sobre la mesa cuando los dirigentes sindicales se vean las caras en el histórico edificio de la calle Azopardo. Allí los gremios del transporte y los alineados tras Hugo Moyano exigirán que la central obrera se movilice en contra de las políticas económicas del Gobierno y de sus resultados, así como también de la intromisión en la vida interna de los gremios. Por ahora, están solos en esa gesta. 

Los gremios alineados con el kirchnerismo, a pedido de la ex presidenta, desestimaron la incipiente movilización convocada para el próximo 7 de agosto a San Cayetano. Por su parte, el resto de la dirigencia prefiere no hacer olas hasta que pasen las elecciones. Los cierto es que la CGT no se juega nada en estas elecciones. Sin peso e incidencia electoral juega libre sin compromisos de cara a la propia renovación. En esa lógica, la movilización que encabezaría camioneros con los gremios del transporte macaría el principio del fin para el triunvirato. 

El recuerdo del final escandaloso de la última marcha organizada por la CGT aun está latente, por eso la seguridad de la próxima movilización quedará en manos de camioneros al igual que la organización. La percepción de que el desarrollo de la marcha puede incidir en la campaña y en el resultado electoral será tema de debate. Los sectores del mundo gremial alineados con Florencio Randazzo y con Sergio Massa entienden que la movilización en contra del Gobierno, en un escenario de polarización, favorece al espacio encabezado por Cristina Kirchner. Pero, a su vez, fue la propia ex presidenta la que le pidió a los gremios más cercanos a su espacio que no movilizaran. 

Los Moyano, por su parte, ante la certeza de un escenario de ajuste y flexibilización luego las elecciones de octubre apuestan a acumular dentro de la batalla que tendrán que dar los gremios para conservar los derechos adquiridos. La rueda sindical comenzó a girar a contramano de la campaña electoral. La búsqueda del consolidar el poder dentro de la central obrera de cara a lo que viene aparece como principal objetivo. Dentro de esa lógica el moyanismo desata su vocación de poder.