“Acabo de llegar a Buenos Aires, estoy yendo a lo de una tía”, dice agitado, caminando por la calle, Ramiro Menna, a pocas horas de enterarse de que habían encontrado a su hermano apropiado por la dictadura cívico militar. Ambos son hijos de Ana María Lanzillotto y “el Gringo” Domingo Menna, secuestrados el 19 de julio de 1976 en Villa Martelli, en la caída de la conducción del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). “Con Maximiliano, mi hermano, no vamos a apurar nada. Tiene que vivir esta experiencia que sabemos que no es fácil. Fue hacerse de ADN con la convicción de que era hijo de quien le habían dicho que era hijo. Pero sueño con encontrarme con él”.

“Cuando me enteré me dio una alegría muy grande, es indescriptible. Es reafirmar muchas cosas. Te vuelven a pasar muchas cosas por la cabeza, el corazón y las tripas. Los amigos y compañeros de militancia, la familia, hablar con todos por teléfono, la emoción compartida es de todos, hay que habilitarla para que los que quieran la gocen”, relata en diálogo con Tiempo Argentino. “Es la rehabilitación del tejido social de la Argentina, es renacer, que salga vida, que brote la flor en el campo que intentaron esterilizar. Esto que pasa es mucho más grande que nosotros, no es algo privado, no nos lo podemos apropiar”, se entusiasma.

Es que en el marco del proceso de memoria, verdad y justicia, en una de las investigaciones judiciales se detectó que la partida de nacimiento de quien hoy es Maximiliano Menna Lanzillotto fue firmada por una enfermera acusada de fraguar partidas de nacimiento. Es por eso que la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), cuya función es intervenir en toda situación en la que se vea vulnerado el derecho a la identidad de un menor, le aconsejó que se hiciera el ADN. “Por consejo, con la convicción que le iba a dar negativo, fue. Es muy complicado estar en los zapatos de él, no sé cuál es la relación que tiene con la familia que lo crió, si están vinculados a la desaparición de nuestros padres o no, depende de lo que le pase a él por el corazón, hay respetarlo y saber acompañarlo”, sostiene Ramiro.

Sin embargo, no se contiene. “Morimos de ganas de tirarle encima el orgullo de ser hijo de luchadores que dieron su vida por una causa noble y justa. Queremos que viva el cariño, la ternura y el amor que reina en nuestra familia, que lo comparta y lo sienta, se lo vamos a dar en la medida que él quiera, hay que respetar su camino, su tiempo y su proceso. Quiero ver si hay alguna posibilidad de encuentro”, se esperanza.

Gracias al testimonio de la sobreviviente Patricia Erb, Ramiro siempre supo que su mamá había dado a luz en cautiverio en Campo de Mayo y que tenía un hermano dos años más chico, aunque todavía no se sabe cuál fue el destino final de su mamá. En cambio, sí tiene la certeza de que al Gringo Menna lo tuvieron secuestrado hasta que lo asesinaron por orden de Santiago Omar Riveros, en uno de los vuelos de la muerte. “Papá estuvo hasta noviembre desde julio para sacarle información. Sé por los compañeros, que no lo lograron”.

Durante estos años de búsqueda, la familia se entusiasmó dos veces con la posibilidad de encontrar a Maximiliano, aunque fueron búsquedas que resultaron fallidas. Una fue en 2000, con la hija del capitán médico Norberto Bianco, asignado en Campo de Mayo en la fecha del nacimiento, y otra en 2004. Su tía Nena, secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo en La Rioja, “era la punta de lanza” en este camino. “Cuando me enteré de que el ADN de Carolina dio negativo fue una desilusión, veníamos siguiendo el caso y teníamos muchas esperanzas, del otro me enteré cuando ya estaba el resultado negativo”, recuerda Ramiro.

Ramiro es docente y vive con su familia en el pueblo de Chepes, La Rioja. Está casado con Dillawork, una etíope que conoció en una misión cuando era cura salesiano en ese país. Allí se enamoró, dejó el sacerdocio, volvieron juntos a Buenos Aires y se instalaron en La Rioja, donde nacieron sus cuatro hijos varones, que ayer se enteraron que encontraron a su tío en Buenos Aires.

La Rioja, territorio en disputa

“Ésta es una provincia marcada por el modo de hacer política que inauguró Carlos Menem”, caracteriza Ramiro, quien en milita en el Frente Riojano de Organización Popular, que nació en 2009 para, desde el cooperativismo, impulsar la producción local. En 2013 armaron un partido político como herramienta político electoral y en 2015 militaron en el Frente Popular Nacional. También tienen diálogo con el Movimiento Evita, o el Movimiento La Dignidad. 

“Coordinamos con todos aquellos a los nos une una Rioja más justa, es necesario buscar la vuelta para que La Rioja gane en autonomía para que sea una tierra más federal, que haya municipios con capacidad de producir aunque sea buena parte de lo que necesitamos. Estamos enraizados en los mismos sueños que nuestros viejos, mi viejo, y también de la pastoral de Enrique Angelelli. Militamos para provocar un proceso de organización popular”, sostiene.

“En esta provincia hay estructuras clientelares montadas por algunos intendentes de departamentos con rasgos de feudo que los hacen perpetuarse en la historia. La gente desea cambio pero por diversas razones les cuesta la transformación como la que soñamos, que no es la de cambiemos, es para el lado contrario. Es necesario construir fuerza y poder para que las mayorías populares puedan participar de la vida económica política y cultural de nuestros pueblos”, argumenta.

“En lo personal valoro la experiencia del kirchnerismo como proceso que tiene varios rasgos positivos, y eso me parece que hay que saber destacarlo. Pero también encontramos contradicciones en el territorio concreto. Sufríamos en Chepes o la misma Rioja cuando el kirchnerismo asumía formas en algunos territorios con representantes sumamente impresentables”. 

“El kirchernismo resolvía pragmáticamente esas cosas por pensar en términos político electorales, conseguir votos en las cámaras de diputados y senadores. Y desde los movimientos de base que tratábamos de construir otra cosa veíamos como jugaban muy para atrás en algunas situaciones. Te encontrás con gente que responde a la vieja política y otros que son muy piolas, muy progresistas, con la que podes hacer muchas cosas”, balancea.

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