Tras las dos primeras jornadas que colmaron las instalaciones del club Ferro, el Foro Mundial del Pensamiento Crítico organizado por CLACSO continuó este miércoles con varias conferencias especiales que se realizaron en paralelo y en varias sedes. Una de ellas fue la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET). En la institución académica de Sarmiento al 2000 se debatió por largas horas sobre “comunicación, política y democracia ante la avanzada conservadora”.

El panel de cierre estuvo a cargo del reconocido periodista español establecido en Francia Ignacio Ramonet, fundador de Le Monde Diplomatique a nivel global, y de la jefa del bloque de Unidad Ciudadana en la Cámara de Diputados bonaerense, Florencia Saintout, ex decana de la Facultad de Periodismo en la Universidad Nacional de La Plata.

La conferencia conjunta de Ramonet y Saintout había sido convocada bajo el título “La emergencia comunicacional y las democracias en riesgo”. En la charla se mencionaron distintos conceptos teóricos con bastante circulación en estos tiempos, como la hipótesis de la antropóloga argentina residente en Brasil Rita Segato sobre la creciente expansión de una “pedagogía de la crueldad”. Segato, que participó del foro, es una de las teóricas del movimiento feminista latinoamericano.

“En este Foro del Pensamiento Crítico estamos trabajando en pedagogías emancipatorias, en pedagogías de la esperanza, que se enfrenten a la pedagogía de la crueldad que promueven los medios concentrados. Porque los medios, todos los días, nos impulsan a ser más crueles con quienes están a nuestro lado. El otro, según esa concepción, es mi enemigo”, señaló Saintout. La legisladora y ex decana exhortó a los presentes, entre los que se veían periodistas, comunicadores, docentes y estudiantes universitarios, a ligar “la pedagogía de la esperanza” con el “concepto de autoestima”, pero entendiendo ese concepto desde una mirada colectiva y no exclusivamente individual.

Tras un primer momento con cierto aire de diagnóstico, Saintout dedicó otro tramo de su discurso a esbozar una suerte de agenda de políticas públicas en materia comunicacional. Se trataba de un paquete de iniciativas pensadas para el futuro cercano, que podrían ser aplicadas desde el gobierno si en 2019 gana la oposición, y que fueron debatidas en otros foros y también en el colectivo Voces Libres del Pueblo, espacio de discusión política y profesional que agrupa a periodistas y comunicadores. “Tenemos que tener claro que los medios ya no son sólo medios”, arrancó la legisladora y no tardó en recordar la nueva categoría de ‘periodismo de guerra’ que popularizó el fallecido periodista Julio Blanck, columnista de Clarín, para referirse a la línea editorial de ese grupo durante los años del kirchnerismo. “También tenemos que trabajar en otras formas comunicacionales, elaborar un plan de federalización infocomunicacional, que implique fortalecer los medios comunitarios, feministas, alternativos y populares. Y hay que trabajar para que los medios populares puedan ser proveedores de Internet “,  fueron algunas de las propuestas que deslizó Saintout.

La sociedad del miedo

La exposición de Ramonet, autor de una monumental biografía de Fidel Castro, aportó algunos elementos de polémica. El periodista nacido en la región de Pontevedra, en Galicia, hizo un diagnóstico sombrío y realista sobre la crisis que afecta a la democracia tanto en Europa como en América Latina. Para Ramonet el encumbramiento de líderes como Donald Trump o Jair Bolsonaro, con sus diferencias y matices, está relacionado –entre otras causas- a la amenaza que significa la consolidación de un capitalismo postindustrial y de servicios en el que las plataformas virtuales como Uber, Airbnb o Glovo, o las compras por Internet a partir de promociones como los Black Friday, ponen en riesgo los empleos tradicionales ligados a esos rubros.

“Lo que se está extendiendo a través de las sociedades es el miedo. Es, directamente, el pánico. La gente lo que está sintiendo es: ‘denme el mundo de ayer en el que, aunque tenía muchas dificultades, yo sabía manejarme. En cambio, este mundo nuevo no sé cómo se maneja. Y al final me quitan el trabajo’. ¿Entienden? Esto es lo que está pasando. Y Trump lo entiende muy bien. Entiende que este nuevo mundo está produciendo ganadores pero también está generando muchos perdedores. Y cree, en definitiva, que los perdedores en este momento son más numerosos que quienes se han beneficiado”, planteó Ramonet.

Con capacidad para la provocación, Ramonet llamó a estudiar el fenómeno de cómo logró Trump ser electo a pesar de haber confrontado agresivamente con la gran mayoría de los medios de Estados Unidos. “Trump tiene un discurso crítico contra los medios superior al que hemos podido desarrollar nosotros, desde el progresismo. ¿Qué dice Trump de los medios? ¿Y qué diría de ese tema tal político, por ejemplo, que es crítico de Clarín en la Argentina?”, se interrogó en voz alta desde el aula magna del piso octavo de la UMET.

Otra faceta revulsiva de la presentación de Ramonet surgió al rememorar un ejemplo histórico proveniente de la Francia socialista de Francois Miterrand. Recordó que el líder socialista logró eliminar la pena de muerte (la guillotina, heredada de la Revolución de 1789) sin consultar a la población a través de un referéndum. Para Ramonet, la decisión de las elites políticas de cuño progresista de promover avances sociales de ‘arriba hacia abajo’, sin el protagonismo del pueblo, o sin consultarlo para las medidas trascendentes –incluso por temor a cuál podría ser el resultado de esa consulta-, va generando un malestar ante ese rasgo hipócrita de las invocaciones permanentes al valor de la democracia.

“El querer lograr la felicidad del pueblo sin la participación del pueblo en algún momento pasa factura. Y ese momento es el que estamos viviendo ahora”, subrayó. “La democracia, en este contexto, ya no es un imperativo absoluto”, agregó luego. Ramonet relacionó esa reacción social contra las elites con las transformaciones que están ocurriendo en el mundo, mutaciones que a su juicio diluyen las identificaciones políticas preexistentes y convierten a los viejos paradigmas en anacrónicos.

“Esta época se caracteriza por tres grandes problemas globales: la crisis producida por la contaminación y el cambio climático, la crisis producida por los desplazamientos y las migraciones masivas, y la crisis que suponen los efectos incontrolados de las nuevas tecnologías de control social, el uso de las redes junto a la Ciberseguridad y la Cibervigilancia”, remarcó. En otro tramo de su conferencia recordó en detalle el escándalo surgido en torno a la empresa británica Cambridge Analytica y el uso con fines electorales de los datos de los usuarios de Facebook.

“Ustedes saben que si yo le quiero mandar un mensaje por WhatsApp a 120 millones de personas tengo que tener un verdadero ciber-ejército que retransmita esos mensajes. Eso se puede hacer. Cambridge Analytica lo consiguió a través de una trivia en Facebook que se llamaba ‘Conózcase a sí mismo’ y que se montó sobre el narcisismo de la gente. Fue así que 265.000 personas contestaron a la encuesta. Sólo en EEUU. ¿Y qué hizo el profesor (Aleksandr) Kogan, de Cambridge Analytica? Como se contestaba vía Facebook, cada uno de esos 265.000 usuarios trajo a sus miles de amigos. Y así se consiguieron entre 55 y 70 millones de norteamericanos con los que pudieron trabajar en una especie de retrato-robot. Con todo eso trabajaron para convencer a la gente de votar a Trump enviando mensajes personalizados vía WhatsApp”, reconstruyó Ramonet.