Fue mi primera vez en una Marcha del Orgullo. Quedé maravillada de la gente libre y feliz que se entremezclaba con ese clima de alegría que habitaba por esas calles. Esa atmósfera de entusiasmo, felicidad y respeto fue lo primero que me impactó porque, de un tiempo a esta parte, las manifestaciones suelen tener una carga emotiva negativa, la confrontación y el choque de fuerzas dominan la escena. Es por eso que encontrarme en esa fiesta de colores, con una alegría inmensa por todos lados, me revitalizó mucho.

Lo segundo que captó mi atención fue comprender el porte de ese colectivo inmenso y diverso que lucha, reúne y contiene un sinfín de singularidades e individuales. No pude evitar caer en el contraste homogenizador de cuerpos y en la heteronomía social en la que vivimos. Por eso, la calle cristalizaba la esencia de un colectivo que puede nuclear, convivir y agrupar tanta diversidad y pluralidad.

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(Foto: Cinthia Garcia Prato y Patricia Buki)

A grandes rasgos el fuerte tinte reivindicativo de la marcha tiene que ver con la lucha por una sociedad más justa e inclusiva. Incluir la diferencia.

Creo que pretender la igualdad y defenderla no anula la diferencia, no se trata de conceptos antagónicos, sino complementarios. ¡Banco la diferencia! La diferencia de género, las diferencias biológicas, las diferencias de identidad sexual, diferencias de elección sexual. Y eso es lo que vi en la fiesta de la Marcha. Individualidades, singularidades, diferencias y diversidad bajo un colectivo que da lugar a ese maravilloso espacio de libertad individual. En esa fiesta multicolor, pluri-identitaria era imposible no sentir la libertad que reinaba para que cada uno pueda ser uno mismo.

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(Foto: Cinthia Garcia Prato y Patricia Buki)

Entendí que el planteo por la igualdad debe quedarse en el plano formal; es decir igualdad de reconocimiento, de oportunidades, de salarios, de distribución de tareas y no en una igualdad estereotipada que se queda en estilos de vida impuestos y cuerpos cuyos diseños se interpretan, y se imponen, como perfectos.

Aceptar las diferencias hace bien; nos hace crecer como sociedad, nos complementa, nos mejora como personas, nos saca los prejuicios.

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(Foto: Cinthia Garcia Prato y Patricia Buki)

En este sentido, este proyecto “Retratos” tiene como fin captar y plasmar esto. La magia del arte bajo la mirada precisa de las fotógrafas nos permite visibilizar esa particularidad e individualidad dentro de un colectivo que lo contiene. Siempre a su alrededor, mostrándose cada quien como quiere, festejando porque están orgullosos. Y cómo no estarlo.

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(Foto: Cinthia Garcia Prato y Patricia Buki)