La vocera de la Cancillería rusa, María Zajarova, cruzó a los Estados Unidos por el ataque a Siria. En una entrevista a la televisión estatal rusa, afirmó que no está relacionado con su estrategia en Medio Oriente sino que responde a la interna política que se desató en Washington desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca.

El ataque del jueves a una base aérea siria «no tiene nada que ver con la política de Washington en Medio Oriente, no es parte de una estrategia ni de un plan. Se trata de imponerse en condiciones de una descarnada lucha política interna en Estados Unidos», subrayó Zajarova. «Es parte de una lucha de grupos de élite política y militar, que se están enzarzados en una pelea a vida o muerte», agregó la diplomática.

La acción militar estadounidense fue calificada de «agresión» por el presidente ruso, Vladímir Putin; en esa línea Zajarova puntualizó que «puso en evidencia que Estados Unidos es el Estado más imprevisible, y si hay algo previsible en Estados Unidos, es lo imprevisible de su política exterior». La vocera rusa no se quedó ahí y cargó contra la política exterior de la OTAN, «que siempre ha seguido el curso impuesto desde Washington».

La diplomática adelantó que el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, inquirirá sobre las razones del ataque a su colega estadounidense, Rex Tillerson, que visitará Moscú los próximos días 11 y 12. «Escucharemos lo que tiene que decir, le haremos preguntas. Creo que debemos tener comprensión con los procesos que allí tienen lugar (en Estados Unidos), pero también hemos de subrayar lo inaceptable de este tipo de acciones», indicó.

Moscú insiste en que el pretexto para la represalia –la muerte de más de 80 civiles en la provincia siria de Idleb por un presunto ataque con armas químicas atribuido al gobierno de Damasco– no se sostiene, al igual que las declaradas intenciones de Occidente de investigar la tragedia.

Luego del presunto ataque con armas químicas, el Consejo de Seguridad, del que Washington y Moscú son miembros permanentes, se reunió con la intención de algunos de sus miembros de condenar el ataque. Sin embargo, ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo, Estados Unidos advirtió que podría responder con medidas unilaterales en Siria y esa misma noche lanzó más de 50 misiles contra la base siria de la que despegaron los aviones que presuntamente atacaron con armas químicas un pueblo con fuerte presencia rebelde.

El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Guennadi Gatílov, recordó que la propuesta rusa pedía una investigación en profundidad del ataque que costó la vida a más de 80 civiles sirios y descartaba echar la culpa automáticamente al gobierno de Bashar al Assad, como se apresuraron a hacer Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. «Hicimos propuestas concretas sobre el envío de una misión para investigar el incidente sobre el terreno, sobre la creación de un equipo internacional equilibrado, capaz de hacer una valoración objetivo de lo sucedido. Pero tras el ataque estadounidense, ya no tiene sentido», sentenció Gatílov.

El diplomático agregó que «después de la acción militar injustificada contra Siria, que es según el derecho internacional una agresión contra un Estado soberano sin base alguna, será difícil buscar nexos» entre los dos países en el ámbito de la lucha contra el extremismo. Tras el lanzamiento de los misiles, Moscú suspendió el acuerdo de coordinación militar con Estados Unidos para evitar incidentes aéreos en Siria, que estaba en vigor desde el pasado año, y adelantó sus planes de reforzar la defensa antiaérea siria para evitar futuros ataques.