Una niña de cinco años falleció este viernes en el hospital de Santa Victoria, en la localidad salteña limítrofe con Bolivia y Paraguay, el mismo lugar donde murió la mayoría de niños con cuadros de desnutrición y deshidratación desde que comenzó el año. La menor, según explicaron a Tiempo fuentes sanitarias de la provincia, estaba «en su peso normal», pero con un cuadro de deshidratación que agravó su estado de salud. Se trata de la séptima muerte infantil desde que comenzó el año, en una zona golpeada por una extensa sequía, falta de acceso al agua potable y condiciones de pobreza estructural que empeoraron la fragilidad nutricional de los niños.

«Aparentemente estaba con un cuadro febril y abdomen agudo. El viernes por la mañana cuando la fueron a despertar, no se despertaba. Cuando lo lograron, la llevaron al hospital, pero tuvo un paro cardíaco», confió una funcionaria provincial. Cuando la nena llegó al Hospital de Santa Victoria, en el lugar estaba la ministra de Salud, Josefina Medrano, junto a funcionarios del ministerio de Salud de la Nación. Todos fueron testigos de la situación, pero Medrano, que es una reconocida pediatra de la provincia, asistió la emergencia.

Tras el deceso, las fuentes oficiales aclararon que la nena tenía peso normal, pero su cuadro clínico estaría condicionado por las graves dificultades para obtener acceso al agua potable. «La deshidratacion vino a causa de la fiebre que tenía, además de la diarrea, pero acá el agua no es buena y puede haber sido el disparador de la diarrea, o de una gastroenteritis aguda. Puede haber sido un cuadro séptico y no hay que descartar que haya tenido otra infección», explicaron desde la provincia.

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La pequeña fue llevada al hospital por su familia y en el establecimiento sanitario no confiaron si estaba dentro de la población infantil que es monitoreada semanalmente sobre su situación nutricional. Sólo aclararon que «no entra dentro del grupo de niños desnutridos», aunque la menor proviene de Misión San Luis, cerca de Santa Victoria, una de las zonas mas afectadas, cuyo hospital está a 170 kilómetros de Tartagal, donde está el mayor establecimiento médico de la zona norte provincial.

La emergencia impidió que pudieran trasladarla hasta esa localidad, pero fuentes de Santa Victoria confiaron a este medio que la llegada de agua y alimentos sigue siendo dificultosa, especialmente a las comunidades wichis de donde proviene la menor fallecida. En lo que va de 2020 ya fallecieron siete niños, en su mayoría de origen wichi y con graves cuadros de desnutrición que no pudieron ser revertidos a tiempo.

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Sólo en Tartagal, el establecimiento ha relevado 2.000 niños en situación de riesgo, dentro de un monitoreo que alcanza a 4.000 menores. Según la exministra de Asuntos Indígenas, Edith Cruz, a fines del año pasado habían “161 niños con muy bajo peso, 267 formaban parte de esa franja pero fueron recuperados, mientras que 1.727 tienen bajo peso”, pero el grupo de los niños “que están en riesgo social” llegaba a “12.575 niños pertenecientes a familias con madres vulnerables o familias desocupadas».

La zona donde falleció la pequeña es parte de la «emergencia sociosanitaria» que decretó el gobernador provincial, Gustavo Sáenz, hace dos semanas. A principios del año, el mandatario pidió auxilio a la Nación ante el agravamiento de la situación social y climática. En el norte de la provincia hay una misión de funcionarios nacionales que este viernes estaban junto a la ministra de Salud de Sáenz. Todos fueron testigos directos de esa situación desgarradora y continúan en el lugar.