El año que estuvo en Aldosivi le vino muy bien a Pepe para recuperar el ritmo, porque antes jugaba poco y para un jugador grande como él eso es muy importante. Estamos todos muy sorprendidos por su nivel, porque si bien sabíamos que estaba con un físico impecable, nadie imaginaba que iba a rendir tanto como lo está haciendo. Creo, incluso, que está hasta por encima del Sand del 2007 que me tocó dirigir. Es un delantero con mucha personalidad, tuvo bajones en su carrera sólo porque le jugaron en contra esos tres o cuatro años en los que tuvo poca continuidad. Cuando recuperó la confianza se volvió infalible. Fue todo un proceso y llegó a Lanús en el mejor momento.
Es un jugador que entiende que tiene sus limitaciones, pero que es muy inteligente para moverse en la cancha. Es un tipo ganador, uno que nunca se esconde y que siempre habla antes, durante y después de los partidos. En 2007 teníamos un plantel lleno de jóvenes y ahí demostró que su importancia no estaba sólo dentro de la cancha. Ahora le dio un plus muy importante a este equipo nuevo que armó Jorge Almirón y el técnico tiene mucho que ver para que Sand tenga el presente que tiene. 
Lanús arrancó con un equipo con muchos jugadores que recién llegaban, que no estaban al 100%, pero creo que el quiebre de Sand y de todos fue después del partido contra Temperley en la tercera fecha. Hasta ahí, el equipo jugaba más o menos, pero ganaba. Después de esa fecha no dejó dudas: lo están haciendo bárbaro y merecen cada punto que tienen. El mediocampo metedor que armó Almirón, sumado a que juegan tipos rápidos por afuera como el Laucha Acosta y Pablo Mouche o Miguel Almirón hacen que Lanús llegue mucho por afuera y eso es ideal para un tipo como Sand. Él sale del área y está muerto. Pero este esquema, tal como fue en aquel 2007 con Sebastián Blanco, Lautaro Acosta y Diego Valeri, lo favorece a Pepe, que sigue demostrando que es un goleador tremendo. Por algo es el goleador del torneo.