La Superliga Argentina, punta de lanza de uno de los conflictos más extensos que se recuerden a lo largo de la historia del fútbol argentino, nació hoy por la tarde, en el predio de Ezeiza, luego de que la Asamblea Extraordinaria de la Asociación del Fútbol Argentino aprobara su creación por 70 votos positivos contra –apenas- uno negativo, de Mario Gianmaría, de la asociación rosarina.

De esta manera, para que los clubes puedan ceder a sus futbolistas para la Selección que irá a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el torneo volvió a postergarse una semana: salvo que la embrionaria Comisión Normalizadora anule lo aprobado –la única capacitada para dar marcha atrás con todo-, comenzará recién el 19 de agosto y se extenderá hasta mediados del próximo año.

También quedó sellado el reparto de los fondos provenientes de la venta de derechos de TV: 78% para la Primera División (subdividida en tres categorías: River y Boca, primero; San Lorenzo, Racing, Independiente y Rosario Central, después; y finalmente el resto); 12% para la Primera B Nacional; 8% para B Metro, C, D y Argentino A; y 2% para AFA.

Gianmaría, el único que votó en contra, basó su negativa en el defectuoso sistema español, ahora espejo de la Superliga. “Algo había que hacer, eso es seguro, pero no puede ser que con tantas individualidades destacadas en la dirigencia del fútbol argentino no podamos funcionar en conjunto, no podamos hacer autocrítica y terminemos copiándonos de la Liga de España, que está en una crisis terminal”, apuntó Gianmaría.

El lunes, a todo esto, habrá una reunión para hablar sobre el estatuto.