Ernestina Herrera de Noble, quien dirigió los destinos del diario Clarín fundado por su marido, Roberto Noble, ha promovido la escritura de diversos libros que la tienen como figura insoslayable no sólo del matutino, sino de la historia argentina misma. 

En 1984, Jorge Asís, quien había escrito para Clarín con el seudónimo de Oberdam Rocamora, publicaba en editorial Sudamericana Diario de la Argentina, un texto en clave de ficción que, sin embargo, documentaba las escandalosas relaciones entre el periodismo y el poder político, más precisamente entre Clarín y la sangrienta dictadura argentina. Allí aparece el ominoso caso de Papel Prensa que ponía en evidencia esta estrecha relación, de la que existe incluso evidencia fotográfica. Durante el gobierno militar, el diario llegó a vender un millón de ejemplares diarios.

 En 2001 Carlos Martínez publicó a través de editorial Lumbre, La apropiadora, donde desarrolla la idea de que los chicos adoptados por Ernestina Noble, Felipe y Marcela, podría ser hijos de desaparecidos. Las pruebas de ADN de ambos comparadas con los datos del Banco Nacional de Datos Genético dieron negativas, aunque dicho banco no reúne la totalidad de las muestras de familiares de desaparecidos, lo que lleva a pensar que el tema no está cerrado a pesar de que la Justicia lo consideró de ese modo. 

El abogado y periodista Pablo Llonto, quien perteneció a la redacción de Clarín entre 1978 y 1991, se desempeñó como delegado de la Comisión Interna del diario y fue despedido sin justificación, publicó en 2003 La Noble Ernestina. Su libro, suerte de biografía no autorizada, rastrea las diferentes etapas por las que atravesó Ernestina Herrera de Noble dentro del matutino, su conversión en una de las empresarias con mayor peso de la Argentina, su complicidad con la dictadura, sus reuniones con Héctor Magnetto, CEO del grupo Clarín y figura clave que se había constituido en su hombre de confianza, la forma en que el diario devino en multimedio y la sospechosa adopción de dos hijos que podrían ser hijos de desaparecidos. El prólogo lo escribió nada menos que Osvaldo Bayer, quien también relató anécdotas sobre su paso por el diario en la época en que lo dirigía Roberto Noble. 

Pecado original. Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder (2011), de Graciela Mochkofsky aborda diversos temas como ya se anuncia en el título. Con respecto a Herrera se refiere a la forma en que esta modesta “chica de Flores” se convierte en única dueña de Clarín, su relación con Guadalupe, la hija de Noble; las razones que la llevan a los 50 años a adoptar dos chicos a los que les da el apellido de su marido muerto, las razones que la llevaron a admitir que podían ser hijos de desaparecidos aunque durante diez años se rehusó a que se le tomaran muestras de sangre para cotejar su ADN con la muestras del Banco Nacional de Datos Genéticos. 

Martín Sivak escribió en 2015 Clarín, la era Magnetto, que cuenta las dos grandes metamorfosis del medio: su conversión en multimedio y el papel protagónico que adquirió en los últimos años quien fuera un contador con aspiraciones recibido con honores en la Universidad de La Plata. En 2013 ya había publicado otro libro referido al medio, Clarín, el gran diario argentino, una historia que atravesaba sus diferentes momentos desde los inicios hasta 1982 en que Ernestina Herrera y Magnetto son aliados en el desplazamiento de Rogelio Frigerio.

Su muerte, sin duda, no pondrá fin a las investigaciones sobre su figura que fue emblema de un medio cuyo peso económico es capaz de poner en jaque al poder político y a mover las piezas del tablero del poder a su favor.