La participación de los trabajadores asalariados en la agregación de valor de la economía en el segundo trimestre de este año alcanzó el 42,5% del total, según el Indec, versus el 46,4% de un año atrás. Son 3,9 puntos porcentuales que equivalen a un retroceso del 8% en la participación de la clase trabajadora.

Del otro lado, el «excedente de explotación bruto», que representa la parte que queda en las arcas de las empresas, se elevó desde el 44,6% del segundo trimestre de 2018 hasta el 47,4 por ciento. Se trata de 3,1 puntos porcentuales, un crecimiento del 6,2 por ciento.

En medio, el “ingreso mixto” (generado por los autónomos), pasó del 10,8% del valor agregado total al 11,5%. El fenómeno indica un persistente proceso de precarización del trabajo.

Las cifras no expresan el impacto de la devaluación del peso posterior a las PASO. La suba de precios acumulada en el tercer trimestre, de hecho, fue de un 12,3% afectando el poder adquisitivo del salario y reduciendo aún más la participación de la clase trabajadora en la distribución de la riqueza generada.

La distribución más desigual del ingreso se da en el sector agropecuario, donde las patronales se llevan un 85,1% del valor agregado mientras las remuneraciones al trabajo asalariado explican apenas un 9,3%. Hace un año esa relación era del 80,3 a 12,9 por ciento. Por el lado de la industria, la relación fue del 39,1% para los asalariados y el 38,7 para las empresas, cuando un año atrás era de 40,2% contra un 42%.