Entre el humor y el drama, el drama y el humor. Sebastián Wainraich estrenó Frágil, su segundo unipersonal, en el que ofrece una propuesta diferente. El actor y conductor recrea un mundo propio a través de una sucesión de alter egos que ponen en primer plano su costado más sensible. Angustias, dolores y decisiones difíciles aparecen en primer plano, aunque siempre tratadas con humor. 

«El texto me fue pidiendo que haga personajes. La obra se mueve entre la dicotomía de lo pesado y lo liviano, pero casi siempre con tono de comedia. Por primera vez me animo al drama en algunas situaciones puntuales. Es interesante reírse desde lugares más vulnerables o dolorosos. Me gusta hacer comedia con el drama», explica Wainraich.

Desde hace diez años conduce junto con Julieta Pink el programa de radio Metro y medio (lunes a viernes a las 17, Metro 95.1). «Son tareas que conviven perfectamente –reflexiona–. La radio incluye todo: tiene algo teatral, algo periodístico y hasta cosas cinematográficas. Siento que lo que hago abraza todos esos géneros y es probable que me dé un buen ejercicio para el teatro. Pero a la vez son proyectos muy distintos. Metro y medio y Frágil no tienen mucho que ver. Puede que toquen algunos temas en común, pero no pasa de ahí». 

Durante cinco años el conductor y humorista presentó Wainraich y los frustrados. La obra le permitió consolidarse en el teatro y en eso de estar solo arriba del escenario: «Me costó dejar ese espectáculo porque me gustaba mucho hacerlo. Pero cuando le agarré el ritmo a Frágil no lo dudé. Traté de separarlos un poco en el tiempo para que mi cabeza también descanse y empezar este nuevo proyecto con la mejor energía». 

El entusiasmo de Wainraich por Frágil es notorio. La obra demandó ocho meses de trabajo previas al estreno y un despliegue intenso sobre las tablas. «En esta obra, a diferencia de la anterior, nunca bajo del escenario. Me cambio en vivo y en directo con el público. Todo eso le da otra dinámica a la historia que va fluyendo con naturalidad», subraya. 

Wainraich asegura que nunca tiene claro qué se espera de él, pero que sí tiene claro que busca que sus espectáculos hagan que la gente se ría y le pasen cosas. «Disfrutar lo que me pasa es algo que fui adquiriendo con los años –revela–. El miedo a que todo se termine en algún momento es una lucecita que siempre va a existir. Yo hago esto, ojalá le guste a la mayor cantidad de gente posible y punto. No estoy para encasillar lo que hago, me parece que cada uno tiene su objetivo consciente y después hay objetivos inconscientes. Pero no hago nada por una cuestión de rebeldía o provocación: lo que ven o escuchan es lo que me sale hacer». 

La carrera de Wainraich empezó a los 16 años y ya lleva 30 de desarrollo. Además de su trabajo en radio y teatro, fue notero de Indomables, Arde Troya y luego conductor de TVR y La biblia y el calefón; escribió los libros Estoy cansado de mí y otros cuentos y Ser feliz me da vergüenza; y en 2016 fue guionista y protagonista de la película Una noche de amor,  junto con Carla Peterson. El año que viene protagonizará un especial para Netflix. 

«Uno puede estar inspirado, tener talento, pero si a todo eso no le sumás trabajo, va  a quedar en la nada. Yo me la paso generando proyectos. Lo mío es escribir, pensar, tratar de llevarlos a cabo intentando rodearme de gente buena y valiosa. De eso se trata», concluye.

Convivencia y trabajo

Sebastián Wainraich está casado con Dalia Gutmann. Llevan más de 16 años como pareja y tienen dos hijos. Gutmann también es comediante y desarrolló una importante carrera en televisión, radio, teatro y escribió libros. La química entre Wainraich y Gutmann se construye desde lo diario, pero va mucho más allá de la convivencia. «Nos  leemos, vamos a los ensayos, tratamos de no abusar porque además tenemos hijos, somos una pareja, una familia –explica–. Pero nos dedicamos a lo mismo, entonces nos gusta ayudarnos. Obvio». «

Frágil. De jueves a sábado a las 21:30 en el Teatro Maipo (Esmeralda 443).