Seguimos de pie” fue una de las consignas que llevó a más de 50 mil trabajadores y trabajadoras a reunirse en la Plaza de Mayo el pasado 4 de noviembre, en el marco de la Jornada Nacional de Lucha impulsada por la CTA de los Argentinos, la CTA de los Trabajadores, la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo y el Espacio de Articulación Popular, donde convergen representantes de la pequeña y mediana empresa, así como también organizaciones políticas, sociales, culturales, estudiantiles y científicas. Otra jornada histórica que se constituyó como una nueva demostración de unidad y fuerza de los sectores populares y se reprodujo en diversos puntos del país, con paros y movilizaciones.Porque la situación es similar en cada rincón de la Argentina.

“¿Qué felicidad puede haber cuando no hay trabajo?”, se preguntaba alguien en la Plaza. Y la verdad, para ser sinceros, lo único que ha traído la tan ansiada revolución de la alegría es desocupación, miseria y una transferencia de ingresos sin precedentes de los bolsillos de los trabajadores hacia el capital concentrado.

En este sentido, hay un amplio acuerdo en el diagnóstico de la situación. El modelo que impulsa este gobierno no es productivo, mucho menos inclusivo. Está destruyendo las bases de la pequeña y la mediana empresa, las economías regionales y a los pequeños productores, cuyas ganancias no estaban en la exportación (es decir que la quita de retenciones es una medida que no estaba destinada a este sector) sino en el mercado interno, que se ha contraído considerablemente debido a la pérdida real del poder adquisitivo producto de la suba de precios en los insumos y en los servicios básicos.

Ahora bien –y parafraseando un dicho harto conocido por todos los argentinos– una cosa es que Macri durante la campaña –como estrategia– no haya dicho lo que iba a hacer, porque no habría llegado a la cantidad de votos que finalmente obtuvo. Pero otra muy distinta es que haya ganado mintiendo, diciendo aquello que “jamás haría”, como ajustar, devaluar o despedir trabajadores. Sin embargo, lo hizo, poniendo en juego el destino de millones de argentinos que han quedado fuera de mapa del gobierno nacional.

Repercusiones en el sector

El sector cooperativo, como lo venimos planteando, es uno de los que primero se vio afectado por estas medidas. Las cooperativas, también conocidas como empresas sociales, desarrollan una actividad que depende del consumo interno. Las políticas de apertura de importaciones que excluyen a diferentes sectores –como el textil y metalmecánico– de la industria nacional, imposibilita sobremanera que puedan competir con productos que vienen de afuera, fabricados en grandes volúmenes, bajo condiciones laborales de semiesclavitud. Llegada esta situación, es sumamente necesario que se establezca un control de las importaciones. Sobre todo, en aquellos sectores de producción nacional donde las cooperativas tienen principal incidencia, como es el caso de las textiles, gráficas y metalmecánicas.

Otro factor que se le debe sumar a la situación que está atravesando la economía social es el descomunal aumento de tarifas de servicios básicos. Hay cooperativas que dependen completamente de estos para producir, y las tarifas que se han recibido, ponen en serio riesgo la producción. De continuar con estas tasas, se exige que exista un subsidio que tenga como únicos destinatarios las cooperativas dependientes de luz, agua y gas.

Respecto de la obra pública, es un secreto a viva voz que el gobierno nacional ha decidido no darles trabajo a las cooperativas porque sostiene que no dan garantías para terminar las obras. Ahora bien, 50 mil viviendas realizadas a lo largo y ancho de todo el país –muchas en condiciones que ninguna empresa de capital aceptaría, como es el caso de las obras en el Impenetrable salteño– con el 99,9% de efectividad en el plazo de tiempo de entrega, ¿no son una garantía?

No queda claro en qué se basa para esgrimir un diagnóstico poco serio. Parecería que, más que una cuestión de garantías, es un tema de ideologías.
La demanda es clara: el Estado debe establecer un cupo de obras públicas para las cooperativas de trabajo, específicamente en construcción de viviendas y subprogramas de mejoramiento urbano, como cordones cuneta, veredas, redes de agua y cloacas.

La raza paria de los trabajadores

Así ven y nombran al sector cooperativo muchas veces. La realidad, es que las cooperativas de trabajo son una parte fundamental del movimiento obrero. Los cooperativistas tienen las mismas dificultades que los trabajadores formales que arreglaron en paritarias, salarios que van por debajo de la inflación anual.

Ojalá fueran otras las medidas que toma el gobierno nacional. Pero lamentablemente, todos los días impulsa políticas económicas favoreciendo a los sectores de poder.

A la clase trabajadora asalariada se le ha generado una gran expectativa con un bono, del que se ha dejado afuera a los cooperativistas. Sin embargo, que quede claro: el problema aquí no es el fin de año, porque hay uno más urgente que resolver, y es nada más ni nada menos, que el problema de llegar a fin de mes.

Con la inflación y la suba de precios en los alimentos básicos de la canasta familiar, es necesario de manera urgente un incentivo en el pago de los programas Argentina Trabaja, Capacitación con Obra y Asignación Universal por Hijo, así como también nuevas altas para los beneficiarios en estos programas, fundamentalmente en las diferentes provincias del país donde la situación es más compleja aun.

Es extraño, pero lamentablemente no hay una visión de cómo comenzará el año que viene. Lo que sí se sabe es que este 2016 para terminarse bien, necesita de respuestas claras y concretas, que den un poco de respiro a tanto ahogo neoliberal.

Christian Miño: «No puede ser que los trabajadores no puedan llegar a fin de mes»

 “Hoy es un día histórico para nosotros, los cooperativistas. Con esta plaza tan peronista, con tantas luchas sociales, es la primera vez en la historia del país que un cooperativista tiene la posibilidad de hablar aquí delante de todos los trabajadores. Es un gran orgullo.”

  “No puede ser que los compañeros que se levantan todos los días a las cinco de la mañana no puedan llegar a fin de mes. Nosotros somos trabajadores y, como trabajadores cooperativos queremos ganar un mango para poder sostener la familia. No pedimos comedores ni bolsones de mercadería. Queremos que nuestro laburo valga la pena.”

Hugo Yasky: «Necesitamos la unidad de acción de todas las centrales sindicales»

 “Hay que defender la unidad del campo popular porque es lo único que tenemos. Esa es nuestra fuerza.”

 “Tenemos que ser inteligentes. Enfrentamos un gobierno que representa el punto más alto de la clase dominante, lo apoyan los grupos financieros, la Sociedad Rural, los grupos que tienen que ver con el manejo de los medios de comunicación, la casta judicial que defiende los intereses de clase y la propiedad privada, como si fueran perros de presa. Frente a un gobierno con todo este poder, necesitamos imprescindiblemente la unidad de acción de todas las centrales sindicales, de todos los movimientos sociales.”