María Angélica Urquiza se obliga a dormir con pastillas. No le importa el descanso: desde que te matan a un hijo la vida solo se soporta. Lo hace para no ver más la cara del asesino, a quien conoció durante el juicio que lo absolvió de culpa. Para la Justicia, el policía Santiago Veyga se defendió. Pesó menos que haya ejecutado a dos jóvenes y que exista un video donde se ve a una de las víctimas –Kiki, el hijo de Angélica, que era menor– agonizando frente al volante de la camioneta de Veyga, mientras una persona, que nunca se pudo identificar, lejos de socorrerlo, lo hostigó. «Putito, a ver si ahora arrancás», dijo la voz.

El martes, el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 16 absolvió al oficial que disparó contra Jonathan Kiki Lezcano, de 17 años, y Ezequiel Blanco, de 25, en julio de 2009. La fiscalía había pedido nueve años de prisión para el acusado por considerar que los homicidios se dieron en el marco de un exceso en la legítima defensa. La querella que representa a las familias de las víctimas había solicitado la pena de prisión perpetua.

«El fallo fue un golpe muy duro, no esperábamos que salga libre, nos dolió mucho que los jueces no tuvieran en cuenta el video que la misma policía filmó. Sentimos que este juicio fue una fachada para que las familias dejemos de reclamar. Cuando Veyga tuvo que decir las últimas palabras solo agradeció a los jueces. Ya sabía que lo iban a absolver», se queja Verónica, una de las hermanas de Kiki y portavoz de la familia hasta que la madre se recupere. «Le afectó mucho el fallo. Está con psicólogos y psiquiatras porque luchó mucho para llegar al juicio, fueron casi ocho años para que al final lo dejen libre».

El 8 de julio de 2009, cerca de las 3 de la tarde, Veyga gatilló el arma reglamentaria dentro de su camioneta, sobre el pasaje El Zonda, en Parque Chacabuco. A Kiki le apuntó a la cabeza, a la altura de la oreja. A Ezequiel le disparó dos veces: una bala entró por la ceja y otra por el parietal.
Los cuerpos de los dos jóvenes ingresaron a la Morgue Judicial ese mismo día, cerca de las 19, como NN. Recién dos meses después, las familias de ambos supieron en qué circunstancias murieron, a pesar de que habían radicado una denuncia en la Comisaría 52ª por ambas desapariciones. El mismo día en que intentaron solicitar medidas en la causa, Veyga fue sobreseído por el juez Facundo Cubas.

En noviembre de 2011, la Sala IV de la Cámara de Casación Penal revocó la decisión, apartó al magistrado y le remitió la causa a la Cámara de Apelaciones para que Veyga sea procesado por el delito de homicidio reiterado en dos hechos. Así llegó a juicio oral.

Los abogados que representan a la familia solicitaron que se condenara a Veyga por homicidio agravado por haberse cometido abusando de su función, sostuvieron que hubo dolo homicida y cuestionaron que las armas encontradas en el vehículo hayan sido atribuidas a las dos víctimas.
La fiscal descartó la posibilidad de un forcejeo entre los jóvenes y Veyga, y recordó que el disparo que recibió Kiki nunca pudo haber sido efectuado mientras estuvieran frente a frente. «No estaba autorizado a matar, simplemente a defenderse».

La defensa sostuvo que el policía «no tenía opción» y que actuó de acuerdo a la agresión que sintió en ese momento.


El tribunal le creyó. «