El Banco Central se está saliendo con la suya en su batalla para mantener anclado el dólar. Esta semana la versión mayorista cerró en $ 37,62, apenas siete centavos por encima del piso de la zona de no intervención oficial.

Como hecho distintivo, la autoridad monetaria compró U$S 190 millones en lo que va de enero. Lo hizo a través de una serie de cinco subastas entre el jueves 10 y el miércoles 16, lo que no impidió que un par de días la divisa cerrara abajo del mínimo de la banda fijada. Como ese valor se actualiza diariamente a un ritmo equivalente a 2% mensual, es muy probable que en los próximos días las compras por parte de la entidad continúen.

La intervención implicó que a cambio de los billetes, el Central pusiera en plaza algo más de $ 7000 millones. Esa suma significa apenas el 0,6% de la base monetaria, cuyo crecimiento la entidad trata de mantener sin mayores cambios. Al miércoles (último dato disponible), el total de circulante era de $ 1,341 billones, apenas 5% mayor que a fines de septiembre, cuando Guido Sandleris tomó las riendas del Central.

En la visión de la cúpula del BCRA, mantener la plaza  con poco dinero disponible limitará la demanda de dólares y así impedirá que aumente. Estudios privados señalan que si se descuenta la inflación, la actual base monetaria es 29% más pequeña que la de marzo de 2018, cuando arrancó la corrida cambiaria.

Otro factor contribuye a la quietud del dólar: las elevadas tasas de interés. Las Leliq que el Banco Central vende al sector financiero para reducir la liquidez ofrecen rendimientos del 57% anual, que si bien cayeron con relación a algunas semanas atrás (llegaron a pagar 74%) todavía  fijan una referencia muy alta para todo el sistema crediticio. La línea que bajan las autoridades monetarias es que la tasa continuará su derrotero descendente pero lo hará de manera muy paulatina, para evitar que se produzcan nuevos sobresaltos en la cotización del dólar. «