Desde diciembre del año pasado, Jorge Telerman es el nuevo director del Complejo Teatral del Buenos Aires, designado por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. Antes, había sido el jefe de Campaña del candidato a presidente Daniel Scioli y el presidente del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires.

Consciente del pasado reciente y el actual cierre del teatro, Telerman asegura que en diciembre de este año las obras de infraestructura estarán terminadas y que en marzo de 2017 comienza la nueva temporada del teatro.

–¿Por qué aceptó el cargo?

–Quiero aportar a las políticas culturales públicas y específicamente a las del teatro San Martín. Tengo una historia con este edificio y cuando sorpresivamente me convocaron, en una situación donde estaba muy fresca la pertenencia a otro espacio político como era mi caso, me sorprendió y me sentí halagado. Desde mi perspectiva, era importante estar en un lugar como este, soy muy consciente de las buenas consecuencias que tienen en una sociedad las buenas políticas culturales, y lo importante que es sostener instituciones como el San Martín. En ninguno de los países a los que les valoramos sus políticas culturales, llama la atención que una persona que pertenece a otro cuadro político ocupe un rol en instituciones históricas, aunque el gobierno sea otro.

–¿Cómo va a manejar el difícil acceso al presupuesto para el teatro?

–En el Estado siempre es difícil generar excepcionalidades a las normas. Pero el funcionamiento de un teatro requiere flexibilidades que quizás otras instituciones no las tengan. Yo creo que ahora hay una voluntad de que esto cambie y que quizás el San Martín logre una autonomía como la que cuenta el teatro Colón. En pocos meses más, vamos a tener la estructura y la dotación final del teatro, vamos a pasar a todo el mundo a lugares específicos, con misiones y objetivos. Vemos una gran receptividad para no quitar ni un puesto de trabajo, sino que al contrario, estamos presentando un proyecto de trabajo que seguramente necesitará más gente.

–¿En qué consiste ese proyecto de trabajo?

–Estamos haciendo una propuesta para el Complejo en el que hay que ampliar los horarios del teatro, generando condiciones desde la mañana a la noche, con un nivel de producción muy intenso. Con mucha gente en ebullición: estamos pensando en obras, actividades paralelas, seminarios, exposiciones, encuentros. Todo va a requerir una actividad muy grande. No es siempre sencillo de entender que no sólo necesitamos que no quiten a nadie, sino que además necesitamos más gente. Ese aumento del personal no es para alimentar una estructura burocrática, sino porque es una tarea que se mueve a tracción humana, no la sustituye la innovación tecnológica.

–¿Existe alguna posibilidad de que el San Martín sea un ente autárquico?

–Quizá los aspectos administrativos, para poder contar con mecanismos más flexibles. Yo sé que un funcionario tiene que tener dos pensamientos funcionando de manera simultánea: un hemisferio creativo, que te hace pensar en qué cosas se pueden hacer para que más gente esté incluida en los proyectos, disfruten, use y se involucre en los bienes culturales. Pero también soy una persona a quien le han dado la obligación de tutelar los intereses materiales y que hay que hacerlo con racionalidad. Los recursos son siempre finitos, cada cosa que gastes aquí es una cosa que no vas a poder gastar allá.

–¿Qué se planteó para la programación artística?

–Vamos a aumentar la cantidad de espectáculos, que van a tener ejes temáticos fuertes, tanto en relación a un autor como un concepto, de manera tal que la totalidad del complejo dialogue entre sí. Vamos a trabajar la violencia y las revoluciones, por ejemplo. El complejo fue pensado para poder tener un barrido que incluya a la totalidad de las expectativas y de las estéticas. Estará la innovación, experimentación, los clásicos y autores con textos no conocidos. Vamos a acompañar esta idea de que cada sala responde a una estética en particular, pero que todas forman parte de un dispositivo en común, que será puesto en diálogo. De los teatros públicos hay que esperar y exigir que vaya desde la tradición a la innovación, que se piense en los sectores habituados a ir al teatro y se trabaje muchísimo en los sectores que por cuestiones sociales, de edad o de cambios de hábitos no van al teatro. El San Martín es parte de lo que somos. Está en nuestra historia y lo estamos defendiendo. Si le pasa algo al San Martín le pasa algo a una parte de nuestro cerebro.