La apuesta del gobierno de Nicolás Maduro de convocar al pueblo venezolano a una Asamblea Nacional Constituyente como salida a la crisis política y económica de su país es una batalla que se libra en dos frentes. El gobierno sabe que, mas allá de la intransigencia de algunos sectores de la oposición –que esta semana continuaron protagonizando manifestaciones en las que hubo más muertes por los violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad–, empresarios y la Iglesia, uno de los sectores mas importantes para jugar en la consolidación de este proceso, que puede ser la última chance del gobierno de estabilizar el país, está en el exterior. Y para eso ha definido una estrategia política y mediática que buscará atravesar la barrera comunicacional, «el bullying mediático internacional», como le llaman, que hoy le resulta desfavorable. La tarea que le toca a los más altos representantes diplomáticos, es fortalecer la relación con los países «amigos» y crear las condiciones geopolíticas que al menos disminuyan el fuego permanente que recibe el chavismo desde diversos espacios de representación internacional. Así lo confirmó a Tiempo la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, en una entrevista exclusiva en Caracas. «Todas las misiones diplomáticas están activadas para defender el proceso de la Constituyente. Y se abrirá un proceso de acciones mediáticas, en el exterior, justamente dando detalles sobre la Constituyente», explicó. La estrategia diplomática se guarda algunas cartas reservadas que se irán revelando en lo sucesivo, dice Rodríguez, dirigidas «a blindar el proceso constituyente, que es un proceso histórico que marca una nueva etapa.» 

«Frente a este desafío que han planteado un grupo de países intolerantes dirigidos desde Washington nosotros damos la batalla por la defensa de la soberanía de Venezuela, de su independencia y es muy grato poder defender a nuestro país en todas las instancias internacionales. Para mí es un gran honor llevar la verdad de Venezuela allende sus fronteras. Significa, no un desafío, sino el ejercicio digno de una responsabilidad para la revolución bolivariana», dijo la canciller a Tiempo. 

«Sabemos que este golpe contra Venezuela tiene marca en el extranjero. Ya lo han vivido países como Libia, como Irak, como Siria. Son proyectos imperiales dirigidos a destruir países por razones geopolíticas, ideológicas. Pero en Venezuela ninguna de esas recetas ha servido. Desde que llegó el presidente Maduro a la presidencia se ha desatado mas la furia, porque ellos pensaban que asesinando al comandante Hugo Chávez se acababa la revolución. Y esta no depende de una persona, sino de un pueblo y de un liderazgo, y aquí está el liderazgo del presidente Maduro», señaló Rodríguez, confirmando que el gobierno sostiene oficialmente la teoría del «asesinato» a Chávez, que ya había sido esbozada por Maduro tras la muerte del líder y hoy es replicada por varios analistas internacionales, entre ellos el politólogo argentino Atilio Borón. 

Con el anunciado retiro de la Organización de los Estados Americanos (OEA), lo que Rodríguez llama una «decisión histórica» del presidente, que abreva en una posición que sostenía Chávez, Venezuela buscará reforzar su relación con otros organismos como la CELAC, el ALBA, Petro Caribe y la Unasur, entidades que conforman ese «anillo de integración consolidado durante la última década» y que hoy «con la llegada reciente de gobiernos de corte neoliberal se rompió el equilibrio de no respetar al que es distinto», afirmó. En esa línea, no abandonará su pelea por permanecer en el MERCOSUR, instancia de la que fue suspendida en diciembre pasado por acuerdo entre Brasil, Paraguay y Argentina. 

«Venezuela está dando la batalla política y jurídica en el Mercosur. En este momento vamos a iniciar las acciones para un arbitraje con Argentina. Se invocó el protocolo de Olivos para la resolución de controversias, porque aquí se vulneraron no solo los derechos de Venezuela sino todas las normativas de la organización. Cumplimos la etapa de negociaciones directas sin ningún resultado, porque los países vinieron con esa intencionalidad», afirmó y agregó que su país es «es miembro de los principales organismos de las Naciones Unidas: del Consejo de Derechos Humanos, del Consejo Económico y Social, fue miembro no permanente apenas hasta diciembre del Consejo de Seguridad. Venezuela está representada en los principales organismos de la ONU con presencia activa y además hoy preside el movimiento de países no alineados, donde están dos tercios de los países de la ONU», apuntó. La salida de la OEA, tal como contó este diario, se anunció luego de que una asamblea del 3 de abril pretendió aprobar una declaración punitiva sin los 18 votos necesarios, la mayoría de los 34 miembros, y con la ausencia del embajador boliviano, quien detenta la presidencia del cuerpo. La maniobra fue alentada por el secretario general del organismo, Luis Almagro, quien es un funcionario sin representación diplomática y es uno de los principales promotores del castigo internacional a Venezuela, lo que para los venezolanos obedece a un claro plan intervencionista. 

Samuel Moncada, el último de los embajadores venezolanos ante la OEA, explicó a Tiempo que la salida evitó el «mayor castigo» que podría haber aplicado el organismo: la suspensión o expulsión. También aseguró que los hechos de violencia que se viven en su país tienen «una sincronía con la reunión del 3 de abril. Ellos tenían previsto ese mismo día aprobar sanciones y llamar a reunión de cancilleres. Ellos pensaban que la ola de violencia iba a justificar todo lo que luego iban a hacer. En esa reunión del 3 de abril buena parte de la dirigencia opositora estaba ahí sentada, y salieron declarando ‘Venezuela es una dictadura, todos a la calle’. De esa manera se alentó a desconocer al gobierno» dijo Moncada. «

La influencia de los obispos

A pesar de que la Conferencia Episcopal Venezolana rechazó en forma pública y privada ser parte del debate de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) convocada por el gobierno de Maduro, el titular de la Comisión Presidencial de la ANC logró reunirse el viernes con los obispos, que aceptaron el encuentro a pesar de seguir considerando «innecesaria» la convocatoria del gobierno. El también ministro de Educación, Elías Jaua, comunicó que durante la reunión se discutió la situación nacional y principalmente el tema de la «violencia que le ha quitado la vida a varios venezolanos. Nosotros entregamos un documento a la CEV para aclarar los hechos violentos que se han presentado en nuestro país», dijo Jaua, quien además aseguró que el objetivo de la reunión fue «construir puentes para el diálogo» y pidió que la CEV sea «mediador entre el gobierno y la oposición», como exhortó a principios de mes el Papa Francisco. 

La oposición continuó manifestándose jueves y viernes, en episodios en que se produjeron saqueos violentos y una nueva muerte, la de un joven voluntario que fue arrollado por un auto mientras asistía a manifestantes opositores.