Y el tiro, una vez más, salió para el lado del gobierno. Los diputados sancionaron la ley que modifica el Impuesto a las Ganancias con las modificaciones que consiguió el presidente Mauricio Macri. Para ello el oficialismo contó con el respaldo de los bloques progresistas, del Frente Renovador, el Bloque Justicialista y algunos del Movimiento Evita, los mismo que hace apenas una semana habían votado otro dictamen. De todos los cambios producidos sólo se reduce en 400 mil trabajadores registrados en el universo de los que pagan ganancias y en 140 mil los monotributistas. La gran mayoría de los miembros del Frente para la Victoria se levantaron de sus bancas al momento de votar y por eso fueron 167 votos positivos, cuatro negativos y tres abstenciones.

El debate fue muy corto. Apenas duró dos horas. La ausencia del FPV y la necesidad de los diputados de terminar temprano para viajar a sus provincias llevó a que prácticamente no hubiese debate. El FPV ya había anunciado que sólo iba a votar el proyecto que habían consensuado con el resto de los bloques de la oposición hace apenas una semana. Los cambios realizados, fruto de lo acordado entre el gobierno, la CGT y un sector de los gobernadores, no fueron aceptados por el kirchnerismo por considerar que significaban un retroceso frente al dictamen que se había aprobado en su momento. Es por ello que el presidente del bloque del FPV, Héctor Recalde, pidió un moción de orden para votar la insistencia de aquella media sanción. A diferencia de lo que sucedió el 7 de diciembre pasado, en esta oportunidad la casi totalidad de los bloques opositores rechazaron el pedido de Recalde y votaron en contra de lo que habían aprobado. Ante esta situación el kirchnerismo decidió abandonar las bancas. Sólo se quedaron los representantes de la provincia de San Juan con José Luis Gioja a la cabeza.

El presidente de la comisión de Presupuesto, Luciano Laspina (PRO), justificó el respaldo al nuevo consenso que 24 horas antes habían aprobado los senadores. “Esta ley viene a reparar una injusticia histórica, las profundas inequidades y distorsiones que se fueron generando en los últimos años contra los trabajadores”, indicó el macrista con un impostado tono épico. Es más, señaló que su gobierno es el primero que rebaja impuestos. Laspina resaltó el hecho de que con esta norma los nuevos jueces van a pagar ganancias. Lo afirmó a sabiendas, como anticipó el día anterior por el senador Adolfo Rodríguez Saá, que este artículo va a generar una catarata de demandas ante la Justicia porque nada dice la norma sobre aquellos que son jueces y por concursos pueden acceder a una Cámara y, por lo tanto, no son nuevos jueces sino que magistrados que ascendieron en su carrera judicial. Pero ese era un detalle que a esta altura poco le importaba a Laspina.

Uno de los discursos más esperado era el del massista Héctor Daer, quien funge de la doble condición de diputado y miembro de la conducción de la CGT. Arqueando a más no poder sus cejas, el dipusindical indicó que el nuevo texto normativo se consensuó porque “pudimos discutir escalas que venían desde más de una década y que el poder de turno se había negado a discutir”. No dijo nada de que la curva de las nuevas escalas, a diferencia de las que había acompañado la semana anterior, es más empinada y rápidamente un trabajador con las futuras paritarias pasa a otra escala mayor, incrementándose así el porcentaje del pago del gravamen. Pero no parecía eso importante porque el legislador se preocupó más por rescatar la fórmula de actualización del mínimo no imponible que le quitará al gobierno de turno la posibilidad de usar esa actualización como moneda de cambio a la hora de discutir incrementos salariales. “Estoy convencido de que fuimos en el buen camino, que encontramos el punto posible, venimos a ratificar lo mismo que dijimos públicamente y en las discusiones con ministros del Gobierno, lo vengo a ratificar como miembro de esta Cámara y como secretario general de la CGT”, dijo Daer y terminó por confirmar que lo que había votado antes no formaba parte de su convencimiento o, tal vez, de sus convicciones.

Otro diputado de extracción sindical y que preside el Bloque Justicialista, Oscar Romero le pegó primero un poquito al gobierno porque “no estaba dispuesto a tratar Ganancias este año; es así que un grupo de presidentes de bloques decidimos solicitar una sesión especial y a partir de ahí el Ejecutivo se avino a acordar una sesión extraordinaria con un tema específico que era Ganancias”. A pesar de esa queja luego acompañó lo que se acordó, casualmente, con el gobierno.

Uno de los últimos en hablar fue José Luis Gioja del FPV. El sanjuanino justificó su decisión de mantenerse en las bancas junto a los otros cuatro diputados de la provincia. Evitó criticar la decisión del resto de sus compañeros de bancadas. En todo caso, señaló que se podría haber evitado esta situación si el gobierno nacional hubiese enviado el texto de ganancias al mismo tiempo que se remitió el del Presupuesto 2017, tal como lo habían prometido. Igual advirtió que “no se gobierna con el látigo, no se gobierna creyendo que somos los dueños absolutos de la verdad”, agregó el legislador y defendió la decisión mantener quitar la reinstalación de las retenciones a la minería. Por si acaso, dijo que si se las hubiera reinstalado también deberían hacerse lo mismo con las retenciones a los productos del agro de la pampa húmeda.

Pocos minutos más tarde, los diputados presentes votaron. Los cuatro votos negativos corresponden a la representación del Frente de Izquierda de los Trabajadores y las tres abstenciones a la representante de Proyecto Sur, Alcira Argumedo y los dos diputados de San Luis, Berta Arenas y Luis Lusquiños, que tomaron la misma actitud que sus pares del Senado.