“La gran incógnita es qué les pasó para no poder comunicarse en los períodos en que tenían la obligación de hacerlo. Todo indica que el submarino habría tenido una emergencia seria en un cuarto de baterías. Se quedó sin energía y sin comunicaciones”, explica una alta fuente de la Armada, con gran experiencia en submarinismo. Al cierre de esta edición, el ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, llevaba más de 72 horas sin transmitir y su suerte es un misterio, al punto que los voceros de la fuerza no descartan ninguna hipótesis. No se sabe si está en superficie o en inmersión, aunque en rigor, y cubierto ya el 80% del área de búsqueda sobre el agua, ayer la prioridad pasó a ser la exploración en profundidad. Más de una docena de barcos y aviones de distintos países buscan al submarino en un amplio sector a unas 240 millas náuticas (poco más de 430 kilómetros) de la costa, a la altura del Golfo San Jorge, en un operativo de búsqueda y rescate complicado por el mal tiempo en el Atlántico Sur, con fuertes vientos del sudoeste de 80 kilómetros por hora y olas de más de siete metros.

El vocero de la Armada Argentina, Enrique Balbi, explicó las diversas hipótesis que maneja la fuerza sobre la desaparición del submarino, cuyo último contacto, luego de partir el lunes de Ushuaia, fue el miércoles a las 7:30, y que debía volver a comunicarse el jueves a las 22, pero no lo hizo: “Puede ser un problema de comunicación o de alimentación, un black out de baterías”.

Hasta el mediodía de ayer, se especulaba con que el ARA San Juan podría haber quedado sin propulsión pero en la superficie. Sin resultados, con el correr de las horas se impuso la presunción de que sigue bajo el agua, por lo que ya se piensa en la eventual colaboración de EE UU y el Reino Unido para un rescate. El viernes, a horas de comenzada la búsqueda, el propio Balbi había asegurado que no había indicios para pensar que el submarino estuviera hundido. Gabriel González, jefe de la Base Naval de Mar del Plata, reconoció que la búsqueda en el lecho del mar «es mucho más complicada».

Con la inquietud de los familiares de los 44 tripulantes en aumento, González confirmó que ya hay en la base de Playa Grande –donde una treintena de ellos pasaron la noche–, un grupo interdisciplinario para ofrecerles contención psicológica. Con esos familiares se reunió el ministro de Defensa, Oscar Aguad, que debió adelantar su regreso desde Vancouver, Canadá, donde participaba de una conferencia, y que expresó en su cuenta de Twitter que “por disposición del presidente desplegamos todas las unidades disponibles para localizar al submarino San Juan y aceptamos las ayudas internacionales para lograr restablecer el contacto”.

González explicó que el submarino, construido en el astillero alemán Thyssen Nordseewerke y fue recibido por la Armada en 1985, “tiene autonomía para permanecer más de 15 días en esas condiciones”. En 2008 ingresó en una “reparación de media vida” en el Complejo Industrial Naval Argentino, que extendió su vida útil, y volvió a ser botado en 2014. Por protocolo, hay una cantidad de víveres a bordo que exceden en dos semanas el tiempo pautado de navegación.

Si el ARA San Juan permanece efectivamente bajo la superficie, el dato clave para un rescate urgente pasa a ser el oxígeno disponible. Según Balbi, hay reservas para una semana.

El experto en submarinismo consultado por este diario hace una lctura más específica de ese dato. “Desde el punto de vista de la atmósfera, si están totalmente en inmersión sin poder hacer snorkel o salir a superficie, tendrían autonomía de una semana aproximadamente, si los sistemas de regeneración de oxígeno y de control del anhídrido funcionan correctamente. Pero esto último presenta muchas variables: desde el grado de contaminación de la atmósfera interna, pasando por el número de tripulantes embarcados y hasta la cantidad de canísters (tubos de recolección de gases) de cal sodada (agente absorbente del dióxido de carbono) que se lleven a bordo”.

«No hay acá un tema para preocuparse de supervivencia por cuestiones de agua, comida o aire​», explicó el vocero de la Armada. Pero las horas cuentan y los ojos del país miran a las profundidades del océano. «

Barcos y aviones de seis países

El operativo incluye, ya en el área de búsqueda o en tránsito hacia allí, a cinco corbetas de la Armada Argentina –Espora, Spiro, Robinson, Rosales y Drummond–, el buque aviso Puerto Argentino, los destructores Sarandí y La Argentina, el buque logístico Patagonia, el transporte Bahía San Blas y los buques oceanográficos Puerto Deseado y Austral, operados por técnicos del Conicet. Asimismo, la Armada aceptó el ofrecimiento del Reino Unido para sumar a la búsqueda al buque polar «Protector». La Prefectura colabora a través del guardacostas Tango. También participan del rastrillaje aeronaves de la Aviación Naval y un KC-130 Hércules de la Fuerza Aérea. La NASA puso a disposición un avión P-3 Orion, y la Marina estadounidense, un avión de patrulla marítima Boeing P-8 Poseidon. Uruguay, Chile y Brasil también aportan aeronaves.