«Van a estrellar la calesita», graficó un dirigente cercano al sector fundamentando que «todos los miembros de la conducción van a querer tener el control. Hay una caja muy grande en la obra social pero especialmente en la cuota solidaria que se negocia en las comisiones agrarias y el control de los fondos del Renatre, son miles de millones de pesos».

Diferentes dirigentes de las seccionales del interior del país de la UATRE, consultados por Tiempo coincidieron en poner de relieve que «el gran error del ‘Momo’ fue construir un liderazgo unipersonal y no preparar un segundo». Venegas murió como secretario general de UATRE, presidente de la Obra Social del Personal Rural y Estibadores (OSPRERA) y presidente del Renatre. Además dejó acéfalo el Partido Fe y las 62 Organizaciones Peronistas.

Se trata de un sindicato con cerca de 400 mil afiliados que, con un salario bruto promedio de cerca de 10 mil pesos, recibe a través de las cuotas solidarias (afiliación compulsiva) el 2% de cada trabajador en blanco por $ 80 millones mensuales.

Pero la disputa más importante pasa por el control de los fondos que ejerce la UATRE desde la presidencia del Renatre. Ese organismo retiene, además, alrededor de un 5% del salario entre seguros de sepelio, libreta de trabajo y seguro de desempleo (otra cifra estimada en $ 200 millones mensuales). El Renatre, además, al absorber tareas de fiscalización y poder de policía en materia de cobro de deudas y multas, generó negocios satelitales a través de tercerizadas  como Gregard SA o Trivio SA.

A esto hay que agregar la recaudación propia de OSPRERA que con 286.752 afiliados es la octava en cantidad de afiliados, un 2,4% del total del sistema. En enero el gobierno le restituyó fondos por $ 290 millones.
El férreo control que ejerció el «Momo» en su sindicato desde 1991 no permitió que surgieran, al menos públicamente, corrientes capaces de desafiar la autoridad del secretario general. La muerte del Momo, ahora, podría desencadenar una implosión de las contradicciones largamente postergadas y contenidas en un gremio atravesado por el trabajo en negro, bajos salarios y prepotencia patronal.

El mandato actual vence en el año 2019 y, según lo establece el estatuto, hasta ese año debe asumir Ramón Ayala, que es secretario adjunto y que, a su vez, asumiría la presidencia del Renatrea, donde quedará planteada una disputa por el ingreso de un cargo de vocal. Según pudo saber este medio, al interior de la comisión directiva, en ausencia de Venegas se van a profundizar las disidencias entre cuatro líneas encabezadas por Ramón Ayala, Juan Carlos Castro, actual secretario de Finanzas; Cecilio Salazar, intendente de San Pedro y vicepresidente de OSPRERA; y Carlos Figueroa, dirigente rionegrino y actual secretario de organización, más proclive a un distanciamiento con relación al gobierno.

Hasta el momento, las notas disonantes, en general, se canalizaron por la vía de organizaciones paralelas a la UATRE, como el Sindicato Argentino de Trabajadores Horticultores y Agrarios (SATHA), liderado por Gustavo Arreseygor y que, recientemente, obtuvo un fallo del juzgado laboral 74 a favor de su participación en la Comisión Nacional de Trabajo Agrario, que podría conllevar su desembarco en el Renatre. 

Por adentro, el caso más resonante es el de los trabajadores del limón de Tucumán que, recientemente, protagonizaron una huelga en reclamo de un aumento del 50% en los salarios, que finalmente concluyó con una suba del 31 por ciento. Si bien el protagonismo de la huelga fue de los obreros de base, que fueron llevando a la conducción a una posición de fuerza, la seccional Tucumán tiene antecedentes de roces con la conducción. En abril de 2016 las elecciones fueron desconocidas por el secretariado nacional que designó una intervención. La normalización se produjo sobre la base de una lista de unidad entre las listas en disputa. Esa misma delegación hoy reclama que la sucesión del Momo se realice a partir de una deliberación de los cuerpos orgánicos del sindicato.
Por fuera proliferaron otras expresiones de diez sindicatos que se agrupan en la Federación Argentina de Trabajadores Agrarios (FATA) con presencia en 14 provincias. Fuentes de la Federación aseguran que el nuevo escenario plantea revisar la estrategia del paralelismo para apostar a un desembarco en la UATRE. En diciembre se realizará el Congreso Ordinario que podría ser el escenario donde se pongan de manifiesto todas estas contradicciones internas. «