El Encuentro de Mujeres es un oasis femenino donde jamás se detienen los debates. El crecimiento del encuentro no fue sólo en número, en especial en los últimos veinte años (de los 33 que tiene de vida), aprendió a salir a las calles, a tomar las plazas a imponer las discusiones en cada sede.

“Qué momento, a pesar de todo les hicimos el Encuentro”, es uno de los cánticos que se repiten en cada edición. Esta vez fue difícil llegar al sur desde lo económico y desde lo logístico. Sin embargo, fue una edición hermosa, emotiva de principio a fin, combativa y exigente. Culminó con varios acuerdos, uno de ellos entre las mujeres del movimiento indígena y las militantes de la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito quienes brindaron su lugar en la marcha como un gesto de solidaridad y apertura al debate de la plurinacionalidad, que atravesó toda la edición.

Sin embargo, las mujeres que formaron parte de la organización y las que colaboraron en esta inmensa reunión sorora tuvieron que pelear ante todo contra los espacios oficiales. Ningún gobierno provincial se entusiasma con la idea de un encuentro de mujeres en su provincia. En Chubut, tampoco había conformidad y el gobierno lo demostró incumpliendo un mes antes los acuerdos previos que tenían que ver con seguridad y organización.

A nivel nacional, tampoco fue fácil. Las mujeres que intentaban llegar a Trelew en micro sufrieron requisas y controles desmedidos que provocaban la detención de los micros durante varias horas. En muchos casos, tuvieron que volverse a sus hogares dado que llegaban para el final del encuentro.

Dentro de la ciudad, el acuerdo era que la policía esté atenta pero lejos. Se practicaron una vez más las medidas de autocuidado entre las mujeres. El sábado por la noche, luego de la marcha en contra de los travesticidios, la delegación de Suteba de Tigre denunció que les arrojaban piedras en los techos de las escuelas donde estaban alojadas. En el mismo barrio, otro establecimiento sufrió el robo de valijas y bolsos mientras las mujeres estaban participando de los talleres.

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Cada año los encuentros crecen en los debates, aprenden, logran evolucionar año a año, pero siempre suceden “a pesar de”. Y esta vez fue a pesar de la economía, a pesar de la distancia, a pesar de los ataques.

Aún así, transcurrió con la solidaridad de las mujeres pero más aún con la necesidad de debatir problemáticas latentes en la sociedad argentina: retomar más intensamente la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, pronunciarse acerca de la separación del Estado con la Iglesia, avanzar contra la violencia hacia las mujeres, replantear la necesidad de una organización sindical más articulada, imponer la aplicación de la educación sexual integral, entre otros de los debates que se escucharon en los dos días de talleres.

La edición 33 fue hermosa, emotiva y combativa. En ella se puso en pleno funcionamiento aquella gigante capacidad de autorganización y de autoconvocatoria que distingue al movimiento de mujeres en la Argentina.

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El domingo al mediodía la misma Comisión Organizadora había denunciado que gobierno provincia de Mariano Arcioni por no cumplir con sus acuerdos políticos de garantizar la seguridad en el Encuentro y exigiendo que los cumpla para la marcha de la tarde del domingo. Las mujeres también hacían mención al boicot llevado adelante por los transportes públicos, que tampoco cumplieron con lo acordado y de ese modo retrasaron o anularon la participación de muchas mujeres.

En este contexto, el entramado mediático resulta predecible y empieza por Clarín como vocero del gobierno y sus fuerzas represivas. Dos días antes del encuentro, ese mismo diario contaba que los vecinos estaban atrincherados en sus casas y habían comprado provisiones para no someterse a quién sabe qué barbaridades llevadas a cabo por las mujeres que llegaban a Trelew.

Lo cierto es que los vecinos no sólo recibieron con mucha alegría a las encuentristas, sino que el día de la marcha, mientras las columnas transitaban por las cuadras, los vecinos salían de sus casas con banderas verdes, aplaudían, mostraban carteles hechos a mano y en muchos casos salían a saludar a las manifestantes.

Ese mismo día de la marcha, al mediodía, los intentos mediáticos para imponer el miedo fueron más allá. Sin firma, una nota también del diario Clarín mostraba la foto de una reconocida militante travesti y expresaba que “las mujeres compraban nafta para armar bombas molotov” y que por eso las estaciones de servicio habían dejado de vender combustible suelto. No menciona que los generadores que brindan energía a las carpas que estaban instaladas en la plaza funcionan con nafta.

“Tengan cuidado hoy”, “estén alertas”, fueron las dos frases más escuchadas entre las mujeres luego de leer esa información. Y finalmente pasó, cuando la gran marcha que había transcurrido en un clima de fiesta absoluta y mientras las mujeres estaban desconcentrando, en un episodio confuso y como siempre desmedido, la policía reprimió ferozmente a un grupo de mujeres, las golpeó, disparó balas de goma y detuvo a diez manifestantes. El titulo que Clarín tenía listo fue que el troskismo y el kirchnerismo habían copado la marcha y habían arrojado bombas molotov a la municipalidad.

Así, a contramano, entre profundos debates internos, con viento en contra, el movimiento feminista demostró nuevamente su gran madurez, sumada a una fuerza irrefutable que logró en los últimos tiempos y que tiene un impacto irrefrenable en la sociedad.

Las risas, los pasos de baile, los abrazos, los cánticos, la reflexión y el ímpetu combativo que se vivió en estos tres días de esta nueva edición del Encuentro de Mujeres explican por qué la saña de sectores hegemónicos contra este encuentro. A pesar del susto del final de la marcha, del sabor amargo de las detenciones violentas a las mujeres, el espíritu del encuentro permaneció intacto.

Los ataques fueron varios pero jamás suficientes cuando un movimiento como el feminista en la Argentina es tan pleno. No hay vuelta atrás, las cincuenta mil mujeres en Trelew, confirmaron con sus cuerpos que el patriarcado está cada vez más cerca de su final.