Con señales aún difusas, la recaudación tributaria confirma la idea generalizada sobre una recuperación de la actividad. Los datos que publicó ayer el Ministerio de Economía dan cuenta de ingresos por $ 772.860 millones en el mes de enero, con un crecimiento de 46,6% sobre el mismo período de 2020.

La mejora significa un alza de alrededor de 6%, una vez descontada la inflación (la cifra es provisoria a la espera del índice de precios que difundirá el Indec la semana que viene). Tan significativo como eso es que se trata del quinto mes consecutivo en que hay una suba real en los ingresos de la AFIP. Esto alimenta la esperanza de que sea una tendencia firme, consecuencia de una mayor actividad, y que a la vez entregue oxígeno a las arcas fiscales.

Las comparaciones interanuales, contra el mismo mes del año anterior, son las más usadas para medir los niveles de actividad porque no se ven afectadas por cuestiones estacionales. Pero los constantes altibajos de la economía local en los últimos años llevan a tener precaución al hacer el análisis. En este caso, la base sobre la cual se calculan las variaciones son las cifras de enero de 2020, cuando todavía el coronavirus no había irrumpido en la economía (lo que supone un buen nivel de actividad), pero muchos sectores todavía se estaban reponiendo de las sucesivas olas devaluatorias ocurridas en los estertores del macrismo.

Así y todo, algunos números llaman la atención. Los derechos de exportación se triplicaron hasta sumar $ 79.423 millones. En otras palabras, uno de cada diez pesos que recaudó el fisco se originó en las retenciones. En el Palacio de Hacienda aclararon que muchas de las operaciones de embarque de granos que no se pudieron realizar en diciembre de 2020, por una huelga que afectó el movimiento portuario, se declararon y originaron el pago de impuestos en enero. “El efecto puede distorsionar el análisis de la dinámica de ingresos al tratarse de un impacto por única vez; no obstante, aun si se excluyese dicho efecto del cálculo, la recaudación registraría un crecimiento de 41,5% interanual”, señala el comunicado del Ministerio de Economía.

Los impuestos asociados a la seguridad social siguen siendo el talón de Aquiles de la recaudación: sólo mejoraron 24,7% interanual, unos 13 puntos por debajo de la inflación. Esto refleja tanto la pérdida de puestos de trabajo por la pandemia como las exenciones estatales a las empresas que se inscribieron en el programa de ayuda ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción). “La continuidad de las medidas de reducción de alícuotas para el sector de la salud continúa incidiendo en esa dinámica”, fue la explicación oficial.

También sigue despertando interrogantes la evolución del IVA. Considerado el impuesto que reproduce con mayor fidelidad los vaivenes de la economía cotidiana (porque es una fracción casi constante de todas las transacciones de bienes y servicios), aportó al fisco $ 157.595 millones, con una evolución interanual de 28,8%. Descontado el alza de precios, significaría una reducción de 6,7% en el consumo, lo que genera dudas sobre la fortaleza de la pretendida normalización de las actividades.

Así y todo, enero fue el quinto mes consecutivo de crecimiento en la recaudación real. Se supone que esa tónica se afirmará a partir de marzo, cuando la comparación con los meses de cuarentena y restricciones por la pandemia que hubo en 2020 garantice cifras positivas. Claro que la debilidad de la base sobre la que se realicen los cálculos complicará la elaboración de análisis más certeros. Al fin de cuentas, las matemáticas no son tan exactas a la hora de representar la realidad.