La recesión económica llegó al subte. Luego de haber registrado el año pasado un récord de pasajeros, impulsado por la extensión hacia el norte de la línea H, el transporte por excelencia de los porteños registró en los primeros cinco meses de 2019 una pérdida de 3,7 millones de viajes respecto del mismo período de 2018. Si bien el uso del servicio crecía de manera sostenida desde 2014, los incrementos del costo del pasaje revirtieron la tendencia alcista.

La caída en la venta de pasajes entre enero y mayo de 2019, respecto del mismo lapso del año pasado, fue del 2,8 por ciento En números precisos, la red movilizó 128.576.633 pasajeros contra los 132.319.719 de 2018. De las siete líneas del subterráneo –incluido el Premetro–, sólo una tuvo saldo positivo, que evitó que el desplome fuera mucho mayor.

La línea más afectada por la pérdida de viajes fue la E, que de 8.450.110 pasajeros en 2018 bajó a 7.576.257. Es decir, un 10,3% menos de un año a otro. La pronunciada merma se entiende por el pésimo servicio, la inestable frecuencia y los coches vetustos. A principios de mes se inauguraron tres estaciones, que tenderán a equilibrar esos números, pero los problemas de funcionamiento persisten (ver aparte).

Tras esos cortes de cintas ya no quedan más obras de extensión de la red en curso. Esto no ocurría desde hacía unos 45 años, cuando en 1973 se inauguró la estación José María Moreno de la línea E y los trabajos en la red se reanudaron recién en 1978. Por el momento, no se prevé poner en marcha ningún proyecto de transporte subterráneo.

Muy lejos quedaron los dichos de Mauricio Macri, quien hace exactamente 12 años aseguraba que construiría diez kilómetros de subte por año y hasta se animaba a dar algunos detalles: «Eso incluye la finalización de la línea H, que debe llegar hasta Retiro; la extensión de la B, y la iniciación de las F, G e I, que fueron aprobadas por la Legislatura».

Con respecto a la merma de pasajeros, la línea C se ubica debajo de la E con una pérdida del 7,2%: de 21.410.009 en los primeros cinco meses de 2018 pasó a 19.873.851 en 2019; le sigue el Premetro con una baja del 7,1%: de 497.040 pasó a 461.764 pasajeros; la línea A, con un 3,6% menos, bajó de 24.478.512 a 23.598.698; y la B registró una caída del 2,8%, ya que de 34.562.067 viajes descendió a 33.611.513. La línea que mejor resistió la merma fue la D: de 31.046.456 pasó a 30.755.852, representado una reducción de apenas un 0,9 por ciento.

El aumento sostenido de usuarios de la línea H logró que el promedio de la baja general no se derrumbara. En los primeros cinco meses de este año, la venta de pasajes registró un incremento de un 6,9%. De 11.874.985 pasajeros en 2018, se pasó a 12.968.698 en 2019. Si bien hasta 2016 la línea H era la menos utilizada, la inauguración de las estaciones Córdoba, Santa Fe y Las Heras cambió la tendencia y desde ese momento sobrepasó a la línea E y hoy casi la duplica en pasajeros. En todo 2018 ya había crecido un 24% en cantidad de viajes.

Los 3,7 millones de pasajeros menos registrados este año representan el techo de una curva que venía en ascenso desde 2014, cuando los pasajes vendidos rozaban los 250 millones. En 2017, la cifra trepaba a poco más de 319 millones (superando apenas el récord alcanzado en 2011), mientras que en 2018 fue de 338.903.268, el pico histórico.

Está claro que el constante aumento de las tarifas del subte terminó por quebrar este año la tolerancia de los usuarios: en 2012, el pasaje costaba $ 2,50; a fines de 2014, $ 7,50; en mayo de 2018 ya había llegado a $ 11; y en abril de este año alcanzó los 19 pesos actuales. De acuerdo al cronograma establecido previamente por el oficialismo, este mes el valor del viaje debía ascender a $ 21, pero el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta suspendió el aumento en el marco de una serie de medidas adoptadas por el gobierno nacional de cara a las elecciones presidenciales.

El secretario general de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro, Roberto Pianelli, sostiene que la baja se debe al costo del pasaje: «Si alguien tiene que trasladarse unas tres estaciones, ya no toma el subte. Se va caminando. Lo mismo un pibe que cadetea o alguien que camina constantemente la calle», explica a Tiempo el metrodelegado, y resume: «No hay mucho misterio. Cuando el transporte pasa a ser una mercancía en vez de un derecho, uno va cercenando esa posibilidad de viajar, en desmedro del acceso a otros derechos como la salud o la educación, íntimamente relacionados con este». El dirigente gremial destaca que «mientras que las grandes ciudades europeas debaten hacer el transporte gratuito, acá buscan incrementar el valor». «

Más de 15 mil reclamos, con eje en las escaleras mecánicas

Los usuarios del subte realizaron durante 2018 15.244 reclamos, un 41,35% más que en 2017. La principal queja estuvo centrada en los problemas con las escaleras mecánicas, que junto con el mal funcionamiento de los ascensores representaron uno de cada tres reclamos. El dato no es menor si se tiene en cuenta que hace dos meses la Justicia porteña falló a favor de que las personas viajen gratis si las escaleras mecánicas y ascensores no funcionan, medida que la Ciudad apeló.

Estas estadísticas se desprenden de un informe elaborado por el Laboratorio de Políticas Públicas tras analizar la información del Sistema Único de Atención Ciudadana (SUACI) del gobierno porteño. Entre otros datos, se destaca que la mitad (49%) de los reclamos corresponde a problemas de infraestructura. La atención al público suma otro 14,8% de los reclamos. En la línea H, el incremento de quejas fue del 103%, posicionándose como la segunda con más quejas. En el primer lugar sigue la B.

Una obra que ya estaba lista hace cuatro años

Las estaciones Correo Central, Catalinas y Retiro de la Línea E fueron inauguradas el 3 de junio pasado. El protocolar corte de cintas podría haber ocurrido mucho antes, pero el efecto mediático no iba a ser el mismo, ya que se habría superpuesto con otras obras de envergadura en suelo porteño, como el Paseo del Bajo o el Viaducto Mitre. Más allá de este dato anecdótico, en realidad los usuarios podrían haber utilizado el servicio hace años, ya que en 2015 el gobierno saliente de Cristina Fernández de Kirchner había dejado el 95% de los trabajos terminados.

De hecho, la obra civil estaba finalizada: dos kilómetros de túnel entre Bolívar y Retiro, las estaciones, las bocas de acceso, boleterías, andenes y escaleras. Sólo restaba la colocación de vías, catenarias, obras de potencia y otras instalaciones accesorias.

Se creía que las nuevas estaciones darían un nuevo impulso a la línea E, cuyo servicio viene siendo el peor de toda la red, debido a la mala frecuencia, el deterioro de los coches (viejos trenes CAF-GEE) y las constantes interrupciones por problemas técnicos. A estos inconvenientes se suma que las formaciones son de apenas cuatro coches, que no logran absorber el incremento de la demanda tras la extensión.

El sitio especializado enelsubte.com precisó que los coches CAF-GEE tienen 55 años de antigüedad y «se encuentran al final de su vida útil», por lo que están seriamente afectados por la presencia de componentes con asbesto, que pueden producir cáncer entre los usuarios y los trabajadores. Por esta razón ya fueron retirados de otras líneas.