“Si yo no pensara en salir campeón no trabajaría en esta profesión. Claro que sueño con salir campeón en el 2018, con bajarme del avión, trayendo en las manos la Copa del Mundo”. La pregunta había apuntado al corazón de Edgardo Bauza. A su esperanza y a su sinceridad. Y el entrenador de la Selección, que un rato antes había hecho alarde de su transparencia, lo justificó con la respuesta. Su aspiración inmediata es que su equipo sea campeón en Rusia 2018.

La consulta también sirvió de consecuencia directa a sus dichos sobre la historia reciente del equipo del que ahora es conductor. “Así somos en Argentina. La idea es que la Selección fracasó (en los últimos torneos) porque fue segunda. Es una exigencia muy grande. Pero yo veo bien que pase eso. Y explico la contradicción. Perdimos las finales. No las ganamos. Pero acepto la exigencia porque nos hace crecer”.

El entrenador estuvo en el Hotel Savoy, en la presentación del libro El método Bauza. El equilibrio y otras claves del éxito, del periodista Ariel Ruya, para Editorial Planeta, que anuncia: “Es un libro para entrenadores y jugadores, para dirigentes o especialistas, para hinchas y estudiosos. Es una invitación a conocer el cerebro y el corazón del flamante director técnico de la Selección argentina de fútbol”.

Hubo videos en los que el Pipi Romagnoli y familiares del entrenador lo saludaron y festejaron la salida del libro. Y el propio Bauza, durante una larga hora charló muy distendido, primero básicamente sobre contenidos del libro de su biógrafo. Justamente Ruya consideró al Patón como “un enfermo por el triunfo”, a la vez de un “tipo transparente. Siempre dice lo que piensa, es frontal, directo”. Luego, el técnico destacó la importancia que le da a “la palabra, el trabajo y la responsabilidad”, a la vez que puntualizó que los tres conceptos en los que cree firmemente son “convicción, convencimiento y equilibrio”. Aunque, admitió que la pontificación del equilibrio le trajo muchas críticas y antipatías. Consultado por Tiempo, sobre si, justamente, esa convicción la traslada solamente al futbolista, al equipo, al grupo, o también se preocupa por las críticas de la prensa o el público en general, a lo que respondió no trata de convencer sino de ser consecuente con su idea, pero reparó en que “cuando me equivoco lo reconozco”.

También se calificó como una persona vehemente, aunque aseguró: “Corrí la pasión para ser director técnico. La pasión te lleva a cometer errores”. Ya de lleno en el fútbol, reiteró que para él, “siempre, el equipo es lo más importante. Es siempre la prioridad”, y que si toma decisiones “siempre es para mejorar el rendimiento”, sobre los jugadores y sobre él mismo.

Finalmente contestó algunas consultas sobre la actualidad del fútbol argentino. Admitió que un rato antes había llamado a Augusto Fernández para darle contención anímica luego de la operación a la que debió someterse el volante. Y también que «Tevez todavía tiene partidos por jugar en Boca y por qué no en la Selección. Debe ser un momento de frustración».

Y sobre Lionel Messi, dijo: “Yo creo que en 10 días va a estar entrenando. Pocos conocen como yo esa lesión, a mí me ayudaban a subir al vestuario», en referencia a su época como futbolista de Rosario Central. “Una operación no siempre soluciona una pubalgia”, remarcó. Y le restó trascendencia a su declaración en el sentido que en el Barcelona no lo cuedan como en la Selección. «Voy a seguir diciendo la verdad y lo que pienso. No estoy arrepentido de haber dicho la verdad».