Durante el segundo día de previa para la final de la Libertadores que definirán River y Boca el 10 y el 24 de noviembre no bajó la adrenalina, ni los rumores, ni las noticias cambiantes, ni las sorpresas.

Macri: La jornada de novedades superclásicas arrancó bien temprano. La voz más importante no la puso ningún goleador, tampoco un capitán ni mucho menos un entrenador: fue el Presidente de la Nación, Mauricio Macri. Aseguró que la final de la Copa Libertadores entre River y Boca era una «oportunidad de demostrar madurez, que estamos cambiando y que se puede jugar en paz». El pionero de cerrarle la puerta a los hinchas visitantes mientras fue presidente xeneize, ahora pedía abrirlas de manera sorpresiva incluso para el ministro de Seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo, que en un principio consideró inviable la propuesta. Un rato después la aceptó. Hasta Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad de la Nación, aseguró que estaban dadas las condiciones. Sin embargo, antes de que caiga la noche del viernes, en una entrevista con el periodista deportivo Sebastián Vignolo por Fox Sports, Macri le bajó el tono a su certeza: el presidente aseguró que el Estado aseguraba la seguridad para que esos partidos se puedan jugar con las dos hinchadas pero que la definición pasaba por los clubes. Y Boca y River, se sabe, prefieren jugarlo solo con hinchas locales. Así, no siguieron los consejos de Bullrich sobre el tema, que había dicho: “El que no arriesga no gana”.

Bianchi: En una entrevista a una radio francesa, Carlos Bianchi, entrenador que ganó cuatro veces la Copa Libertadores de América, reconoció que en la Libertadores del 2000, cuando Boca fue campeón ante Palmeiras, hizo lo mismo que Marcelo Gallardo: pese a estar expulsado y tener que seguir el partido desde una cabina, bajó en el entretiempo para hablar con los jugadores. Claro: 18 años atrás no había celulares que filmen ni había redes sociales por lo que el equipo paulista no protestó los puntos como si lo hizo Gremio después de caer ante River.

Árbitro: A través de su cuenta de Twitter, la Conmebol confirmó que el referee para el partido de ida en La Bombonera será el chileno Roberto Tobar. Parece chiste: el primer árbitro que tendrá la responsabilidad de usar el VAR en un superclásico se apellida Tobar. En esa misma publicación, la planilla de la Conmebol ponía los nombres de River y de Boca. Parecía que era la confirmación oficial de que el Millonario es finalista, de que el reclamo de Gremio no prosperó. Sin embargo, un par de minutos después, en su página web volvieron a usar el mismo procedimiento que el jueves: agregaron un asterisco en el que decían que eso es “sujeto a la decisión de la Unidad Disciplinaria respecto al reclamo de Gremio”.

Superliga: Según el reglamento y los antecedentes de otros equipos argentinos que llegaron a la final de la Libertadores, lo único que debiera modificar al campeonato local es que esos equipos tienen derecho a pedir la postergación de sus partidos. Sin embargo, este Boca-River parece tener sus propias reglas. Durante la tarde del viernes circuló el rumor de que no habría torneo por tres semanas: los dos fines de semana de la final de la Copa, que se sumaban al de la fecha FIFA en los que Argentina jugará un amistoso con México. Después, parecía que la salida sería menos costosa: sólo se postergarían los partidos que se jueguen en Capital. Al final, según confirmó la Superliga, la fecha 12 sufrió algunas modificaciones de horario pero River-Unión y San Martín de San Juan – Boca son los únicos postergados.

¿Domingo?: Como si no alcanzara con los idas y vueltas por la posibilidad de que haya hinchas visitantes o que aun no sea oficial que River esté en la final de la Copa Libertadores, hasta se puso en duda lo único que parecía confirmado: las fechas en las que se jugará la final. La idea de que se juegue el domingo 11 la ida y el domingo 25 la vuelta empezó a tomar fuerza.