Las olas, un horizonte siempre lejano, el llamado a la aventura. Todos esos elementos siempre presentes cuando se trata de navegar mar adentro para escapar a lo establecido encontraron en la pluma del poeta Héctor Blomberg (1899-1955) un terreno fértil donde lo literario se cruza con historias y escenografías atrapantes.

Fueron justamente esos factores los que desde hace décadas cautivaron a Juan «Tata» Cedrón. Siempre afecto a buscar escritos de autores para transformarlos en tangos –musicalizó textos de Juan Gelman, Homero Manzi, Julio Cortázar y su querido amigo Raúl González Tuñón, entre tantos otros–, este año el Tata encontró el tiempo necesario para meterse de lleno con Blomberg, lo suficiente para convertirlo en su flamante disco de estudio que está presentando los sábados en el Teatro El Popular.

Jamaica Marú-Blomberg y Cedrón, tal el nombre del nuevo álbum, es el resultado de un trabajo sostenido que transformó diez poemas seleccionados en la misma cantidad de canciones. De ellas siete contienen música del Tata, mientras que los tres restantes les corresponden a sus compañeros de aventuras Josefina García, Daniel Frascoli y Miguel López. «La verdad es que ya no sé qué número de disco es este. Andá a saber si no tengo más de 40 o algo así. Perdí la cuenta después de tantos años», dice el Tata apenas comienza a desenhebrar los pormenores de esta nueva obra. Y sigue: «Lo importante es que esta vez sentí que no tenía la obligación de ponerle música a todo los textos que iba a grabar, sobre todo porque para mí hacer música es algo que hago sólo por placer. Por eso los otros miembros del cuarteto se encargaron de algunos temas. Y lo hicieron muy bien».

Para algunos es claro, pero para otros no tanto. Héctor Blomberg es el autor de la letra –la música es de Enrique Maciel– del mítico vals «La pulpera de Santa Lucía», uno de los temas más populares del cancionero argentino de todos los tiempos. El dato no es algo menor porque tamaña composición supo tener versiones recordadas de Alberto Castillo, Antonio Tormo, Agustín Magaldi y Andrés Calamaro, entre muchísimos otros.

Para el Tata este nuevo disco forma parte de un constante hacer que lejos está de encontrar un parate en el corto plazo: «Yo soy un adicto a la poesía. ‘Querer es poder’, dice un poema de Gelman, así que por eso hago cosas que me ponen contento, siempre teniendo en cuenta que acá todos nosotros estamos viviendo un período donde reina el desastre. Pero bueno, este es el lugar desde donde estoy y desde donde hago lo que hago».

–Lo que sucede a tu alrededor no te va a parar.

–Mirá, yo nací en los años ’30, en el ’39 concretamente. Así que pasé por muchas situaciones caóticas, desde las dictadura del ’55 hasta la nefasta del ’76. Siempre hubo problemas políticos en nuestro país, pero también es cierto que yo siempre hice cosas. No dejar de hacer cosas es la mejor manera de resistir, tal vez la obra sea lo más grande que uno puede ofrecer en estos tiempos. Más allá de vivir en sociedad, los individuos debemos crear lo nuestro, pero también debemos salvarlo, más allá de quienes estén en el poder. Por eso hice este nuevo disco, como parte de ese hacer que no debe parar nunca, ni aun en la peor de las situaciones.

–¿Jamaica Marú es otra confirmación de esa constante?

–Claro. Para mí, cada inicio es parte de un juego continuo. A Blomberg lo conocí, como muchos otros, con «La pulpera de Santa Lucía», un vals extraordinario que conoce todo el mundo y que hasta Palito Ortega le hizo una versión. Pero ojo porque el tipo también era ensayista, escritor de cuentos, dramaturgo, periodista y guionista. A mí me halagan porque como veta expresiva trabajé la poesía y la canción, pero los que hacemos eso desde hace un tiempo no fuimos ni somos los primeros. Por ejemplo, Blomberg y Enrique Maciel, guitarrista de Ignacio Corsini, hicieron lo mismo en su momento. Hay una obra extensa que remite a los unitarios y los federales que es de ellos dos, por ejemplo.

–¿Hacía mucho que querías dedicarte a trabajar con los textos de Blomberg?

–Quien me presentó por primera vez algo de Blomberg fue Tuñón, que lo nombraba siempre como una de sus principales influencias. Bastante más acá, un amigo poeta me fue acercando cosas porque estaba seleccionando poesías de diferentes décadas –partiendo desde 1910– para un trabajo con una editorial. En una de esas décadas comienza a trabajar con Blomberg, se acuerda de mí y me avisa que varios de sus poemas me vendrían bien para trabajarlos. Recuerdo que me mandó «Las dos irlandesas», que habla de  dos mujeres que se embarcan en Shanghai y terminan su viaje en Dock Sud. Luego comencé a investigar al autor, me topé con otros poemas que iban más allá de «La pulpera de Santa Lucía» y descubrí cosas verdaderamente extraordinarias. Otras tantas me las mandaron amigos que se iban enterando de que estaba investigando a Blomberg.

–¿Sentís que este disco funciona como una reivindicación?

–Sí, pero existen otros elementos también. Yo mismo estoy descubriendo cosas en este momento, por ejemplo que en sus poemas hay mucho de surrealismo, y eso también sirve para tener presente que detrás de algo siempre hay mucho más que lo aparente. Estoy orgulloso de este trabajo, de dar a conocer a un artista como él con este nuevo disco. Ojalá pueda lograr que la gente sienta un interés genuino por los escritos que dejó.

–En varios temas del nuevo disco está muy presente la figura del mar. ¿Te atraía la idea de meterte en ese universo marítimo?

–Sí, totalmente, porque el mar es algo mágico y misterioso. El que usaba siempre esa palabra era Manzi, porque escribía muchos tangos que remiten a lo misterioso. Bueno, acá esa temática también se da, pero se conjuga con el mar, porque muchos hemos soñado con la oportunidad de navegar, especialmente cuando éramos chicos y queríamos ser piratas, surcar los mares y partir hacia la aventura. Esa adoración por lo desconocido la encontré en los textos de Blomberg. Lo naviero es como un concepto que atraviesa todo el disco, pero fue algo que me salió de manera inconsciente.

–De la misma forma que el mar, la idea de sentarse en un bar para observar lo que sucede también rodea a muchas de las canciones del disco. ¿Lo percibís de esa manera?

–Yo estoy convencido de que lo primero que tenían en mente quienes viajaban tanto tiempo en barco era llegar a tierra firme y luego irse directo a un bar. El Bajo de Buenos Aires, o mejor dicho, toda la zona de avenida Alem y Paseo Colón estaba plagada de bares, cabarulos y piringundines pensados con ese propósito. Puerto Madero era otra cosa hace tan sólo algunas décadas atrás. Tenía mucho que ver con el mundo marino. No te olvides de que Blomberg era nieto de un marino noruego y la influencia seguro le vino por ese lado. Por otra parte, imaginate que en Noruega mucho no se debe poder hacer, salvo ser marinero (risas).

–Siempre estás investigando a autores para transformar sus textos en canciones. Antes de Blomberg lo hiciste con Juan Gelman, Raúl González Tuñón y tantos otros. ¿Qué es lo que se viene en ese aspecto?

–Impulsado por mi hermano encaré algo interesante que viene por el lado de Las mil y una noches. Ya tengo algunas cositas hechas, aunque no sé si serán parte de un nuevo disco. Pero para eso todavía falta mucho. Lo importante ahora es Jamaica Marú.  «

La cultura y la entrega del FMI

La entrevista gira sobre el nuevo álbum de Cedrón, pero en varios momentos del encuentro aparecen sus opiniones sobre la situación que vive nuestro país y la que experimenta el mundo de la cultura. En ese contexto, el concepto de desastre vuelve a hacerse presente durante la charla: «Creo que todo lo que sucede en nuestro país es algo que remite al movimiento del capitalismo. Es una política donde lo único que prima es la ganancia, y por eso es un desastre. Y a esa gente, la que maneja a nivel global el dinero, lo único que le interesa es tener rentabilidad, instalando de nuevo un modelo de capitalismo brutal y asqueroso. La misma política que sufrimos en la Argentina sucede en Europa, donde viven mis hijos, acá nomás también en Brasil y en los Estados Unidos de Trump. Como argentinos, lo que experimentamos en la actualidad es la entrega de nuestro país al FMI. Y la gente votó esa entrega pensando que era lo correcto, pero lo hizo por la acción de los medios que actuaron y actuarán estupidizándolos. Que todavía digan frases del tipo ‘se robaron todo’ es parte de esa lógica», señala el Tata.

–¿Y en términos culturales?

–Mirá, la cultura es lo que más destruyen. La están rompiendo, anulan ministerios y lo mismo están haciendo con la educación. El gobierno anterior creó una serie de universidades en el Conurbano, pero para la gobernadora Vidal los pobres no tienen derecho de ir a estudiar a la universidad. También están destruyendo a los científicos, y en todo esto que estamos hablando lo único que importa es otra vez la rentabilidad que se da en el mercado. Sin embargo, cuando a mí me dicen que el gobierno está haciendo las cosas mal creo que no: las están haciendo bien porque ellos querían esto y lo van a hacer hasta el final, entregando todo el país. Hay un odio de la clase dominante hacia el peronismo que viene desde que se metieron las patas en la fuente. La oligarquía no se bancó que el pueblo haya metido sus patitas acaloradas, sobre todo porque esa fuente no era para ellos, para los negros. En esa imagen está resumido todo el odio que existe en la Argentina.

Un show con múltiples ingredientes

Nuevos temas, clásicos, inéditos, escenografía, titiriteros, invitados y más. Esos son algunos de los elementos con los que el Tata Cedrón está presentando Jamaica Marú. «Vamos a tocar muchas de estas nuevas canciones y muchas cosas más. Si bien la mayoría girará en torno a Blomberg, habrá otros autores, tangos, cuentos y poemas. Como invitados estará la gente de La Musaranga, un grupo de artistas increíbles que muchos de los que vienen usualmente a nuestros shows ya conocen. Lo de ellos pasa por las marionetas, máquinas que hablan y más. Ahí, en lo que ellos hacen sobre el escenario, está presente la magia de Tuñón y lógicamente la de Blomberg», detalla Cedrón.

Pero habrá más: «El legado de Nelly Omar también estará presente e incluiremos un tema inédito sobre texto de Blomberg que no está en el disco y se llama ‘La australiana’. Son shows de poco más de una hora y media, pero todavía están saliendo cosas para seguir extendiéndolos. Nos gusta sumar diversos ingredientes en cada presentación».

¿CUANDO?

Juan Tata Cedrón (voz, guitarra), Miguel Praino (viola), Josefina García (violoncello), Daniel Frascoli (guitarrón, acordeón) y Julio Coviello (bandoneón) presentan Jamaica Marú. Sábado 24/11 y 1/12 a las 21:30 en Teatro El Popular, Chile 208.