Poco después de asumir el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio quedó al frente del «ala política» del Gabinete que preside Mauricio Macri. Un elenco atravesado por el dilema de origen que divide opiniones dentro de la alianza de macristas y radicales: cómo gobernar el país con minorías en las dos Cámaras del Congreso y de qué modo lidiar con un peronismo dividido en la era del post kirchnerismo. Dentro de una semana el nieto del fundador del desarrollismo cumplirá 47 y transitará el segundo tramo de un programa económico que cerró su primer año de gestión marcado por el incremento del desempleo, la inflación y el estancamiento de la economía. Sentado en el despacho que tiene al final del Patio de las Palmeras de la Casa Rosada dialogó con Tiempo para hacer un balance sobre el primer año de la cartera política que conduce, un cargo que su abuelo (de quien heredó el mismo nombre) jamás tuvo en toda su carrera. Encargado de la interlocución del Ejecutivo con el Congreso y con los gobernadores de las 24 provincias, Frigerio celebra la convivencia con un peronismo balcanizado y se niega a tildar de «impostor» al líder del Frente Renovador Sergio Massa. Sin desautorizar al Presidente, ni a su jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro insistió en la necesidad de sumar a sectores del peronismo y admitió, sin nombrarla, que el año que viene podría debatirse una nueva reforma laboral para terminar con «la obsolesencia» de algunos convenios colectivos.

-Después de la crisis por la reforma del Impuesto a las Ganancias algunos periodistas lo bautizaron el «ministro bombero». ¿Qué balance hace del conflicto y de las señales que dejó para 2017?

–Logramos revertir una «mala señal» que traía aparejada la media sanción de Diputados -gracias al acuerdo de (Axel) Kicillof con (Sergio) Massa, para ponerle nombre y apellido- en una buena señal, sobre todo con los inversores. El mundo inversor no está mirando a (Mauricio) Macri porque sabe a dónde está llevando a la Argentina. Los inversores están mirando al resto de la dirigencia argentina. La pregunta es si este cambio se puede sostener en el tiempo o si volvemos, como tantas veces, a esta política del péndulo. La preocupación que teníamos era que pudiéramos parar la pelota para reencauzar este tema de la mano de la ayuda de la mayoría de los gobernadores y de los representantes de los trabajadores que también aportaron una cuota de responsabilidad muy importante.

–Pero, ¿cuál es el balance político que le dejó al Gobierno la negociación con los gobernadores del peronismo?

–El saldo es positivo en términos de la construcción de gobernabilidad. Somos el primer gobierno de la democracia en Argentina que tiene minoría en ambas Cámaras, que tiene un tercio de los diputados y un quinto de los senadores, que solamente cuenta con cinco de los gobernadores sobre 24. No hay un antecedente de un gobierno que haya tenido que trabajar en una coyuntura tan compleja y tan difícil. Sin embargo, pudimos llevar adelante prácticamente todos los proyectos que el Presidente decidió poner a consideración del Congreso. Es una muy buena forma de terminar el año y de esperar como todos los argentinos que el 2017 venga de la mano de la recuperación de la economía, de la recuperación del empleo y de consolidar esta baja de la inflación que arrancó en la segunda parte del año.

–En tanto la economía no despegue como han anunciado hasta ahora, ¿cuál es el margen que le queda al Gobierno para mantener la negociación política y el armado electoral del año próximo?

–Nosotros estamos convencidos de que la economía va a recuperarse y que, después de cinco años de estancamiento, la Argentina se va a poner de pie, el sector productivo va a generar empleo y la inflación va a consolidar este sendero a la baja. Nosotros lo decimos siempre, el Presidente lo ha planteado en más de una oportunidad con todas las letras: si nosotros no podemos cumplir con nuestro principal objetivo de gobierno que es reducir drásticamente la pobreza habremos fracasado al final de nuestra gestión.

–Cuando el jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció los cambios en Economía habló de descoordinación en el equipo. El flamante secretario de Hacienda, Nicolás Dujovne, había escrito en el diario La Nación que uno de los problemas era la atomización del gabinete económico. ¿No es una contradicción hacer un desdoblamiento de Hacienda y de Finanzas?

–Yo creo que no, porque en la medida que podamos consolidar un equipo y una forma de gestión estaremos facilitando el proceso de coordinación del Gabinete. Yo creo que estos cambios tienden a eso, a fortalecer al equipo.

–De todos modos, ¿no cree que este desdoblamiento no busca también corregir fallas en la política económica?

–(Silencio inicial) Nunca vamos a decir que somos perfectos e infalibles. Todos estos cambios son con la intención de mejorar la articulación entre los distintos Ministerios, con Jefatura de Gabinete, y con el liderazgo siempre del Presidente. Estos movimientos intentan ir hacia una mayor consolidación del equipo.

–Antes del debate de Ganancias, el ministro Peña había advertido que muchos convenios colectivos estaban atrasados. ¿Evalúan la posibilidad de avanzar en una batería de reformas laborales para el año próximo?

–Yo creo en la obsolescencia de muchos convenios colectivos de trabajo que corresponden a otras épocas y otros contextos. Es algo compartido por muchos dirigentes gremiales. Lo que tenemos que ver es cómo lo actualizamos y que sea en beneficio de los trabajadores y de la generación de empleo. Es el gran desafío. Y encontramos muy buena predisposición con los representantes de los trabajadores para sentarnos alrededor de la mesa. También con el sector empresario. Para analizar y ver cómo mejoramos las condiciones de competitividad y productividad en todos los sectores de la economía, cómo generamos más inversiones. En eso somos todos socios. Con el objetivo de reducir la pobreza. Por primera vez en décadas el gobierno eligió el camino adecuado y no un atajo. Tenemos que ir por el camino correcto que es agarrar sector por sector y ver qué cosas se pueden hacer para mejorar la producción y que el trabajo argentino sea más competitivo que el trabajo que se hace en el resto del mundo. Y la verdad es que estamos encontrando mucho acompañamiento en esta visión por parte de los distintos sectores de la política.

–¿Cómo comunicar una reforma en los convenios colectivos de trabajo sin que eso sea percibido como una reforma laboral?

–Si llegamos a un acuerdo en ese sentido, será de la mano de los representantes de los trabajadores. Un acuerdo en función de mejorar las condiciones del empleo y de generar trabajo. No veo un problema, veo una gran oportunidad.

–¿Eso se va a dar en el marco de la Mesa de Diálogo?

–Eso se está dando en la Mesa de Diálogo. Estamos discutiendo distintas políticas para la generación de empleo. Una obsesión del Presidente es generar empleo de calidad en la Argentina.

-La semana pasada la gobernadora María Eugenia Vidal se mostró con el ex presidente interino Duhalde y otros dirigentes de la ortodoxia del PJ. Estuvieron todos, menos el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. ¿La idea es generar un acercamiento con el peronismo pero sin su principal impulsor?

-El PRO y después Cambiemos siempre tuvo entre sus filas a dirigentes peronistas, no es algo nuevo. En general entendemos que es muy importante ser muy generosos con el poder que ejercemos y ampliar la base de sustentación política mientras consolidamos nuestro espacio, mientras lo fortalecemos. Creo que es una buena idea ampliar esa base de sustentacion y convocar a todos aquellos que quieran una transformación.

-El gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, dijo que la Cancillería no ayudaba cuando dudaba sobre la detención de Milagro Sala. ¿Cuál es su posición?

-Creo que lo importante es que la Comisión de Derechos Humanos que está en Washington tiene su idea sobre lo que ocurre en Jujuy en base a distintas fuentes. Creo que el gobernador hacía alusión a una de estas fuentes. Por eso es tan importante que la ONU conozca de primera mano lo que pasa en Jujuy legislativo.

-El Presidente llamó impostor a Massa cuando estalló la crisis de Ganancias. Muchos consideran que entre ambos no hay retorno. ¿Piensa lo mismo?

-El Presidente estaba muy preocupado y quizás dolido también por la decisión en su momento de Massa de apoyar un proyecto irresponsable. Yo rescato el final de la película donde Massa recapacitó y trabajó junto a nosotros para convertir una mala noticia en una buena noticia para los inversores.

-¿Cómo evalua el comportamiento del kirchnerismo en la negociacion que ha mantenido en el Congreso como oposición? ¿Qué reacciones lo sorprendieron y cuáles generaron su rechazo?

–En líneas generales el kirchnerismo ha votado en contra de los proyectos del oficialismo. Nosotros siempre apostamos al diálogo y al consenso, y eso se vio reflejado en la notoria cantidad de leyes que el Congreso ha sancionado.

–¿Prepara un recambio de funcionarios y secretarios en su cartera? Muchos dan por confirmada la partida de Daniel Chain…

–Estamos trabajando en una reestructuración del Ministerio que todavía no se terminó de definir. No descartamos la posibilidad de hacer cambios. Sería raro que en un año no encontremos cuestiones para mejorar la gestión.

-El año próximo, ¿se imagina en su puesto o es posible que sea candidato?

–El año que viene tenemos el desafío de continuar con las obras públicas, las urbanizaciones de los barrios más humildes y las más de 70 mil viviendas que están en ejecución. Voy a continuar recorriendo el país llevando el mensaje del Presidente a todas las provincias. Con mi equipo estamos enfocados en la gestión y en resolver problemas concretos. Y un año electoral, el ritmo de trabajo y de compromiso lo vamos a intensificar. «