Frente a un escenario de elecciones desdobladas en gran parte del país, el gobierno puso en marcha una urgente mesa de negociaciones para armar el rompecabezas de la oferta electoral de Cambiemos en un año clave para la potencial reelección de Mauricio Macri.  

La decisión de mantener un calendario febril que estará signado por una decena de comicios provinciales es casi inevitable para la Casa Rosada luego del rotundo naufragio legislativo de la reforma electoral que diseñó el oficialismo y que apuntaba también a administrar su relación con la Unión Cívica Radical.

Las rispideces con el partido que conduce el gobernador mendocino Alfredo Cornejo tuvieron su último pico de tensión la semana pasada durante la reunión que convocó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, para abordar las diferencias. Fue luego de la pérdida de un sillón en el Consejo de la Magistratura, originalmente destinada al diputado radical y titular del interbloque de Cambiemos, Mario Negri.

Esa cumbre se concentró en dos preocupaciones urgentes para la UCR: el armado de listas para disputar la provincia de Córdoba, gobernada por el peronista Juan Schiaretti, y la convivencia en Buenos Aires, administrada por la macrista María Eugenia Vidal, que tiene como vicegobernador al radical Daniel Salvador.

En ambos casos, la relación entre los dos mayores socios del oficialismo pasa por la estrategia electoral. En Córdoba, el radicalismo está tan divido como el PRO para definir un candidato a gobernador que compita con Schiaretti, lanzado a buscar su reelección el año próximo. En Buenos Aires, la mayor incógnita pasa por el posible desdoblamiento de los comicios para gobernador de las presidenciales, un punto que entusiasma a los radicales y a Vidal, pero que la Casa Rosada prefiere eludir.

Para resolver la incógnita bonaerense cerca de la gobernadora apuntan a un desenlace de la discusión recién para febrero del año próximo.

En el caso cordobés los tiempos corren por cuenta de una administración del peronismo dialoguista, de excelente relación con Macri, que ya estableció fecha para los comicios ejecutivos -el 12 de mayo- en los que Schiaretti disputará su reelección.

Frente a ese escenario, Cambiemos no tiene un candidato de consenso, sino una disputa sorda entre radicales con macristas y también en su propio espacio. En la UCR la pugna es protagonizada por Negri y su histórico antagonista, el intendente de la capital provincial, Ramón Mestre, que exigió la realización de internas en Cambiemos, para un distrito que no tiene Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Su prédica, reforzada como titular de la UCR provincial, ya derivó en la decisión de realizar una interna entre los partidos de Cambiemos el próximo 24 de febrero.

A la competencia entre los dos radicales, se suman las cuitas del macrismo, protagonizadas por el diputado nacional y ex árbitro, Héctor “La Coneja” Baldassi, y la senadora nacional (ex UCedé) Laura Rodríguez Machado.

El panorama se completa con las aspiraciones del exembajador argentino en Ecuador Luis Juez. El exintendente cordobés por el Frente Cívico -el sello que sigue liderando- ahora es funcionario del Ministerio del Interior conducido por Rogelio Frigerio.

Salvo Rodríguez Machado, los demás competidores se reunieron este jueves en la Casa Rosada, convocados por el jefe de Gabinete quien los recibió acompañado por Frigerio; el secretario de Interior, Sebastián García De Luca; el titular del Consejo Nacional del PRO y senador por Misiones, Humberto Schiavoni; y el diputado nacional y titular del bloque PRO en la Cámara baja, Nicolás Massot, oriundo de Córdoba y uno de los armadores de Cambiemos en esa provincia. Por la conducción radical, junto a Negri y Mestre también asistió Cornejo.

El debate sobre las internas cordobesas para Cambiemos no fue saldado: Peña reclama definir al candidato por las encuestas y eludir esa disputa, un punto compartido por Negri y Baldassi, pero resistido por Mestre y transitado con ambigüedades por Frigerio, que no descarta la interna, pero la admite sólo cuando la diferencia entre los candidatos “sea sustancial”.

Los márgenes de esa disputa también están definidos por los tiempos. Quienes se oponen a la interna cordobesa sostienen que sólo está separada por dos meses de la elección: un tiempo insuficiente para el desarrollo de la campaña y una desventaja que, según sospechan algunos aspirantes cordobeses de Cambiemos, beneficiaría a Schiaretti. Cerca del mandatario cordobés afirman que el «Gringo»  tiene una ventaja de 20 puntos en la intención de voto sobre Negri. En el radicalismo sostienen que esa brecha no supera los 7 puntos, pero esa desventaja pesa menos que la preocupación de un beneficio velado para uno de los mayores referentes del peronismo dialoguista.

Con esa herida abierta, la negociación continuará el próximo miércoles en la capital cordobesa. Será sin funcionarios nacionales, en una mesa de arena para una provincia que no tiene elecciones locales de medio término, sino que elige cada cuatro años todos sus cargos electivos. En ese marco, la pugna por los municipios también juega, pero especialmente como una moneda de cambio para la Casa Rosada que intentará evitar la interna con una fórmula “de consenso”, donde Macri prefiere a Baldassi sobre Negri. Aún así, dicen que ambos recelan tanto de Schiaretti como de Frigerio.