–Pará, pará, en este teléfono no. Busco uno seguro y te llamo.

El comisario que trabaja en el partido de San Martín miente. Jamás devolverá la llamada. Está nervioso porque sospecha que alguien escucha la conversación. No es el único. Muchos altos mandos de la Bonaerense se sienten «perseguidos» por la nueva conducción. Por eso llaman a los antiguos jefes, hoy retirados, para pedir consejos. Los viejos comisarios les piden paciencia. Pero saben que la fuerza más numerosa de Argentina está fracturada.

«Bressi es un híbrido. Hoy en la Policía no se toman decisiones con autoridad. Le están vendiendo humo a la gobernadora. Esto se lo debemos a Matzkin», confió un ex jefe operativo.

«La gobernadora –señaló un comisario de La Matanza– es custodiada por la Metropolitana, no confía en su propia fuerza. Acá venden que si te metés con la Bonaerense te riegan de muertos la provincia. Y eso es mentira. A esta chica la votaron porque parecía Heidi pero si no se ponen a trabajar, el año que viene se va a parecer a Doña Clotilde, La Bruja del 71.»

Sobre la presunta falta de claridad en la toma de decisiones, un oficial de Campana, que trabaja en la rama seguridad, explicó: «Desde el verano quieren sacar al jefe pero si lo hacen muestran debilidad. Todos tienen miedo, los sobres no los quieren recibir, entonces los jefes departamentales no saben qué hacer con la plata, sobre todo después del quilombo de La Plata.»

Respecto de las sospechas sobre Bressi y sus vínculos con la recaudación del narcomenudeo, un ex jefe de la Bonaerense consideró que “en algunos distritos la política es socia del narco. Es así. Pero la diferencia es que Arslanian y Stornelli jamás pidieron plata de ese palo. Ahora no te puedo decir lo mismo. El jefe de la Policía era Néstor Larrauri pero Matzkin y Granados, que están seguros que van a volver a manejar la provincia, promovieron a Bressi. Ahora, me pregunto, ustedes los periodistas, ¿saben quién es Montan? Es uno de la banda de Bressi, averiguá sobre ese muchacho.»

El comisario Pablo Javier Montán ya fue mencionado por este diario. Es del riñón de Bressi. Las fuentes consultadas –judiciales y policiales–así lo señalaron.

«La banda de Bressi –reveló un ex miembro del grupo– son Skalla en Lanús, Montan en La Matanza, Quintana en Enlace Aeroportuario, Okursati en Quilmes y De Santis en Dolores. Todos de narcotráfico. Si estudiás en el tiempo encontrás que giraron entre La Matanza, Quilmes, San Martín y Esteban Echeverría.»

Según las fuentes, a este grupo lo manejan los «liceístas» como Bressi, Montan y Skalla. «Liceísta –ilustró un profesor policial– es aquel joven que entró en el Liceo Policial y luego continuó la carrera en la escuela Juan Vicetich. Al Liceo se ingresa desde los 12 0 13 años. Cuando terminan, a los 17 o 18, pasan al segundo año de escuela de policía. Cursan un solo año.» Estos oficiales se diferencian de los Vucetich puros en sus métodos.

Así lo explica un comisario de Lomas de Zamora. «No sé si una guerra pero que los liceístas se creen superiores y arman logias… ni lo dudes. Son caprichosos. Les dicen ‘huérfanos’, los joden con que los padres los abandonaron en la infancia.»

Respecto de Pablo Javier Montan, un vocero judicial de Lomas de Zamora, recordó un caso de 2003 que tuvo al grupo operativo de la Delegación de Narcocriminalidad y Delitos Complejos de ese distrito como protagonista.

«Dos hermanos de apellido Gómez –narró la fuente, que participó en la investigación del caso– son interceptados por este grupo en Lanús. Los llevaron a la dependencia y los mantuvieron varios días retenidos. Les hicieron firmar boletos de compra y venta de una casa y un auto. Sospechaban que los Gómez habían robado 700 mil dólares de una joyería en Capital y los quisieron mejicanear. La plata para que los larguen la llevó un amigo de los ‘detenidos'».

Por ese hecho cayeron muchos policías. Entre ellos, el titular de la delegación, José Alberto Hernández. Pero el vocero judicial mencionó que otro de los involucrados fue Montan. «Era un oficialito y declaró lo mismo que todos. Mintió en que había estado en una reunión que jamás había ocurrido. El dato lo teníamos en escuchas pero no fue procesado.» En esa causa también estuvo involucrado De Santis.

Por su parte, el subcomisario Ariel Skalla acompañó al ministro Cristian Ritondo en el Consejo Provincial de Seguridad Pública que se realizó a fines de abril en Mar del Plata. En el panel fue presentado como especialista en narcotráfico y crimen organizado. En rigor, el jefe de narcotráfico es Carlos Fuentes, pero distintas fuentes policiales señalaron a Tiempo que la estrategia de la cúpula fue enviar a Skalla «para empezar a posicionarlo aunque no sepa nada de narcotráfico».

La interna policial está latente. Quizás se trate de antiguos rencores liceístas. Lo único que parece ser cierto es que, como confesó un oficial entre medialunas de manteca y café, «la cabeza es una sola: Bressi. Los otros andan cortando boleto con la tranquilidad de que no les pasa nada.» «