Los días de Tita Merello siempre fueron de película. Su vida atravesó casi todo el convulsionado siglo pasado en el que se transformó en una estrella del mundo del espectáculo local. Su luz la llevó a brillar en la esfera de la música, el cine, la radio y la televisión, para llegar hasta nuestros días en los que es motivo de un nuevo homenaje, esta vez cinematográfico. 

Yo soy así, Tita de Buenos Aires (protagonizada por Mercedes Funes y acompañada por Esther Goris, Damián de Santo, Soledad Fandiño, Mario Pasik, Enrique Liporace y Andrea Pietra, entre otros) es el nuevo film de Teresa Costantini, que llegará a las salas el próximo jueves. La lupa de la realizadora se mete en la vida y obra de Merello, recreando situaciones ligadas desde su más tierna edad, sus orígenes humildes, su salto a la fama y sus amores no correspondidos hasta un momento trascendental de su vida que marcará un antes y después. 

«Siento que fue una enorme alegría haber hecho esta película. Buscamos captar la intimidad y el tiempo de una mujer única, en un tiempo donde todo estaba por hacerse. Creo que lo logramos. Para captar ese factor tan especial del tiempo comenzamos a filmar un San Perón: el 17 de octubre del año pasado, y terminamos en diciembre, así que fue una película larga porque hay mucha recreación de diferentes épocas, lo cual nos llevó también a tener en cuenta las dificultades que podían aparecer con varias situaciones temporales que presenta la película. Así que tengo que decir que más allá de lo intenso del rodaje, todos nosotros trabajamos con mucha felicidad», aclara Costantini. 

La película de Tita encontró su puntapié inicial en una propuesta teatral basada en la vida de Merello, que parecería haber constituido todo un mensaje en sí mismo. «Hace unos años fui a ver a Virginia Innocenti al teatro y justo ella estaba haciendo un espectáculo sobre Tita –recuerda Costantini–. A mí me conmovió el show y me dije: ‘Esto puede ser una película’. Más tarde fui a ver a Nacha (Guevara) con una propuesta que también tenía una temática similar, así que comencé a fantasear más seriamente con la idea de hacer una película. Hasta que un día decidí que debía concretarla y comencé a escribir el guión, que en un principio era gigante y por eso debimos achicarlo. Ahí, en la escritura, sentí que se me metía algo muy atractivo porque percibía que Tita me invadía positivamente». 

La vida de Tita atravesó casi todo el siglo XX y no se ahorró sobresaltos. Pero fueron sus orígenes lo que más conmovió a Costantini: «Me emocioné con sus primeros años de vida. Tita fue abandonada en un asilo por su madre porque no tenía medios para sostenerla; era analfabeta y se fue al campo para trabajar. Esos aspectos me sensibilizaron de tal forma que no quise dejarlos afuera de la película. Tita comenzó a cantar por hambre y al mismo tiempo a ser tenida en cuenta, más allá de sus lindas piernas y los lugares turbios en los que cantaba, como una cantante. Así llegó a los grandes salones y a la alta sociedad para más tarde convertirse en una gran actriz dramática». 

En el análisis de la vida de Tita, Costantini se hace una pregunta que bien deja por sentado a la figura del film: «¿Qué otra como Tita hay en la historia del país? ¿Quién como ella padeció tanto y al mismo tiempo se reinventó en varias oportunidades? Creo que su vida tiene todos los ingredientes para un inmenso melodrama, inclusive tuvo la desdicha del amor. Sin embargo ella se reinventaba, volvía a parirse. La película deja en claro esas situaciones que tienen que ver con la Tita más íntima, sin dejar de lado a la Tita cantante, actriz, artista». «

Mercedes Funes, la elegida

Para Mercedes Funes, meterse en la piel de Tita Merello fue una experiencia que difícilmente pueda olvidar. Interpretar a la figura central del film le demandó un proceso de construcción del personaje que se llevó gran parte de su tiempo durante todo el año pasado para luego sumarse a una extensa filmación. En el medio vio películas míticas de Tita –encontrar algunas le demandó un gran trabajo de investigación– que le resultaron vitales para aprender a moverse, hablar y sobre todo a cantar como la Merello. «Cuando Teresa me hizo llegar el libro me apasioné y me lo devoré –detalla Funes–. Pero también se trataba de una propuesta que pedía mucho de uno. Hice el casting y por suerte pude con eso, pero también tuve que investigar muchísimo mi rol. Yo conocía a la Tita de la TV, que no iba a ser la de la película, así que fui a encontrarme con su cine de la época de oro. Vi sus películas más emblemáticas, escuché sus temas más característicos, tuve que aprender a cantarlos y terminé encontrándome con una artista única y diferente. En definitiva, se trata de un ser muy sufrido pero que supo reconstruirse en la artista maravillosa que todos conocemos. Representa un ícono no por casualidad y es por eso que la seguimos recordando actualmente».