Tevez. La gran figura de un superclásico inolvidable. Tevez. La diferencia entre este Boca que se fue del Monumental con un 4 a 2 que parece categórico pero que tuvo en Carlitos a la única gran diferencia. Tevez. La viveza del potrero para empatar primero el partido 2 a 2 y la calidad del crack para volcarlo a favor de su equipo con la exquisita definición del 3 a 2. Tevez. Siempre Tevez. Otra vez Tevez .. .

El River – Boca fue de los mejores de los últimos años. Por ambicioso, por intenso, por lo cambiante e incierto del resultado, por la inteligencia con la que se trató de jugar, por el roce honesto.

Boca empezó mejor y se puso en ventaja con una buena definición de Walter Bou, el goleador silencioso, después de una buena maniobra individual de Tevez. En trámite parejo, de ida y vuelta pero sin grandes intervenciones de los arqueros, River impuso su juego desde la inteligencia de Andrés D´Alessandro, que no sólo le ganó la pulseada clave a Gago en la mitad de la cancha sino que además se tiró con criterio a los costados para generar desde la derecha o desde la izquierda, con Nacho Fernández o con el Pity Martínez, todos los intentos ofensivos del equipo de Gallardo. Así llegó la igualdad de Driussi luego de un error grosero de Peruzzi y enseguida pasó al frente con un cabezazo de Alario.

En el análisis global del primer tiempo, Ponzio rompió el circuito de juego de Boca que debería haber nacido en Gago y D´Alessandro se ocupó de hacer jugar a los suyos. Así empezó también el complemento, con un River que amenazaba con liquidar el duelo temprano, ante un rival que aparecía con Tevez como la única esperanza.

De esperanza también se vive, puede decir Boca. Sobre todo si la esperanza tiene sustento y recibe ayuda. El sustento suficiente fue el Apache. La ayuda inexplicable fue la decisión de Gallardo de sacarlo de la cancha a D´Alessandro a los 13 minutos del complemento, cuando, cansado y todo, en los pies del Cabezón era donde River encontraba la tranquilidad y el criterio. Todavía no había terminado la ovación de los hinchas Millonarios hacia el ídolo que se vuelve a Brasil cuando apareció Tevez.

De un rechazo defensivo y un pase azaroso de Bou, Carlitos se aprovechó de una flojita salida del arquero Batalla y definió con justeza ante el cierre de Maidana. Era empate y ya no había más energía. El resultado abierto y la intención de los dos equipos de querer ganar el partido, mantenía al superclásico en un alto nivel de emoción. Aunque faltaba lo mejor.

Lo mejor llegó al ratito. Fue el tercer gol de Boca, esos que no olvidan quienes lo disfrutan ni quienes lo sufren. Una definición perfecta de Tevez, desde afuera del área, que se metió entre el travesaño y el palo izquierdo de Batalla. Impresionante.

De allí en más sí, Boca creció como dueño del partido. Es cierto que sufrió algún que otro susto, pero lo cierto es que se sintió ganador recién en esos últimos minutos, mientras el Monumental entero maldecía la decisión del técnico local de sacar del juego a su mejor jugador.

El cierre fue otro golazo, el 4 a 2 que nació con River metido en el área de Boca buscando un centro salvador y la salida de contragolpe de Centurión, quien dejó en el camino a Batalla tirándosela por arriba de su cabeza y la empujó después a la red.

Fue la última imagen de un superclásico inolvidable.