Los textiles de Luján esperaban escuchar soluciones del Ministerio de Producción para salir de una crisis que ya se cobró 600 puestos de trabajo y decenas de pequeñas y medianas empresas al calor de las importaciones indiscriminadas y la caída del mercado interno pero se fueron con las manos vacías.

Cabe recordar que históricamente la industria textil está entre las que se caracterizan por tener niveles de informalidad laboral y empleo precario muy altos e incluso cuentan en su haber con casos de trabajo esclavo cuyas denuncias se cuentan por centenares a lo largo y ancho del país en especial en los últimos años. 

Ayer, unos 40 dirigentes del sector se acercaron  a la sede de la Cámara Textil de esa localidad bonaerense, donde estaba previsto que la cartera a cargo de Francisco Cabrera diera a conocer medidas puntuales para frenar los despidos, que ya son 600 en las industrias locales y de las zonas aledañas.

Los empresarios se sentaron a escuchar a los enviados del Ministerio con una atención que con el paso de los minutos se fue transformando en impaciencia y terminó siendo bronca. Una hora después del comienzo, el malestar interrumpió finalmente la exposición y dio paso a las quejas más o menos airadas de los presentes.

El presidente de la cámara lujanera, Rodolfo Bianchi, contó que como toda propuesta los técnicos de la dependencia oficial ofrecieron el mentado plan de reconversión que rechazan prácticamente todos los sectores de la producción.

“Teníamos expectativa de oír políticas para frenar las importaciones e incentivar la demanda interna pero mandaron gente a explicar un plan rebuscado de transformación”, explicó el industrial. “Pensamos que iban a venir con algo importante pero terminaron mandando a dos personas que tuvieron que terminar antes porque se dieron cuenta de que los problemas que tenemos son mucho mayores”, agregó.

Pese al enorme impacto que está sufriendo el empleo del sector, Bianchi asegura que “hace tres meses” que las autoridades tanto de Producción como del Ministerio de Trabajo no atienden llamadas telefónicas de las pymes de Luján y alrededores y que la iniciativa fallida de ayer obedece a gestiones del intendente local, militante del PRO, Oscar Luciani. “Se comprometieron a venir cada tres meses y hace nueve que no viene nadie”, lamentó el empresario textil, quien reforzó la crítica “(la última vez que hubo una visita oficial) en junio nos mintieron, nunca hicieron nada por el sector. En enero las importaciones fueron récord y declaramos la estrategia textil, pero tampoco están escuchando”, señaló.

En condiciones normales, enero y febrero son meses malos para la industria textil, que recién experimenta un alza a partir de marzo. Este año la teoría está seriamente en discusión porque a esta altura del mes las cuentas no arrojan indicio alguno de repunte. La recuperación, definió Bianchi, “se está dilatando como el segundo semestre y el tercer semestre”. El panorama se complica todavía más si se considera el tarifazo que empieza a regir en abril: “muchas empresas van a cerrar y ya están cerrando. Hay 103 pymes, 4300 empleados directos y 580 despidos. Esto no va a parar porque se produce un efecto dominó debido a que no hay mercado interno y a que no se puede competir con Asia”, concluyó.

Al encuentro de ayer asistieron alrededor de 40 empresarios textiles, pero también otros de la producción de cerámicas, de la metalmecánica, de las factorías de cajas de cartón. La propuesta del gobierno cayó sin diferencias de rubros. Entre los asistentes fue unánime la posición de que los despidos no pueden ser absorbidos en otro lado, en orden con la transformación que propone Cabrera.

El plan de reconversión que explicaron los técnicos del Ministerio contempla que una empresa en crisis, por caso una textil, puede despedir gente si se compromete a gestar un proyecto alternativo en cuyo marco podrá contratar a personas registradas en un “banco de desocupados”. El Estado facilita financiamiento para el proyecto alternativo de 500 mil pesos por trabajador y se hace cargo del pago de nueve salarios mínimos por cada contratado.

La propuesta recibió el fuerte rechazo de los presentes en Luján porque “no hay otro rubro que vaya bien al que se pueda orientar una producción” alternativa, explicó Bianchi. “Les dijimos que no hay proyectos viables en estas condiciones. Después de escuchar la primera hora el clima se caldeó y todos se enojaron. No te pueden venir a plantear un proyecto sobre la base de despidos”, concluyó Bianchi.