Suele decirse que los éxitos son de naturaleza indiscutible, pero mucho más cuando permanecen en el tiempo, sobre todo cuando generan una especie de atracción inevitable en múltiples audiencias. El caso de Toc Toc, la comedia dirigida por la siempre vital Lía Jelín,  representa un caso paradigmático, una instancia singularísima que el próximo enero celebrará su décima temporada teatral.

La obra escrita por el francés Laurent Baffie debutó en Buenos Aires una década atrás para despertar una catarata de risas y de esa forma construir su propia leyenda. La trama gira en el contexto de un consultorio médico, donde un grupo de individuos con claros signos de sufrir de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) se reúnen en una sala de espera aguardando el turno que los lleve a encontrarse con un psicólogo. Mientras lo esperan emergerán los diferentes tocs de cada uno de ellos; todos comportamientos que transitan patologías que no rozan la locura pero que se le parecen bastante.

Mucho del éxito que hoy ostenta la obra se debe a la construcción heterogénea de personajes moldeados por una directora como Lía Jelín (que supo de éxitos notables en el pasado cercano como Juan Moreira Supershow o Monólogos de la vagina, entre muchísimos más), verdadera factótum de una propuesta que en su momento supo ser bastardeada por varios productores teatrales locales. Como muestra que nadie es profeta en su tierra, fue ella quien primero hizo triunfar a Toc Toc en México, dándole a esta propuesta un tinte local delirante y social, casi un mapeo de personajes cercanos a la psicosis, donde resulta imposible no sucumbir al tándem de la reflexión y la risa.

Con 85 años más que vitales, encontrarse con Jelín para conocer mucho de lo bueno que significa un éxito como este es hacerlo en medio de los preparativos por el nuevo desembarco de la obra en la avenida Corrientes (estrena este viernes en Multiteatro). El estrés no la domina porque se trata de una propuesta que «camina sola», dice en su encuentro con Tiempo. «Personalmente había enterrado a Toc Toc porque pensaba que 2019 era el último año. Es una obra que dio muchas satisfacciones, a los actores les dio muchísimo dinero y a los productores también, así que me pareció que todo había sido sorprendente. Fue una obra importante durante todo lo que duró, inclusive cambió mucho de actores. Pero lo importante es que a mí me pareció que había terminado a los nueve años, pero cuando me dijeron que volvía para un décimo año me pareció que podía ser un peligro», aclara la directora abriendo el juego de cuestiones íntimas alrededor de la obra.

Sin embargo, forzar una situación puede derrumbar todo lo construido durante todos estos años, algo que a los productores y a la misma Jelín les pareció bueno desafiar con una nueva puesta en escena de Toc Toc. «El que no se arriesga no llega, porque cada obra de teatro es un riesgo», aclara la directora. Y sigue: «El año pasado estrené dos obras. Una de ellas era No a la guita y la otra fue Buena presencia, propuestas donde la gente aplaudía de pie. Sin embargo no duraron lo que dura esta obra en cartelera».

A la hora de atribuirle un factor a semejante éxito, Jelín sostiene que lo fundamental de la permanencia se debe al haber intervenido el texto original de tal forma que todo decantó en una nueva propuesta. «Yo lo atribuyo a una lectura del texto para luego desde ahí encontrar ese algo. Un día Sebastián Blutrach me dijo que su madre le había mandado la obra. Me puse contenta porque era un texto que quería leer pero que yo no encontraba por ningún lado. ‘Es una mierda, Lía’, me dijo Sebastián después de haberla leído (risas). Bueno, pero yo le pedí leerla de todos modos para ver qué me pasaba con eso. Al hacerlo me vuelvo completamente loca, porque esa obra tiene una temática que va más allá de la ambición, el amor, la traición, y todos los temas shakespereanos y del teatro griego. Lo interesante de la obra más allá de hablar de enfermos es su tema, porque se pone en el escenario algo que no era habitual, y eso tiene mucho que ver con la empatía. Por eso tiene tanto éxito, porque la gente se siente identificada».

La clave singular pasó entonces por la adaptación y la puesta en escena, algo en lo que intervino también el marido de la directora, generando un tándem notablemente creativo. «Jorge Schussheim es mi esposo, y al leer el guión le pareció genial. Inmediatamente se puso a adaptarlo, después se lo pasamos a Sebastián y no le gustó otra vez. Entonces mandé la obra a México y a las dos semanas me llama el productor de allá para decirme: ‘Venite a México que tengo el elenco’. En las primeras funciones allá, la gente se tiraba al suelo de la risa. Después fue a México Carlos Rotemberg, que al llegar pregunta cuál es la obra rompe records en el país y le dicen que es Toc Toc. Al verla se queda deslumbrado, entonces llega al hotel, lo llama a Bruno Pedemonti y le dice: ‘Vi una obra extraordinaria, se llama Toc Toc‘ (risas). Lo loco es que Rotemberg no sabía que la había dirigido yo, inclusive. A partir de ahí la hicimos acá, pero volviendo a tu pregunta, lo que se sacó mucho fue hojarasca, porque a los franceses les gusta mucho hablar. Se dejó la esencia misma nada más, porque es una obra originalmente muy hablada y hasta aburrida. Lo que tengo que decir es que en Francia tampoco duró mucho, pero donde se utilizó mi puesta duró bastante».

Una obra como esta, que hace foco en diferentes patologías mentales, llevó a Jelín a investigar sobre diferentes disfunciones para luego trasladarlas al escenario. «Lo que descubrí es que hay en la obra mucho de Sartre y Beckett. Después comencé a trabajar con cosas de un gran neurólogo como Oliver Sacks para entender y estudiar los tocs. Con todo eso traté de rescatar el dolor, porque si no hay eso no hay humor. La obra ahonda en un zigzag entre el dolor y el humor. Al principio venía gente con tocs, inclusive».

Otro de los factores con los que trabajó la directora giró en torno a las explicaciones que le ofreció a cada uno de los actores para interpretar cabalmente a sus personajes. «En México me decían directamente que esas enfermedades no existían. Entonces llamé al director del Instituto Obsesivo Compulsivo para que les diese una clase sobre eso que no creían pero que existía, y les expliqué a cada uno de los tocs y las terapias que se hacían. Por ejemplo, a los que limpiaban mucho los llevaban a un baño público a limpiar un inodoro. En Argentina les expliqué a los actores algunas particularidades de la actuación, pero también recuerdo que ninguno de ellos creía que esto iba a ser un éxito».

A la hora de establecer lo mejor y no tanto de una instancia como Toc Toc, Jelín se despacha sosteniendo que «lo bueno fue que esta obra sigue siendo una experiencia para todos, y siempre dentro del contexto de un teatro corporal como el que yo hago. Y lo no tan bueno fue que algunos actores se quedaron afuera de eso, me refiero a que venían al teatro, hacían sus cosas, pero no estaban involucrados. En un momento le dije a una actriz que no podía caminar por el escenario como cuando paseas al perro, porque la trama te indica que estás en un consultorio donde estás sufriendo. A veces las devoluciones eran tomadas bien y otras directamente resultaban ignoradas. A veces pienso que esta obra a varios les comió la interioridad, entonces sólo buscaban la risa. De nuevo, la risa es un veneno».

Durante estos diez años pasaron múltiples actores para encarar a alguno de los personajes de la obra. Pero más allá de los cambios, la obra gozó de una continuidad que sobrepasó a sus protagonistas. «Esta obra tiene una estructura de hierro», dice Jelín. «Ahí intervienen el texto, la puesta y lo que pasa con eso, porque mi experiencia me indica que cuando eso pasa la emoción se proyecta hacia el espacio escénico. Cuando esas tres cosas van juntas se produce una fuerza expresiva que no se pierde. El cuerpo manda, siempre».  «


¿CUÁNDO?

Toc Toc: 10° temporada. Dirección: Lía Jelín. Actúan: Claudio da Passano, Daniel Casablanca, Rita Terranova, Malena Figo, Natacha Córdoba, Diego Freigedo y Gabriela Grinblat. Funciones: miércoles, jueves y viernes a las 21. Sábado a las 20 y 22:30. Domingo 20:30. Desde el 3 de enero en Multiteatro, Av. Corrientes 1283.


Una película fallida
Toc Toc nació formalmente como pieza teatral de la mano del dramaturgo francés Laurent Baffie. La obra debutó en 2005 en Francia, pero mucho más no sucedió con ella en el país galo. No fue hasta que Lía Jelín adaptó la trama original de tal forma que terminó transformándose en un suceso notable de público primero en México, luego Argentina y posteriormente en España. Fue en ese país donde productores ibéricos llevaron la trama al mundo del cine con resultados dispares, algo que muy bien la directora se encarga de dejar en claro: “La película es una cosa vacía: es mala. Es muy mamarracho, inclusive se nota que los actores se hacen deliberadamente los graciosos. Si hay algo que no puede suceder en esta obra es buscar la risa, porque la risa ya está implícita, no necesitás hacer reír. Como ejemplo de eso siempre vamos a tener a Chaplin, un tipo que nunca se hizo el gracioso y te hacía reír de todas formas. Bueno, volviendo al tema de la película, inclusive se eliminaron cosas y le agregaron otras que hacen de lo que sucede en pantalla algo totalmente banal”.
–¿Con nueve años de suceso sin cortes en la avenida Corrientes, Laurent Baffie vino a ver la puesta en Buenos Aires?
–¡Ni vino! Me dijeron que es un tipo insoportable. Ni siquiera fue a verla a México, una ciudad que le queda más cerca que Buenos Aires (risas). Evidentemente, que su obra persista tanto tiempo es algo que no le interesa. Lo interesante es que muchos miles de espectadores piensan lo contrario.