Los trabajadores de Kimberly Clark realizarán un «papelazo» en Plaza de Mayo desde las 11 de la mañana de este martes. El objetivo es dar a conocer una carta dirigida tanto a Alberto Fernández como a Axel Kicillof, futuros presidente y gobernador de Buenos Aires, respectivamente, en la que proponen un plan para reabrir la fábrica.

En el texto, los trabajadores solicitan ser recibidos por ambos mandatarios electos a fin de poder darles a conocer una propuesta para poner en marcha la planta, cerrada desde el 26 de septiembre con la consecuencia de otros 214 puestos de trabajo industriales perdidos en el Gran Buenos Aires.

La propuesta de los trabajadores se basa en que la planta, ubicada en Bernal, partido de Quilmes, «se encuentra en perfectas condiciones para producir y cuenta con materia prima e insumos y los trabajadores especializados», según Walter Relañez, delegado del personal por el sindicato de Papeleros.

«Podemos realizar productos económicos para hospitales, colegios, centros administrativos gubernamentales y comedores escolares», agregó. La planta de Bernal se especializa en productos para la higiene personal.

Relañez observó que la propuesta comercial que los trabajadores quieren presentar a Fernández y Kicillof es diferente a la que desarrolló la empresa: «Ellos indujeron al cierre con precios carísimos para los productos y con la venta de materia prima a la competencia», dijo.

Respecto de las afirmaciones de la empresa para justificar el cierre -la obsolescencia tecnológica de la planta y la crisis económica- el delegado gremial aseguró: «Acá no hay crisis. La Secretaría de Trabajo archivó la semana pasada el Procedimiento Preventivo de Crisis que presentaron a fines de septiembre. Pero los representantes de la empresa ratificaron el cierre en las seis audiencias en las que nos vimos. Ellos no quieren jugar ningún papel en el futuro de la planta», afirmó.

Tiempo intentó comunicarse con la empresa para consultarla sobre este escenario, pero no obtuvo respuesta.

De allí que, según el delegado, la puesta en marcha de la fábrica sólo se podrá hacer por medio de una «decisión política del Estado».

Relañez indicó que además de Kimberly Clark de Bernal, en el último mes cerraron en todo el país seis plantas productoras de papel o elaboradoras de productos en base a papel y mencionó a Convenor, de La Rioja, y Ledesma, de San Luis. «Necesitamos un paro nacional de todo el gremio», apuntó.

En una declaración del 17 de octubre, el Consejo Ejecutivo Nacional de la Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel se manifestó a favor de «la continuidad laboral» y por «la reapertura de la planta fabril». Además, reclamó que el Estado deje «de mirar para otro lado».

Kimberly Clark opera dos fábricas más en la Argentina, una en San Luis, con unos 500 operarios; y otra en Pilar, Buenos Aires, que emplea a 230 personas. Además, en su sede central trabajan otros 400 empleados.

Más ganancias con menos producción

Kimberly Clark anunció un plan de cierres a escala global en 2018, por el cual 10 fábricas serían clausuradas y se eliminarían 5500 puestos de trabajo, un 13% del total de su  fuerza laboral mundial. Como una parte de la producción será trasladada a otras firmas, la empresa cree que el resultado final será positivo para sus accionistas ya que eliminará más costos actuales que potenciales ingresos por ventas, al punto que opina que ahorrará 550 millones de dólares en el balance del año 2021.

Sindicatos de papeleros en los lugares donde están emplazadas plantas de Kimberly aseguran que el plan de cierre global es usado por la empresa para presionar para que los trabajadores acepten ajustes en sus salarios y beneficios y los gobiernos terminen por concederles subvenciones. En diciembre pasado, por caso, el gobierno del estado de Wisconsin, EEUU, le otorgó exenciones impositivas por 28 millones de dólares a cambio de que no cerrara una planta radicada allí y que emplea a 400 personas.

En junio pasado, Kimberly Clark cerró una planta en Porto Alegre, estado de Rio Grande do Sul, Brasil. En el vecino país subsisten otras cuatro plantas ubicadas en Bahia, Sao Pablo (dos) y Santa Catarina.

El resultado de este ajuste se visualiza en el balance de los primeros nueve meses de este año. Al tercer trimestre, presentado el 22 de octubre, la empresa anunció que logró «ahorros» por 125 millones de dólares por la aplicación de este plan, mientras que sus ventas «cayeron ligeramente». En el acumulado de los nueve meses, el ingreso neto creció un 60% en un año, hasta 1641 millones de dólares.